Usted está aquí: Inicio

Homilías de José Román Flecha



Lunes, 20. Enero 2025 - 11:57 Hora
DOMINGO 3º DEL T. ORDINARIO /C

JESÚS EN NAZARET

“Andad, comed buenas tajadas y bebed vino dulce. Enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios”. El gobernador Nehemías y el sacerdote Esdras invitan a la gente de Jerusalén a celebrar con júbilo la fiesta de los Tabernáculos (Neh 8,2- 10).
En la liturgia de hoy, este relato subraya la importancia de proclamar y escuchar en la asamblea la palabra de Dios. En ella encuentra la comunidad la luz del Señor y la fuerza para recorrer el camino de la vida. Con razón añade el texto: “No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza”.
Con el salmo responsorial cantamos hoy que “la ley del Señor es perfecta y es descanso del alma” (Sal 18,8).
Las palabras del Señor son espíritu y vida para todos los miembros de esta Iglesia. Para este nuevo pueblo, organizado por Dios como un cuerpo, en el que todos los miembros se complementan unos a otros (1 Cor 12,12-30).

LA MISIÓN DEL UNGIDO
El evangelio nos introduce en una escena semejante, aunque mucho más humilde. Jesús ha empezado a enseñar en las sinagogas de la comarca de Galilea, acompañado por la buena acogida y la alabanza de las gentes.
Un día regresa a Nazaret, la aldea donde se había criado. Como era su costumbre, acude el sábado a la sinagoga y se adelanta para hacer la lectura. De hecho, Jesús lee un pasaje contenido en el libro de Isaías en el que se contienen tres puntos importantes (Lc 4,16-21):
• El Espíritu de Dios reposa sobre el Mesías y lo unge para la misión. Ya sabemos que “Mesías” y “Cristo” se pueden traducir precisamente por el “Ungido”.
• La unción del Espíritu lo prepara para una triple misión: liberar a los cautivos, sanar a los enfermos y anunciar una buena noticia a los pobres.
• El Mesías es enviado a proclamar ante su pueblo la celebración del jubileo, es decir, el año de gracia del Señor y de condonación de las deudas.

El “HOY” DE LA SALVACIÓN
A continuación, Jesús añadió: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”. Los asistentes se asombraron de aquel comentario del hijo del carpintero.
• “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”. Es importate subrayar el “hoy”.
Estas palabras nos recuerdan que la Escritura Santa no es una reliquia del pasado. Es una voz que nos invita a la escucha. Es un mensaje que resuena vivo y activo para cada uno de nosotros.
• “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”. Estas palabras contienen una revelación. Efectivamente, en Jesús se cumplían las antiguas profecías. Él era y es el Mesías enviado por Dios. Su misión incluye la liberación y la sanación de toda dolencia.
• “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”. Estas palabras se cumplen también en la realidad presente de la Iglesia. Enviada por Dios, ha de hacerse cargo de los marginados, anunciar a los pobres el mensaje de su dignidad y propiciar la reconciliación universal.
- Señor Jesús, te reconocemos como el Mesías que ha sido enviado por Dios para nuestra salvación. Que la lectura constante de la Palabra de Dios alimente nuestra fe, llene de
gozo nuestra fiesta, nos lleve a compartir nuestros bienes con los demás y nos ayude a descubrirte presente entre nosotros. Amén.

LA MISIÓN COMPARTIDA

“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.
Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor”.
(Lc 4,18-19)
1. ¿Cómo pueden aplicarse a Jesús estas palabras del libro de Isaías?
2. ¿Puede decirse que también la Iglesia ha recibido esa misión que fue confiada a su Maestro?
3. ¿Por qué se acusa a la Iglesia de interferir con esta misión en los planes y proyectos de los gobiernos?
4. ¿Esa misión de proclamar el año de gracia no tendrá relación con la celebración del año jubilar?
5. ¿Tiene algo que ver esa misión de Jesús con las declaraciones de los derechos humanos?
6. ¿Por otra parte, la misión confiada a Jesús no debería ayudarnos a pensar en los deberes morales que nos competen a las personas y a las instituciones?
7. ¿Y yo soy consciente de que el Espíritu del Señor está también sobre mí para enviarme a dar testimonio de la misericordia de Dios?


Iniciar sesión