Miguel P. León Padilla
Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
Jueves, 6. Julio 2023 - 07:30 Hora
XIV Domingo TO (Ciclo A)
1ªL.- El profeta expresa su esperanza por la llegada mesiánica. Viene humilde y pacífico, es portador de la aspiración de justicia, paz universal, reinado de Dios en el mundo.
2ªL.- Pablo nos habla de «Espíritu» y «carne», es decir: dejarse guiar por las inspiraciones del Espíritu Santo o por los egoísmos y ambiciones propios. Solamente si nos dejamos guiar por el Espíritu, participaremos de la resurrección de Cristo.
Ev.- Jesús nos presenta hoy dos actitudes necesarias para poder entender y vivir su evangelio: la sencillez y el deseo de intimar con Él. Todo el que quiera recibir la revelación y comulgar en la salvación de Cristo debe revestirse de mansedumbre y humildad de corazón.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Jesús está hablando con los discípulos que acaban de llegar de su primera misión y da gracias al Padre, porque ha revelado "estas cosas" (los misterios del reino de Dios) a la gente sencilla. Los entendidos son las personas de las se esperaría una mejor comprensión del Evangelio; pero como en su autosuficiencia creen saberlo todo, Dios confunde su saber. Sin embargo, "la gente sencilla" busca, pregunta y se abre a la gracia.
A los sabios y entendidos, hoy como ayer, les es difícil comprender el misterio del Reino de Dios, autosuficientes en su ciencia son incapaces de comprender la revelación divina; creen que ya lo saben todo. Mientras lños sencillos, en cambio, se mantienen expectantes, deseosos de aprender, estan abiertos al encuentro, son receptivos, mantienen viva la capacidad de sorpresa. La sencillez del corazón nos abre al amor de Dios.
Sólo a Jesús se ha revelado el Padre en plenitud y le ha entregado todo su poder. Jesús es el único Mediador, porque es el Hijo amado del Padre y está lleno de verdad y de vida para que de él todos participemos.
Los "cansados y agobiados" son todos los que se afanaban inútilmente en el cumplimiento de las tradiciones judías y se sentían culpables. Jesús quiere ser un alivio para todos. Su yugo es el amor. No se trata de cargar con nada, sino de hacerse cargo del amor de Dios para compartirlo entre los hombres. Para el que ama, todas las obligaciones sobran, puesto que su corazón quien le dicta lo que hacer. Pero cuando falta el amor, todas las leyes son insuficientes.
Jesús es explícito, con frecuencia, las dificultades para comprenderlo, provienen del miedo que tenemos a las exigencias del amor y entonces nos justificamos.
Cuando el Evangelio se escucha con sencillez es muy fácil comprender lo que nos quiere decir. Por tanto, evitemos las complicaciones.
¡Seamos dóciles y atendamos al Señor! "venid a mi; aprended de mi, cargad con mi yugo"… él nos aliviará.
En nuestros cansancios y desalientos, en nuestro agobio y abatimiento... miremos a Cristo crucificado, vayamos ante un sagrario, abramos su evangelio; y dejemonos impregnar de su Espíritu.
El sufrimiento con Cristo, se torna redentor.
El cansancio con Cristo, se hace fructífero.
El agobio con Cristo, se vuelve alegría y serenidad.
Cristo, es nuestro alivio.
Viernes, 30. Junio 2023 - 22:32 Hora
XIII Domingo TO (Ciclo A)
1ªL.- Eliseo significa: Dios salva. Y ello es lo que su acción confirma: Dios salva de su pesar a unos padres sin descendencia, otorgándoles un hijo, reconocido como un don gratuito. La generosidad con Dios no quedará sin recompensa.
2ªL.- San Pablo relaciona el rito bautismal con la muerte de Cristo: por la inmersión ritual en el agua significamos nuestra inmersión misteriosa en Cristo, en su muerte y resurrección: "consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús".
Ev.- Jesús no nos impone una disyuntiva entre dos quereres en que haya que optar. Pide entrega sincera y coherente. Hasta donde sea preciso, y ello no quedará sin recompensa: "el que pierda su vida por mí, la encontrará". Jesús presenta la dimensión martirial de la fe.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
El bautismo consagra y transforma nuestro ser. Nos incorpora a Cristo y participamos su muerte y resurrección, así nos libera del pecado y nos vivifica con la vida de Jesús.
El bautismo es una realidad embrionaria que exige el crecimiento, el desarrollo, un despliegue por toda la vida.
Las exigencias de Jesús, su mensaje, comporta división: exige una disposición de renuncia absoluta. Sólo una fe, sincera y profunda puede aceptarlo.
La división de que se habla en el texto fue la experiencia amarga de los primeros cristianos excomulgados por el judaísmo oficial. Esta fue la experiencia los discípulos, que por ser consecuentes con su vocación y con las exigencias cristianas se encuentran con la incomprensión, la división, la lucha.
La elección con Cristo o contra Cristo, divide a la humanidad, a la familia y el corazón de cada uno.
"Tomar la propia cruz" no es una expresión metafórica. Jesús anuncia que la misma violencia y el mismo desprecio público que soportó él mismo, lo compartirán los suyos. No se trata principalmente de cargar con uno mismo (identificando la propia persona con la cruz), ni de aceptar tal o cual sufrimiento, ni de reconocerse culpable ante Dios, sino de aceptar la oposición violenta y el rechazo por vivir la fe.
"Tomar la cruz" como "perder la vida", son expresiones contundentes para aludir al dejarse matar, la verdadera manera de ser discípulo auténtico, de ganarse a sí mismo, de vivir.
Necesitamos escuchar con más atención y hondura las palabras de Jesús. No quedará sin recompensa... ni siquiera, el vaso de agua fresca que demos por el Reino. Son palabras de ánimo para quien pueda experimentar el desánimo por las consecuencias que encierra vivir consecuentemente el Evangelio.
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