Usted está aquí: Inicio

Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Viernes, 31. Julio 2015 - 22:14 Hora
XIX Domingo del TO (Ciclo B)

EXPLICACION DE LAS LECTURAS
1ªL.- El sentimiento de abandono pone en desesperación agónica al profeta que huye. Se echa a morir en el desierto, en donde el pueblo sufrió desesperanza. Allí recibió un pan inesperado, como el antiguo maná, alimento del cuerpo y del espíritu. Con, él pudo hacer el largo camino hacia el monte de Dios.En él estaba el Dios que da vida y fortalece la esperanza.
2ªL.- Pablo refiere los deberes de los que han sido llamados para formar en Cristo un solo cuerpo. Denuncia los defectos que destruyen la unidad de ese cuerpo y entristecen al Espíritu Santo. Porque la unidad es obra del Espíritu y nada le contraría tanto como la desunión de los creyentes. El Espíritu es el sello que nos marca y distingue como posesión de Dios y la prenda de nuestra liberación final.
Ev.- Jesús sigue profundizando en el signo de la multiplicación de los panes y los peces. La reflexión de hoy tiene su punto de partida en una dificultad: la realidad humana de Jesús parece contradecir que sea él el pan bajado del cielo.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Para la mentalidad semitas la carne, es la persona misma, es el Yo que se expresa corporalmente. Comerla es unirse a su misma realidad, identificarse con ella; comer a Cristo es adherirse a su divinidad. El se hace pan para dar la vida, viatico: alimento para el camino. No en vano Belén significa "casa del pan"": un pan que es el amor. El amor de Dios el horno y María la hornear! Un amor que viene de Dios para los hombres y se realiza en Cristo. Un amor que debemos hacer extensivo a todos los hombres.
En la Eucaristía, Jesús realiza un ofrecimiento continuo de su solidaridad con la humanidad para hacer posible un mundo nuevo. Pan repartido y compartido, expresión de fraternidad superadora de las diferencias y compromiso existencial para participar de su estilo de vida.
Celebrar la Eucaristía es participar del modo de vivir de Jesús, una relación nueva con los demás basada en el amor. Si la participación en el rito eucarístico no se acompaña del culto existencial, nuestra participación no será en la carne de Cristo sino la rutina de una costumbre piadosa.
Creer en Jesucristo, en sus Palabras, comprometerte con lo que dice y hace, es entrar en el misterio de la divinidad: Yo en ti y tú en mí, sin saber ya vivir otra vida, que no sea la divina. No olvidemos que la existencia auténticamente cristiana que se condensa en el amor de Dios cumplido en el amor de los hombres.

Domingo, 26. Julio 2015 - 18:21 Hora
XVIII Domingo del TO (Ciclo B)

EXPLICACION DE LAS LECTURAS
1ªL.- El desierto es paradigma de situación de carencia; aflora en todo lugar y condición. Prueba la actitud del hombre. Pero es también prueba de Dios. ¿Puede él saciar el hambre del desierto? El maná del desierto es sustento corporal; pero lo es también del hambre de infinito. Se lo encuentra de sorpresa, como don inesperado; que, a su vez, se torna prueba.
2ªL.- Continuando con las exhortaciones éticas de Pablo, encontramos una nueva recomendación general a una conducta correcta y conforme a la fe. No hemos comportarnos como paganos. La actitud cristiana fundamental es dejarnos renovar por el Espíritu Santo, pasando de un modo de ser humano a otro completamente nuevo.
Ev.- Después de la multiplicación de los panes, comienza el discurso sobre el pan de vida. La misión de Jesús no es no es multiplicar panes y peces. Y cuando hace esto, dar de comer, quiere que todos entiendan que se trata de "un signo". El que no cree el signo se queda insatisfecho, se queda sin el verdadero pan que Jesús ha venido a traer al mundo: la palabra de Dios. El alimento que perdura y por el que vale la pena trabajar.
PARA LLEVARLO A LA VIDA

Sólo Dios habla bien de Dios, y sólo Cristo es "el intérprete" del Padre: "Lo que tenéis que hacer es creer en el que El ha enviado". Jesús se fue de allí e invitó a que le siguieran. Nadie puede manejar a Dios.
Dios facilitó a los israelitas el maná, cuando les faltó todo en el desierto. Los oyentes esperaban que Jesús les solucionara los problemas. Y nosotros hacemos lo mismo pidiéndole constantemente favores. Pero, si Dios se conformase con ser nuestro bienhechor y nosotros aceptásemos ser siempre limosneros, terminamos por fijarnos solamente en las cosas que nos proporciona; dándolas por supuestas, casi sin agradecerlas. De este modo pasó con los israelitas que, después de recibir el maná, se rebelaron contra Dios y "murieron en el desierto". Y es que las cosas, aunque vengan del cielo, no pueden hacernos mejores ni mucho menos darnos la vida eterna.
Cristo cura, hace andar a los paralíticos, limpia a los leprosos, perdona a los que no pueden soportar el peso de su pecado… Es el pan verdadero nos comunica la vida eterna, pero, para recibirlo, se necesita creer en él desde un compromiso personal, desde una disposición a reproducir su estilo de vida (un nuevo modo de vivir según los designios de Dios, sin pretender ponerlo a nuestro servicio).
Querían hacer de Jesús un dios-panadero, y él huyó. El Dios de la fe está siempre en el rostro del hermano, que en su necesidad transparenta en las huellas de su presencia. ¿Es nuestra eucaristía verdadero pan de vida, alimento que perdura en la solidaridad, edificando justicia y santidad autenticas o simple beaturrería?

Nueva contribución  Vieja contribución

Iniciar sesión