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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Viernes, 15. Agosto 2014 - 09:24 Hora
Solemnidad de la Asuncion de Ntra Señora

EXPLICACION DE LAS LECTURAS
1ªL.-La mujer de Ap 12. Es la comunidad del nuevo Israel. En el lenguaje profético los dolores de parto son símbolo de las tribulaciones necesarias para la salvación mesiánica. El momento de dar a luz al Mesías no se refiere al nacimiento en Belén sino a la Resurrección y la Ascensión, a través de los sufrimientos de la Pasión (a los que María estuvo íntimamente asociada). La aparición de Cristo suscita oposición y persecución, el lugar provisional de la Iglesia es el desierto.
Es un lenguaje profético de consolación, que tiene como función exhortar a interpretar el sentido que las desgracias que abruman a la comunidad de los creyentes, y relacionarlas con la gloria y la salvación inminentes.

2ªL,- La resurrección de Cristo fue primicia que anuncia la resurrección de todos; es fundamento de la esperanza. La humanidad entera era solidaria del primer hombre y participaba de su destino. Ahora, con el Mesías, se ha creado una nueva solidaridad. La primera solidaridad conducía a la muerte, la segunda lleva a la vida. La Asunción de María está estrechamente vinculada a la resurrección de Cristo como pionero de la nueva humanidad. Por eso el recuerdo de María es estimulante en orden a la plena salvación final.
Ev. El canto de María expresa el sentimiento de quien ha comprendido la bondad de Dios hacia los pequeños y su compasión por los pobres. Es un canto de alabanza que los pobres dirigen a Yahvé por la promesa hecha a Abraham y a su descendencia. Es la plegaria de la Hija de Sión.
Las "cosas grandes", las gestas de Yahvé, son el centro de la Historia de la Salvación y hacen de las personas y de la comunidad el sujeto de las bendiciones. Creyó Abraham (Gn 15,6). Bienaventurada tú porque has creído (Lc 1, 45). Ambos han sido llamados por Dios y participan en el sacrificio de su hijo y son inicio de una humanidad.

PARA LLEVARLO A LA VIDA
Mirando a la Virgen, celebramos nuestra victoria. La Asunción muestra que el plan de Dios es salvación para todos. La Asunción es un signo de fe en que es posible la salvación. Es una respuesta de Dios al destino del hombre que es la glorificación.
En María asunta descubrimos que estamos destinados a la vida. Esa es la dignidad y futuro del hombre. Por eso en la Misa de hoy pedimos que "lleguemos a participar con ella de su misma gloria en el cielo". Estamos celebrando nuestro propio futuro optimista, realizado ya en María.
Como la Virgen prorrumpió en el canto del Magnificat, así nosotros expresamos nuestra admiración por cuanto Dios hace, en cantos, aclamaciones y Plegarias. La Eucaristia es nuestro "Magnificat" prolongado. Y en ella no sólo damos gracias sino que participamos del misterio pascual, la Muerte y Resurrección de Cristo, del que la Virgen ha participado en cuerpo y alma: "quien come mi Carne y bebe mi Sangre tendrá la vida eterna, y yo le resucitaré el último día" (Jn 6.).
María ha creído, se ha convertido en imagen de la Iglesia que camina hacia el Padre, modelo de esperanza para la humanidad entera. En la alegría de esta fiesta, participemos juntos de la Eucaristía que es prenda de lo que esperamos y fuerza para caminar hacia nuestra esperanza. Para construir cada día, el amor en que creemos.

Sábado, 19. Julio 2014 - 20:48 Hora
Domingo XVI (Ciclo A) Microhomilía "Predicad con corto sermón, y si fuera necesario hacedlo con palabras (S. Francisco de Asis)

BREVE EXPLICACION DE LAS LECTURAS
1ªL - El sabio medita la historia y le arranca enseñanzas valiosas: En las sucesivas etapas del pasado ve que el poder de Dios es el principio de su justicia y de su misericordia. Su soberanía universal le hace mostrarse compasivo y perdonar al pecador que se convierte. La dureza es debilidad; el verdadero poder es indulgente. La revelación de Dios enseña al hombre a ser hombre: su humanidad define al justo.
2ªL - Aun en la misma oración, en la que el hombre se dirige a Dios, tiene Dios la iniciativa. Lo primero qué tiene que pedir el hombre es la inspiración divina para pedir como Dios manda.
Ev. El Reino de Dios tiene una historia previa, que se caracteriza el combate constante entre el trigo y la cizaña (bien y mal). Pretender hacer justicia antes de tiempo, antes del final de la historia, es un grave pecado de impaciencia.
BREVE APLICACIÓN
La justicia la hará Dios, el dueño del campo, al final. Nosotros, mientras, tenemos que convivir en la comprensión, en la tolerancia, sin juzgar ni condenar, sin despreciar a nadie.
Dios es paciente, su espera esté llena de gracia y nos brinda una ocasión tras otra de cambio y conversión. Su paciencia es amorosa y confiada.

La enseñanza de Jesús nos invita hoy a adoptar dos actitudes: humildad y esperanza.
Humildad: porque nadie es del todo bueno ni del todo perverso; también en nuestro propio corazón hay cizaña; mira tus hechos y así aprenderás a ser más comprensivo con los otros
Esperanza: Dios es paciente, su espera está llena de gracia y nos brinda una ocasión tras otra de cambio y conversión. Su paciencia es amorosa y confiada; sabiendo que el tiempo discurre a favor nuestro y hemos de aprovecharlo. Dios renueva las oportunidades con esperanza.
La contemplación de la serenidad de Dios, nos invita dejarnos impregnar de sus mismas actitudes y contemplar la realidad (también nuestra realidad personal)
Los discípulos de Jesús hemos de ser humildes, esperanzados y pacientes (que no pasivos) ante el mal. Por ello hemos de pedir capacidad de tolerar y aceptar. San Pablo nos recuerda que el Espiritu Santo, para ayudar nuestra debilidad, intercede con gemidos inefables. Él nos puede dar la fortaleza de la paciencia. La paciencia es signo de fortaleza y el convencimiento de que la historia está en las manos del Misericordioso.
La Eucaristía es memorial de la misericordia de Dios. Cristo continúa entregándose por nosotros amorosamente. La participación eucarística ha de movernos a misericordia con los demás para los que queremos: la salvación.

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