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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Domingo, 14. Mayo 2023 - 08:21 Hora
VI Domingo de Pascua (Ciclo A)

1ªL. Felipe va a predicar a Samaria, acompaña su palabra de las mismas acciones de Jesús: saca los espíritus malignos y devuelve la salud a los inválidos. El fruto de la predicación es la alegría, los apóstoles envían a unos representantes a confirmar en la fe a quienes han sido bautizados. Con la imposición de manos reciben el don del Espíritu.
El Salmo invita a contemplar las maravillas de Dios, a admirarse por ellas y dar gracias. Dios continúa actuando sin negar nunca su amor a quien se dirige a él.

2ªL. Pedro exhorta a estar siempre dispuestos para dar razón de nuestra esperanza a cuantos pregunten por ella. Quien quiera dar razón de la esperanza, lo ha de hacer con mansedumbre, con respeto, sin mutilar el evangelio. Nos amonesta a que demos razón de nuestra esperanza con buena conciencia; sin doblez ni segundas intenciones, que seamos sinceros y honestos ante de Dios y los hombres.

EV. Jesús, a solas con sus discípulos cuando es inminente su desaparición física, les advierte que contarán con su ayuda y que experimentarán su presencia pero de otra forma, de manera bien distinta. 

PARA LLEVARLO A LA VIDA

¡Qué no decaiga la Pascua! Este es el sentido de la liturgia de hoy. No debemos hacer rutina de lo extraordinario. Estos días de Pascua hemos de vivirlos, con especial intensidad, celebrando el misterio de la resurrección.

Jesús, al despedirse de los suyos, les habla de una nueva forma de presencia y les promete el envío de otro defensor que los impulse a cumplir sus enseñanzas y manifestar así que le amamos de veras.
Son palabras de despedida y de aliento. Habla de una triple "venida": la del Defensor o Paráclito, la del mismo Jesús y la del Padre. Esa triple venida y su paz se hará palpable en aquellos que le amen con sinceridad; con un amor que se haga manifiesto en la observancia de sus preceptos.

El cristiano esta llamado a manifestar con su vida que el Espíritu de la verdad es quien le anima. No a afirmar con prepotencia que posee la verdad sino a hacerlo con «mansedumbre y respeto».
La razón que hemos de dar de nuestra esperanza ha de consistir: - en una «buena conducta» que dejará confundidos los que nos «calumnian», - y en el «padecimiento» por amor a la verdad, para asemejarnos más a Cristo. El mejor testimonio que podemos dar de él es imitarle. 

Domingo, 7. Mayo 2023 - 07:45 Hora
V Domingo de Pascua (Ciclo A)


1ªL.- El amor y el buen sentido cristiano ha salva la unidad y vence las diferencias. La comunidad elige y presenta a los elegidos, pero sólo los apóstoles imponen las manos sobre ellos.
2ªL.-Jesús resucitado de entre los muertos es "la piedra viva". Desechado por los jefes de Israel, es ahora el fundamento de la nueva convivencia de los hijos de Dios. Sobre él se edifica la iglesia.
Ev.- Ver a Jesús es, pues, ver al Padre, porque uno y otro no son más que amor a ultranza. De ahí que Jesús sea el camino, la verdad, la vida.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Jesús se marcha y el miedo ante un mundo hostil hace brotar en los discípulos la angustia. «No perdáis la calma», les promete que no les dejará solos, que algún día volverán a estar todos juntos. Pero ¿dónde? Las respuestas de Jesús alcanzan una significación admirable. Nos revelan el misterio personal de Jesús, su unión íntima con el Padre y su misión salvadora para el hombre.
El quiere confortarlos haciéndoles entender que su marcha constituirá una unión con ellos de carácter más íntimo, por la fuerza del Espíritu. Cuando todo se haya terminado y haya resucitado, comprenderán, bajo la luz pascual, que se han abierto con su muerte las puertas de la gloria y que ha ganado para sus discípulos el derecho de entrar en la casa del Padre.
Los discípulos debieran ya saber a dónde va Jesús, al Padre. El mismo es el camino por el que se llega al Padre.
Vivir como Jesús vivió significa ser un hombre para los demás, dar la vida y lo que es menos que la vida para hacer fraternidad. Saliendo al encuentro de cualquier otro, llegaremos todos a la casa del Padre, donde todos seremos hermanos.
El acceso a Dios en Jesucristo sólo es posible en la medida en que nos acerquemos los unos a los otros, en que nos amemos los unos a los otros como hemos sido amados por Jesucristo, el hermano universal, prójimo de todos los hombres.
Pero, realmente, hemos entendido el mensaje de Jesús? Examinemos si recorremos su camino o preferimos nuestras veredas; si vivimos en la Verdad o andamos entre engaños y mentiras; si buscamos la Vida o nos limitamos a cumplir años aferrados a la terrenal...

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