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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Viernes, 17. Marzo 2023 - 14:50 Hora
Solemnidad de San José, día del padre

1L.- David es ungido rey de Israel
2L.- No toméis parte en las obras estériles de las tinieblas, sino denunciadlas.
Ev.- Para un juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven vean, y los que ven queden ciegos.

PARA LLEVAR A LA VIDA
Los textos proclamados contienen varias advertencias explícitas:
- Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón.
- Denunciad las obras de las tinieblas. Caminad como hijos de la luz.
- Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado, pero como decís que veis, vuestro pecado persiste.

Celebramos, en nuestro camino cuaresmal, a S. José, a los ojos del mundo, el padre de Jesús. Dios vio el corazón de José, no su apariencia. El hombre sufrido, bueno y trabajador que dió como modelo de masculinidad a su Hijo. Fue un artesano honesto, un piadoso judío, un esposo amoroso y un padre protector, en el que se nos propone el ideal de formador y padre. Por ello hoy celebramos el Día del Padre reconociendo las virtudes y valores que inspira la figura de San José, amor, protección, trabajo.
Padre, hermosa palabra que, en estos tiempos confusos, en los que más que nunca las obras de las tinieblas necesitan ser denunciadas, necesita ser puesta en valor.
La figura del padre no cesa de ser envilecida por perversas ideologías que siembran el odio entre hombres y mujeres. Su ataque oscila entre la criminalización del padre, (al vincular lo masculino con lo agresivo, y lo paternal con lo autoritario y opresor); y la difuminación de la diferencia varón-mujer, desvinculado al padre de la procreación y el cuidado de los hijos. Proponen una paternidad-maternidad indiferenciada, que se ajuste a los ‹nuevos modelos de familia›› (como si posible fuera configurar la naturaleza, a la medida de nuestro capricho).
Sin embargo, se quiera o no reconocer, el padre mantiene su condición y tiene un papel indispensable para el adecuado desarrollo de los hijos. Y así lo pone de relieve hasta la teoría psicoanalítica, nada sospechosa de conservadora, al destacar la necesidad del padre en la formación identidad de los hijos, para la superación de la ilusa ‹‹omnipotencia›› infantil, la salida del narcisismo, alcanzar el descubrimiento del principio de realidad, la identificación sexual masculina y femenina, o el aprendizaje de normas y la adquisición de valores.
Por lo que la pretensión de expulsar al padre en los modelos de convivencia familiar alterados, con la ausencia de normas y contención (prerrogativa tradicional del padre) genera ansiedad, hiperactividad, agresividad o depresión de niños y jóvenes. No sorprende que crezcan, asombrosamente, los trastornos y la enfermedad mental entre quienes son hijos huérfanos de autoridad y de sentido de vida, que manifiestan escasa tolerancia a la frustración, y son narcisistas, autocentrados, caprichosos y violentos.
Alexander Mitscherlich, neurólogo y psicoanalista, en su libro "La Sociedad sin padres" (1963), analizando la reacción antiautoritaria y antijerárquica surgida tras los totalitarismos nazi y socialista, señaló que aquello lejos de transformar las sociedades patriarcales en sociedades fraternales, las convirtieron en sociedades ‹‹fratriarcales›› (en las que las relaciones de rivalidad propias de los hermanos produjeron una feroz competitividad basada en la envidia); ya que eran huérfanas de la figura paterna, capaz de imponer una jerarquía armonizadora y de establecer modelos de convivencia respetuosa. No era la única consecuencia, "El problema de un padre no presente en la vida del niño [...] hace difícil entender en profundidad qué significa que Dios sea Padre para nosotros" (Benedicto XVI). Y por ello, por esta falta de entendimiento, hemos perdido toda referencia relacional con Dios y con los hermanos.
¿Qué has hecho de tu hermano? pregunta Dios, creador y padre, a Caín. La cosecha de una diabólica siembra de revoluciones culturales que quieren librarse del padre opresor, sin sustituirlo por el padre bueno, al modelo misericordioso de Dios y de s. José, será hacernos caínitas. Y esto bien lo vemos! "Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado".
Necesitamos orar, mantenernos a la escucha de la Palabra, y abiertos a las mociones del Espíritu Santo para que el padre recupere el lugar que le corresponde en la familia y pueda seguir cumpliendo con su insustituible función. Los católicos hemos de ser valientes y denunciar y combatir está malévola estrategia, porque sin él no podremos convivir como hermanos.
Oremos y trabajemos calladamente como José, pero con su misma tenacidad y perseverancia como artesanos de un futuro con cordura y fe.

Domingo, 12. Marzo 2023 - 08:24 Hora
III Domingo de cuaresma (ciclo A)

1L.- El pueblo liberado de la servidumbre del faraon, se resiente por la sed y las carencias del desierto. Y en su desesperación, clama «¿está Dios con nosotros?». Dios ofrece señales de su cercanía providente: el agua en el desierto, el maná, las codornices o sus victorias frente a los ocupantes de la tierra de promisión.
2ªL.-La prueba de que Dios está con nosotros y nos ama, dirá San Pablo, es que Cristo murió por nosotros y resucitó. La señal de Jonás. Y no sólo está entre nosotros, sino en nuestros corazones por el Espíritu Santo.
Ev.- El encuentro con la samaritana pone en evidencia paradojas pedagógicas. Jesús tiene sed y sin embargo ofrece agua; está cansado y sin embargo libera de cargas; pregunta y sin embargo lo sabe todo; aparece como un desconocido y sin embargo se mete muy dentro del corazón.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
El de la samaritana es un pasaje repleto de simbolismo, de sugerentes palabras, de hondura de significados:
-El agua del pozo es la ley y la sabiduría. El agua viva es la nueva vida. La nueva ley del Espíritu, y Cristo es el autentico manantial.
-La samaritana representa a la humanidad automarginada de la gracia, al pueblo idolátrico.
-Jesús es el manantial, el Mesías se hace el encontradizo y desea salvar. Pero sin imponerse: «Si conocieras» si quisieras...
El relato está lleno de paradojas: el agua del pozo y el agua del Espíritu. El amor sensual y el amor espiritual. La ley y la gracia. Los falsos dioses y el verdadero Dios. Los templos de piedra y los templos vivos. Adoración ritual y adoración en espiritu y verdad.

Dios se revela como buscador incansable del hombre, es un «antropotropo».El encuentro acontece en la hora sexta, la hora de entrega más grande. He ahí la principal paradoja. Para todos los sedientos: hay una solución definitiva. No es el pozo de Jacob, que se agota sino beber del agua de Cristo.
Los hombres andamos con la lengua fuera, sedientos e insatisfechos. El egoísmo ha contaminado la fuente de la esperanza.Jesús ofrece agua viva, que salta hasta la vida eterna, el don de Dios; se convertirá dentro de él en un surtidor, y nadie podrá arrebatarle el gozo y la esperanza. Por eso, tras el encuentro con Cristo, la samaritana «Dejó su cántaro». Es todo un símbolo. Ya no tiene más sed ni necesita el agua de aquel pozo. Empieza a ser una mujer nueva, con una buena noticia que proclamar. Corre entusiasmada al pueblo y va diciendo a todos: «Venid a ver a un hombre», que es el Mesías que esperamos.
No hace discursos teológicos. Sólo comparte su experiencia: lo que ha visto, lo que ha oído, lo que le ha dicho. Habla con palabras vivas, e invita no a que la crean sino a que salgan a su encuentro.

El mundo tiene sed y a los discípulos de Jesús, nos corresponde mostrar el manantial, invitarles a beber para que recupere la verdadera esperanza.

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