Miguel P. León Padilla
Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
Miércoles, 7. Diciembre 2022 - 19:46 Hora
Razones del "privilegio español" en la liturgia de la Inmaculada
España fue la primera nación del mundo en defender el dogma de la Inmaculada Concepción de María. En esta defensa la monarquía española se mostró perseverante, junto a nuestros más destacados teólogos, nuestros santos, nuestros más eminentes juristas, nuestros más excelsos escritores, nuestros mejores pintores, nuestras más prestigiosas universidades, colegios profesionales y cofradías.
Fueron numerosas las ocasiones, en que nuestros monarcas solicitaron al Papa que se elevara a dogma de fe este misterio mariano.
Entre los reyes inmaculistas se destacó sobremanera, por su profunda devoción y defensa de la pureza de la Virgen María, Carlos III. Fué el, quien por petición unánime de las Cortes Generales españolas, requirió a la Santa Sede que la Inmaculada Concepción fuera proclamada patrona universal de España y demás reinos de la monarquía (Hispanoamérica y Filipinas). La solicitud fue atendida por el Papa Clemente XIII, en la bula Quantum ornamenti, del 25 de diciembre de 1760.
Siete años después a instancias del mismo rey, Su Santidad concedió que se incluyese en las letanías de la Virgen, la invocación “Mater inmaculata” (14-III-1767).
Por decreto regio instituyó la orden militar de la Inmaculada, como acción de gracias por el nacimiento de su nieto, el infante Carlos Clemente. Los caballeros pertenecientes a ella Iban ataviados con un manto de seda azul celeste, bordadas en el con hilo de plata las insignias de la Inmaculada. Entre los deberes de estos caballeros figuraba su compromiso de defender el Misterio de la Inmaculada y comulgar en el día de esta fiesta o en su víspera y rezar -a diario- las oraciones marianas (obligaciones que se suprimieron en 1847, cuando se reservó para premiar servicios al Estado).
Tras un prolongado proceso, el 8 de diciembre de 1854,el Papa Pío IX proclamó como dogma de fe el misterio de la Inmaculada Concepción. Reafirmando así lo que, desde hacía siglos, ya se defendía en España y en la cristiandad, que: «El inefable Dios eligió y señaló desde el principio, antes de los tiempos, una Madre para que su unigénito Hijo se encarnara y naciese de Ella en la dichosa plenitud de los tiempos. […] Y así Ella, absolutamente siempre libre de toda mancha de pecado, toda hermosa y perfecta, posee una tal plenitud de inocencia y de santidad, que no es posible concebir una mayor después de Dios, y nadie puede imaginar fuera de Dios» (Bula Ineffabilis Deus, 8-12-1854).
En reconocimiento a la vehemente y perseverante defensa de este dogma, Pío IX ordenó que se levantase una columna conmemorativa, dedicada a la Inmaculada en la Plaza de España de Roma. Puesto que los santos padres españoles trataron -desde muy antiguo- elocuentemente de esta doctrina mariana en sus escritos. Y desde el siglo VI,
en el Breviario de San Isidoro, ya se celebra en España esta fiesta de la Concepción Inmaculada. Que alcanzaría carácter de precepto -con unanimidad del episcopado hispano- a mediados del s. XVII. Nuestros santos, le profesaron reverente devoción. Nuestros teólogos, hicieron vehemente defensa del dogma. Nuestros más elocuentes predicadores, difundieron su culto. Nuestros mejores literatos y poetas, loaron y versificaron el misterio. Nuestros pintores, acuñaron el modelo de representación artística del misterio y lo plasmaron en incomparables lienzos. Nuestras universidades y gremios, lo defendieron persistentemente: María fue inmaculada en su concepción. Nuestras gentes se saludaban piadosamente, recordándolo en cada encuentro: "Ave María Purísima - Sin pecado concebida"... Por todo lo cual (y mucho más que sería prolijo exponer aquí 
la Santa Sede concedió a los sacerdotes españoles el privilegio de usar ornamentos azul celeste en la liturgia de esta fiesta de la Virgen y su octava; así como todos los sábados en que se permita misa votiva de la Stma Virgen.
S.Juan Pablo II, en su primera visita a nuestra tierra, no vaciló en alabar el empeño español en su devota relación con la Virgen María:
"El amor Mariano ha sido en vuestra historia fermento de catolicidad; y ha impulsado a las gentes de España a una devoción firme y a la defensa intrépida de la grandeza de María, sobre todo en su Inmaculada Concepción". Ojalá, las nuevas generaciones de católicos españoles retomen el relevo en esta historia que hizo universal su fe y devoción.
Desde el s. XVIII es patrona de España y extiende su patrocinio al cuerpo de infantería del ejército español (por real orden de la Reina Regente doña María Cristina de Habsburgo), y también del Cuerpo Eclesiástico del Ejército y del Estado Mayor, del Cuerpo Jurídico, y de la Farmacia y Veterinaria, así como de innumerables localidades y corporaciones, tanto de España como de toda Iberoamérica.
Martes, 29. Noviembre 2022 - 06:50 Hora
II Domingo de Adviento (ciclo A)
1L.-La injusticia humana y la servidumbre a la naturaleza, avivan en los corazones el ansia de justicia y de armonía. El rey, para el pueblo de Israel ha de neutralizar la injusticia, y se ofrece como símbolo que anuncia un presente opaco, la esperada salvación. La llegada de un mesías davídico, que ha de hacer valer al desvalido, acabar con la injusticia y restablecer la armonía con la adversa realidad.
2L.-san Pablo alude a los conflictos dentro de la comunidad: la querella de "los débiles en la fe" frente a los "fuertes", la rivalidad entre convertidos del paganismo y los del judaísmo.
Hemos de acogernos los unos a los otros, a ejemplo de Cristo. Pablo no pide renunciar a la diversidad de opinión, sino que cada uno intente complacer a su prójimo.
Ev- El Bautista urge a prepararse, porque el Señor llega. Hay que "convertirse", un cambio de mentalidad que se concrete en un "cambio de rumbo. Quien inicia el camino de fe tiene que ir cambiando -progresivamente- su manera de andar el camino de la vida.
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