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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Viernes, 30. Junio 2023 - 22:32 Hora
XIII Domingo TO (Ciclo A)


1ªL.- Eliseo significa: Dios salva. Y ello es lo que su acción confirma: Dios salva de su pesar a unos padres sin descendencia, otorgándoles un hijo, reconocido como un don gratuito. La generosidad con Dios no quedará sin recompensa.
2ªL.- San Pablo relaciona el rito bautismal con la muerte de Cristo: por la inmersión ritual en el agua significamos nuestra inmersión misteriosa en Cristo, en su muerte y resurrección: "consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús".

Ev.- Jesús no nos impone una disyuntiva entre dos quereres en que haya que optar. Pide entrega sincera y coherente. Hasta donde sea preciso, y ello no quedará sin recompensa: "el que pierda su vida por mí, la encontrará". Jesús presenta la dimensión martirial de la fe.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
El bautismo consagra y transforma nuestro ser. Nos incorpora a Cristo y participamos su muerte y resurrección, así nos libera del pecado y nos vivifica con la vida de Jesús.
El bautismo es una realidad embrionaria que exige el crecimiento, el desarrollo, un despliegue por toda la vida.
Las exigencias de Jesús, su mensaje, comporta división: exige una disposición de renuncia absoluta. Sólo una fe, sincera y profunda puede aceptarlo.
La división de que se habla en el texto fue la experiencia amarga de los primeros cristianos excomulgados por el judaísmo oficial. Esta fue la experiencia los discípulos, que por ser consecuentes con su vocación y con las exigencias cristianas se encuentran con la incomprensión, la división, la lucha. 
La elección con Cristo o contra Cristo, divide a la humanidad, a la familia y el corazón de cada uno.
"Tomar la propia cruz" no es una expresión metafórica. Jesús anuncia que la misma violencia y el mismo desprecio público que soportó él mismo, lo compartirán los suyos. No se trata principalmente de cargar con uno mismo (identificando la propia persona con la cruz), ni de aceptar tal o cual sufrimiento, ni de reconocerse culpable ante Dios, sino de aceptar la oposición violenta y el rechazo por vivir la fe.
"Tomar la cruz" como "perder la vida", son expresiones contundentes para aludir al dejarse matar, la verdadera manera de ser discípulo auténtico, de ganarse a sí mismo, de vivir.
Necesitamos escuchar con más atención y hondura las palabras de Jesús. No quedará sin recompensa... ni siquiera, el vaso de agua fresca que demos por el Reino.  Son palabras de ánimo para quien pueda experimentar el desánimo por las consecuencias que encierra vivir consecuentemente el Evangelio.

Martes, 20. Junio 2023 - 18:15 Hora
XII Domingo TO (Ciclo A)

1ªL.- El profeta desarrolla una difícil misión que marca su existencia por el conflicto. Su desahogo va desde la angustia y el desaliento hasta la paz completa y la seguridad. Dios se le revela como su defensor.
2ªL.- Pablo destaca la importancia de la obra de Cristo en comparación con el pecado de Adán: No hay proporción entre la culpa y el don: el don no se puede comparar con la caída. No hay proporción entre pecado y gracia.
Ev.-El discípulo de Cristo, en su afán evangelizador, ha de llegar incluso a arriesgar la propia vida. Cristo nos alienta al testimonio intrépido de la fe. No tengáis miedo. El cristiano está cimentado sobre Cristo, muerto y resucitado, él es la seguridad de nuestra victoria.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Cuando se predica el evangelio, la palabra de Dios levanta en unos la esperanza, y en otros provoca contradicción, divide y juzga. Y no se pronuncia sin riesgo para los testigos, que han de estar dispuestos a obedecer a Dios antes que a los hombres. Ellos, como el profeta Amós, pueden ser arrojados del santuario nacional por los poderosos. Su suerte no será mejor que la del Maestro, que fue ejecutado en la cruz.
Es lógico que los discípulos de Jesús, ante la misión que han de realizar, estén preocupados. Jesús les dice repetidamente que no tengan miedo. Porque el miedo silencia a los testigos e incapacita para anunciar el evangelio. Por miedo se traiciona el mensaje y se altera su contenido. Por miedo se llega desvirtuar la Palabra de Dios, y por miedo se llega a diluir la la fuerza de la fe en un falso y cómodo espiritualismo. Por miedo se traiciona y abandona a Jesús.
Todos los que creemos en el Evangelio hemos sido enviados al mundo para dar testimonio de la fe, estamos al servicio de la Palabra de Dios. Renunciar a esa misión es perder nuestra identidad como cristianos y no saber ya para qué estamos en este mundo.
La Iglesia es una asamblea de testigos, una comunidad que responde solidariamente de la evangelización. Anunciar el evangelio es nuestra única función y nuestro modo de presencia como cristianos en la sociedad.
Sabedores de que ese servicio será respaldado por Cristo:"aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre".La fortaleza que nos hace superar todo temor se nos comunica por el poder del Padre.
Preguntémonos:
-¿Nos hemos visto alguna vez comprometidos por anunciar el evangelio o por dar testimonio de nuestra fe?
-¿Hemos traicionado nuestras convicciones en alguna ocasión por miedo al rechazo?, ¿Hemos callado la fe cuando deberíamos haber hablado?


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