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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Domingo, 16. Julio 2023 - 07:01 Hora
XV Domingo TO (ciclo A)

1ªL.- La lluvia que fecunda y la tierra que da fruto sirven al profeta consolador para esperanzar a sus oyentes. La fuerza creadora de la Palabra de Dios, que anuncia salvación, no vuelve a El, sin haber cumplido su encargo: crear un pueblo nuevo. 
2ªL.- La visión cristiana del mundo es optimista: todo lo doloroso en la historia es como los dolores de parto, premonición del alumbramiento de un mundo mejor. Con esa esperanza los cristianos trabajan sin tregua.
Ev.- Es preciso preparar nuestro terreno, nuestro surco, para que la siembra de Dios dé fruto en abundancia .
PARA LLEVARLO A LA VIDA
El domingo pasado el evangelio diferenciaba entre sabios y entendidos frente a la gente sencilla. En la parábola del sembrador se diferencia entre los que no ven ni entienden frente a los que hacen la voluntad de Dios Padre.
Entremedias se recoge una inquietud de los discípulos sobre el método de enseñanza de Jesús: ¿por qué les hablas por medio de parábolas?
La respuesta de Jesús es que las parábolas no dicen nada a quien no escucha, y mucho a quien abre el oído: Al que acoge la palabra
y produce se le dará; pero el que no produce, perderá lo que tiene.
El recurso a las parábolas quiebra un mundo religioso cerrado en sí mismo, el de los sabios y entendidos(Por eso cita a Isaías hablando del corazón embotado) e instaura una perspectiva abierta, accesible a la gente sencilla.
Jesús concluye su enseñanza desvelando a el simbolismo oculto en la parábola. Lo significativo son los lugares receptores: vereda, pedregal, maleza, terreno fértil. Los tres primeros tienen en común su falta de productividad.
La parábola es una invitación a ser terreno fértil. No importa la cantidad que se produzca; porque eso depende de mil circunstancias. Lo verdaderamente importante es ser productivos.
La Palabra de Dios es como una semilla, pequeña pero llena de vigor. Sin embargo, no todos le permiten germinar y fructificar; no todos la escuchan y la albergan en su corazón; pero quienes la reciben con fe y buena disposición darán fruto. Pese a las dificultades, la cosecha está asegurada; el Reino de Dios, es una fuerza viva que avanza imparable hacia su plenitud.

Jueves, 6. Julio 2023 - 07:30 Hora
XIV Domingo TO (Ciclo A)


1ªL.- El profeta expresa su esperanza por la llegada mesiánica. Viene humilde y pacífico, es portador de la aspiración de justicia, paz universal, reinado de Dios en el mundo.
2ªL.- Pablo nos habla de «Espíritu» y «carne», es decir: dejarse guiar por las inspiraciones del Espíritu Santo o por los egoísmos y ambiciones propios. Solamente si nos dejamos guiar por el Espíritu, participaremos de la resurrección de Cristo.
Ev.- Jesús nos presenta hoy dos actitudes necesarias para poder entender y vivir su evangelio: la sencillez y el deseo de intimar con Él. Todo el que quiera recibir la revelación y comulgar en la salvación de Cristo debe revestirse de mansedumbre y humildad de corazón.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Jesús está hablando con los discípulos que acaban de llegar de su primera misión y da gracias al Padre, porque ha revelado "estas cosas" (los misterios del reino de Dios) a la gente sencilla. Los entendidos son las personas de las se esperaría una mejor comprensión del Evangelio; pero como en su autosuficiencia creen saberlo todo, Dios confunde su saber. Sin embargo, "la gente sencilla" busca, pregunta y se abre a la gracia.
A los sabios y entendidos, hoy como ayer, les es difícil comprender el misterio del Reino de Dios, autosuficientes en su ciencia son incapaces de comprender la revelación divina; creen que ya lo saben todo. Mientras lños sencillos, en cambio, se mantienen expectantes, deseosos de aprender, estan abiertos al encuentro, son receptivos, mantienen viva la capacidad de sorpresa. La sencillez del corazón nos abre al amor de Dios.
Sólo a Jesús se ha revelado el Padre en plenitud y le ha entregado todo su poder. Jesús es el único Mediador, porque es el Hijo amado del Padre y está lleno de verdad y de vida para que de él todos participemos.
Los "cansados y agobiados" son todos los que se afanaban inútilmente en el cumplimiento de las tradiciones judías y se sentían culpables. Jesús quiere ser un alivio para todos. Su yugo es el amor. No se trata de cargar con nada, sino de hacerse cargo del amor de Dios para compartirlo entre los hombres. Para el que ama, todas las obligaciones sobran, puesto que su corazón quien le dicta lo que hacer. Pero cuando falta el amor, todas las leyes son insuficientes.
Jesús es explícito, con frecuencia, las dificultades para comprenderlo, provienen del miedo que tenemos a las exigencias del amor y entonces nos justificamos.
Cuando el Evangelio se escucha con sencillez es muy fácil comprender lo que nos quiere decir. Por tanto, evitemos las complicaciones.
¡Seamos dóciles y atendamos al Señor! "venid a mi; aprended de mi, cargad con mi yugo"… él nos aliviará.
En nuestros cansancios y desalientos, en nuestro agobio y abatimiento... miremos a Cristo crucificado, vayamos ante un sagrario, abramos su evangelio; y dejemonos impregnar de su Espíritu.
El sufrimiento con Cristo, se torna redentor.
El cansancio con Cristo, se hace fructífero.
El agobio con Cristo, se vuelve alegría y serenidad.
Cristo, es nuestro alivio.

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