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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Domingo, 13. Septiembre 2015 - 10:58 Hora
XXIV Domingo del TO (Ciclo B)

XXIV Domingo del TO (Ciclo B)
1ªL.- El siervo del Señor personifica el fracaso aparente: ator mentado, despreciado y tenido por réprobo. Pero revela que en el fracaso puede haber sentido. El lo encuentra, al estar en cada momento a la escucha. Dios se le manifiesta presente en el dolor como el salvador. Por eso lo acepta con firmeza y esperanza. La luz de la elevación le aclara el misterio de pasión. Enseña a los que sufren a estar también a la escucha: Dios está en el sufrimiento.
2ªL.- Santiago nos recuerda que Creer no es solamente admitir intelectualmente un credo o proclamarlo con los labios, sino aceptar el compromiso vital de la fe: el amor al prójimo. El ejercicio de las obras de misericordia acreditan la autenticidad de la fe. Cuando en un mundo cristiano hay crisis de fe es porque antes ha habido una crisis de amor.
Ev.- El camino de Jesús como mesías no fue entendido por Pedro. Por eso lo toma aparte para recriminarlo, no dejándose desviar de su camino. Debía sufrir, porque éste era el destino de los hombres tras el pecado. Debía ser rechazado por las autoridades, porque éste es el destino de los que proclaman la verdad. Debía ir voluntariamente a la muerte, porque el sacrificio de sí mismo libremente aceptado es el único medio para salvar al mundo.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
La pregunta clave es: ¿quién es Jesús? Sólo un personaje admirable por su enseñanza o por su coherencia? Sólo un profeta mas, poderoso en signos y prodigios? O es el Mesías, prometido de Dios? El Hijo de Dios, en quien habita la plenitud de la divinidad?... ¿Quien es para tí?
Definir y aceptar a Cristo resucitado, triunfante e intercesor es fácil; pero identificarse con el Cristo sufriente, cargar con la cruz, seguirle… Es otro cantar ¡qué difícil!
A nosotros, a diferencia de Pedro, las afirmaciones sobre el rechazo de Jesús, su pasión y su cruz, no nos sorprenden en absoluto ¡las hemos oído mil veces! Las proclamamos en el credo de carrerilla... Pero ¿las hemos asumido? ¡Creer que Dios se manifiesta en la cruz! ¡Creer que Dios no quiere ningún tipo de poder para asegurarse el éxito! ¡Creer qué este ha de ser el criterio para el creyente y la iglesia! Eso es otro cantar.
Son muchos los que se llaman cristianos y reniegan de la fe a la hora del dolor.
Perder la vida por Cristo y por su Evangelio es asumir el riesgo de amar como el Señor nos ha amado a nosotros. Aquellos que sólo buscan su comodidad; aquellos que dedican parte de su tiempo a anunciar el Evangelio, pero cierran sus entrañas a las necesidades de sus hermanos, viviendo despreocupado entre comodidades y lujos, tendrán, que cuestionarse si su fe en Jesús es real o una engañifa (Una fe sin obras). Por contra quien acoge el Evangelio, ha de darle un nuevo giro a su vida empeñarse en vivir al estilo de Cristo: ¡un hombre para los demás! Perdiendo la vida, día a día, en el noble empeño de amoldarse al querer de Dios y en bien de los hermanos.

Domingo, 13. Septiembre 2015 - 10:47 Hora
XXIII Domingo TO (Ciclo B)

EXPLICACION DE LAS LECTURAS
1ªL- Isaías profetiza el segundo éxodo, la liberación de los cautivos de Babilonia y su retorno a la tierra de sus mayores. "Mirad a vuestro Dios que trae el desquite..." Yavé, ya está llegando para juzgar.
Las señales de la venida del Señor serán las curaciones de todos los achaques corporales y espirituales de los cautivos. Los que ahora no pueden ver, verán la salvación; los que no pueden escuchar, escucharán la buena noticia; los que no pueden a hablar, cantarán, y hasta los cojos saltarán de gozo.
2ªL- La carta se dirige a la comunidad que se ha desviado el mensaje de Jesús. El autor les avisa la contradicción en que viven: pretender compaginar la fe en Jesús con la discriminación de clases: la comunidad prefiere a los ricos y menosprecia a los pobres.
Ev- la curación del sordomudo constituye una imagen del programa de Jesús: todo el hombre queda sanado. Las dolencias que deforman la creación de Dios serán eliminadas y tornaran a su condición original.
Es un signo de la creación nueva que Dios realizará un día. En la mañana de la creación todo lo hizo bien (Gn 1), en el día de la consumación todo lo hará nuevo
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Tambien nosotros, como el sordomudo del Evangelio y el pueblo en el destierro, necesitamos que Cristo nos coja, nos lleve a un lugar apartado y nos abra a la escucha de la fe y a la proclamación de su Palabra.
El discípulo ha de ser oyente y testigo de la Palabra. ¡Pasamos la vida oyendo proclamar el evangelio, sin dejar que impregne nuestra vida! Tenemos tantos tapones que nos impiden escuchar con claridad:
El tapón de la soberbia, que nos hace autosuficientes y arrogantes. El tapón del tapón del egoísmo, que nos hace individualistas, nos repliega sobre nuestros solos intereses y nos cierra al hermano. El tapón de la violencia que nos hace optar por la agresividad y la fuerza en lugar del dialogo y la comprensión. El tapón de la codicia, que nos hace ambicionar, acapara no encontrar descanso ni hartura.
Hay tantos tapones que nos impiden escuchar a Cristo y a los hermanos.
Necesitamos que él nos cure de nuestra mudez por respetos humanos, por cobardía. De nuestros silencios pusilánimes en la defensa de la verdad, de la justicia, de los valores del Reino.
Todo está perdido cuando los buenos callan.
Cristo desea restaurar el orden querido por Dios, y por ello propicia que la comunidad nos acerque a él para tocarnos con su gracia y abrirnos el oído al clamor de nos menesterosos y soltarnos la traba de la lengua para que prestemos nuestra voz a los sin voz; para que hagamos resonar su mensaje a la presente generación.

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