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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Domingo, 21. Junio 2015 - 19:55 Hora
Domingo XII TO (ciclo B)

EXPLICACION DE LAS LECTURAS
1ª- L.- El Job desesperado, habla por la humanidad que pide a Dios razón del sufrimiento. En respuesta es invitado a contemplar el universo y requerido a dar explicación de su inabarcable maravilla. Job intuye que en el universo entero hay huellas del amor de alguien y de sabiduría infinita. Se encuentra con Dios, y entonces sus interrogantes ya no piden respuesta.
2ª L.- Pablo siente la urgencia de la caridad de Cristo es el arranque de su ministerio. Comprende el amor de Cristo que muere por todos en la cruz y ha descubierto la novedad radical de la gracia.
EV.- Tempestad y sueño de Jesús son imagen de dos situaciones contrapuestas. La conclusión es que los poderes adversos no pueden nada contra Jesús, porque su confianza en Dios es real y plena. Pero no sucede igual con los discípulos.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Las Lecturas de hoy nos hablan de la actitud humana ante las situaciones adversas. tempestad. Ahí se pone en claro nuestra fe: - una fe que solo se acuerda de rezar cuando surge la amenaza, mientras se vive como si Dios no existiera. O una fe que cuando no alcanza lo que desea tiene la percepción de que Dios se ha olvidado de nosotros. Las palabras de Jesús son tajantes: “¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no teneis fe?”
¿Quién no ha experimentado situaciones tormentosas en su vida? Ante ellas sólo hay dos posibles actitudes: -los que se ahogan en un vaso de agua… - y quienes plantan cara a un tsunami; Es decir, los que nunca superan el drama y quienes positivamente aprenden de las vivencias.
Nuestra vida está entretejida de transiciones y cambios (el paso de la infancia a la juventud, a la universidad, la integración en el mundo laboral, la formación de la familia, la crisis de la mediana edad, los achaques de la vejez…). Pero la tormenta vivida con fe, es ocasión para crecer y creer…
Mirada en positivo la tormenta es oportunidad de reflexión, de pararse a pensar y de extraer consecuencias, de revisar nuestra escala de valores al tomar decisiones: como creyentes, nos purifican y ayudan a crecer en la fe, la esperanza. Las tormentas nos despojan de la autosuficiencia. Las grandes crisis existenciales ponen en evidencia que nos equivocamos en nuestras opciones. Y todo se derrumba con la primera tempestad. Nuestras fuerzas son insuficientes. Sin la ayuda de Dios, fracasaremos. Las Lecturas son pues una invitación a la fe y la confianza
Dios está presente en la alegría y el dolor, en la salud y la enfermedad. Sin embargo el estruendo de los truenos es tan ensordecedor que no permite oir la voz de Dios. Dice S. Pablo: “El que vive según Cristo es una criatura nueva; para él lo viejo ha pasado. Ya todo es nuevo”. Porque para el creyente, todo ha de vivirse desde el plan de Dios.
La tradición ha visto siempre en la barca el símbolo de la Iglesia. En estos tiempos de crisis de fe y de tragedias morales... Si creemos que Jesús va en nuestra barca, ¿por qué no lo despertamos con nuestra fe robusta y con nuestro optimismo esperanzado?
Al celebrar la Eucaristía, recordamos que Cristo ha compartido el riesgo de la existencia humana, y potenciamos nuestra esperanza en su fuerza y en su salvación. Vivimos en comunión verdadera porque sabemos que Dios está con nosotros y nos garantiza seguridad en el triunfo final.

Domingo, 14. Junio 2015 - 21:48 Hora
XI Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo B)


EXPLICACIÓN DE LAS LECTURAS.
1ªL.- Los exiliados en Babilonia, después de la destrucción de Jerusalén, perdieron toda esperanza. Mediante la alegoría de un cedro que muere y renace habla el profeta del hundimiento de la nación y del renacer mesiánico. Anuncia a Dios presente en todo ello. Una ramita tierna -el esperado descendiente de David- será el cedro noble, que ofrezca universal refugio y abrigo. Por él se sabrá en el mundo que Dios es salvador. Lo aprenderán los mismos pueblos que ahora causan miedo. El profeta habla del reino de Dios, que será y que es ya, en cuanto que se le espera.
2ªL.- A Pablo le parece que la vida actual es un destierro del Señor y quería definitivamente con El. El hombre tiene su verdadera patria en el Señor y ahora en este mundo está desterrado. Todavía no vemos al que constituye nuestro hogar, pero la fe alterna nuestro camino hacia él. Es un afecto, que, aunque no ve al Señor, lo siente tan presente que añora estar del todo con El
Ev. La parábola de la semilla que crece por sí misma o la de la semilla mas insignificante, nos muestra que el Reino crece de todos modos. No son los hombres los que le dan fuerza a la palabra ni son sus resistencias las que pueden detenerla. Por eso el discípulo debe despojarse de toda forma de inútil ansiedad.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
El Reino de Dios y la fe son la semilla más pequeña. Verdaderamente la comunidad cristiana y la fe aparecen como cosas insignificantes los poderes del mundo. También en cada uno de nosotros la fe aparece como la semilla más pequeña frente otras dimensiones. Pero, aunque es como una pequeña candela, puede iluminar el camino de nuestra vida.
No hay que despreciar nuestras actividades apostólicas o misioneras esperándolo todo de Dios sino acrecentar la fe en la iniciativa divina y a confiar menos en la eficacia de nuestras obras.
Se nos invita también a la paciencia, a saber esperar el tiempo del crecimiento y el tiempo de la siega, a saber juzgar también en su justo valor los acontecimientos que afectan a la Iglesia. A veces podemos tener la impresión de que el Señor se desinteresa por su Iglesia, que está ausente.
Hay "saber ver" con mirada de fe la realidad para descubrir la presencia y el estilo de Dios en nuestra historia. Es El quien conduce y hace eficaz el Reino. Y busca nuestra colaboración, humilde y confiada a la vez. Dios y su Reino son sorprendentes. No caben en nuestros esquemas.

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