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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Jueves, 3. Agosto 2023 - 11:13 Hora
XVIII Domingo TO (ciclo A)

"In temporibus citrullorum lanatorum, breviora homiliae"
1L.- "Venid a mí: escuchadme y viviréis".
2L.- "ninguna Criatura podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo".
Ev.- Dadles ''vosotros de comer".
PARA LLEVAR ALA VIDA
Dios lo da todo gratis: "Venid, comprad sin pagar vino y leche de balde". Sólo él da la vida.
Dios envió a su Hijo para curar a los enfermos y anunciar a los pobres la buena noticia, para liberar a los presos y aliviar a los oprimidos, para dar pan a los hambrientos..., para que tengamos vida y la tengamos abundante. Por eso le llamamos salvador: porque nos libera de todas las necesidades.
A los apóstoles ya les había pegado algo del modo de ser de Jesús. Habían aprendido a no ser indiferente a la necesidad ajena. Esta es
una buena lección para nuestras sociedades tan individualistas. Con frecuencia pasamos indiferentes entre los que nos rodean, sin preocuparnos de las carencias que puedan tener. Son dos los milagros: transformar la mirada de los apóstoles y multiplicar los panes (una señal, de que "la palabra de Dios" es el verdadero alimento).
Cristo sentarse a comer con los hambrientos, al compartir con ellos el pan y los peces, nos puso en relación con el Padre, nos enseñó a vivir en fraternidad. Pero el milagro radica en el multiplicar sino en el compartir y repartir: nuestro mundo no necesita tanto de que le multipliquen los panes y los peces, sino de que le persuadan de la necesidad de compartir, de saber repartir.
Las hambres humanas sólo encontrarán solución cuando los hombres aprendamos a repartir, a compartir con generosidad. Sin esa solidaridad, sin comunión en el amor, no es posible la vida. Sin ese amor solidario, la eucaristía que celebramos en su memoria carece de vitalidad. No podrá satisfacernos...

Jueves, 27. Julio 2023 - 16:05 Hora
XVII Domingo TO (Ciclo A)

1ªL.- Salomón no pide bienes personales sino sabiduría y buen juicio para gobernar con rectitud.
2ªL.- A los que aman a Dios "todo" les sirve para bien
Ev.-Jesús, para enseñar el misterio del reinado de Dios, toma escenas de la vida cotidiana: un labrador que halla un tesoro en el campo, un mercader que encuentra una perla fina en el mercado, unos pescadores que echan la red barredera y cogen pescados grandes y pequeños... el Maestro, se acercaba a cada cual hablando su lenguaje.

PARA LLEVAR A LA VIDA
Jesús, para hablar del misterio del reino de Dios lo compara siempre a un suceso, no a una cosa. No es un tesoro, ni es una perla, tampoco una red barredera..., sino lo que le sucede al labrador que halla el tesoro, al mercader que encuentra la perla y los pescadores con la red.
Jesús quiere comunicarnos que entrar en el reino no es tomar como posesión una cosa sino entrar en una nueva dinámica y comienzar a vivir con una actitud diferente que ayuda a reestructurar nuestra escala de valores.
La nueva vida comienza por pura gracia de Dios: se encuentra, se descubre, como una realidad valiosa que no tiene precio, que no se puede comprar ni producir, es lo único verdaderamente valioso y todo es nada en su comparación.
Al ser humano, que anda permanentemente en busca de sentido, que anda desorientado y errático, ninguna realidad consigue saciarle. En su necesidad puede agarrarse atolondradamente al dinero, al poder, a la fama, al placer, etc. Pero nada colmará sus ansias porque sólo Dios es la clave.
Escondido en nuestro mundo, cubierto por la humanidad sufriente y crucificada de Jesús, está el tesoro del hombre. Es ahí donde Dios se ofrece a los que le buscan. El que encuentra a Dios en Cristo experimenta una gran alegría. Se sabe agraciado por el Amor y libre para dar la vida, para darlo todo.
Hoy se nos invita a mirar hacia dentro, en el corazón, para encontrar algo escondido. El tesoro del que nos habla Jesús está oculto en lo más profundo de nosotros. Está ahí, sólo hace falta buscarlo, dar con él. El Reino colma todos los anhelos de nuestro corazón. Este tesoro, esta perla sólo la encuentra el que busca, sólo los que no se dan por satisfechos fácilmente, porque no se contentan con cualquier cosa…
Los inquietos e inconformistas son personas con ambición, intrépidos que saben arriesgar. El Reino de los Cielos es sólo para los que están dispuestos a venderlo todo, como escribe san Juan de la Cruz: «Para llegar a poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada»... ¿Estás en actitud de búsqueda? ¿serás capaz de venderlo todo para ganarte el reino? Al final... ¿serás contado entre los peces buenos?

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