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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Sábado, 7. Octubre 2023 - 17:38 Hora
XXVII Domingo del TO (ciclo A)

1L.- Con un canto de amor humano habla el profeta del amor de Dios a su pueblo. Como un obrero que dedica todos sus cuidados a su viña, y ésta no le da el fruto esperado: Es una simbolización de la historia, acusada de infidelidad. La acusación profética señala a Dios presente-oculto en la situación humana de violencia y lamento.
2L.-San Pablo responde a una pregunta de la comunidad de Filipos: ¿había que incorporar lo bueno que hubiera en la moral pagana o, por el contrario, había que hacer tabla rasa y crear por una nueva moral? El apóstol responde que el cristianismo no inventa la moral, sino que la condiciona en un sentido determinado.
Ev.- La parábola delos viñadores homicidas es
una profecía de la muerte que le espera en Jerusalén pero también una confesión indirecta de que él es el Hijo de Dios y una advertencia.
PARA LLEVAR A LA VIDA
La viña de la parábola es todo el pueblo de Israel, pero los jefes son los responsables que deben cuidar de esa viña y dar al amo lo que le pertenece y espera; derecho y justicia (1L).
El complot de los viñadores se basa en que saben que él proclama una religión universal, y les quitará el monopolio de Yahve, en el que basaban su poder económico. La acusación, bastante violenta, es "el amo vendrá y exterminará a los viñadores": Israel pierde su privilegio, la negativa de la buena noticia que será dirigida a todos.

Esta historia nos parece de ayer, pero es muy de hoy. Dios nos dió la vida y espera que nos prodiguemos en el servicio y el amor. Pero preferimos vivir a la nuestra, sin dar los frutos que Dios espera, ignorando o maltratando a quienes pone en nuestro día a día como ocasión de hacer el bien.
"Este es el Hijo, el heredero....". Quizá lo matemos ignorándolo y prefiriendo, antes que vivir en gracia, nuestras engañosas "posesiones". Pero hemos de saber que la humanidad jamás podrá abatir la viña de Dios.
Sólo daremos fruto si dejamos que la resurrección de Cristo vivifique nuestra vida impulsándonos a servirle y amar.

Sábado, 30. Septiembre 2023 - 21:36 Hora
XXVI Domingo TO (ciclo A)

1L.-El profeta escucha los lamentos y comentarios de los cautivos que se quejan de su suerte. Si Dios es justo cuando castiga al culpable, lo es más cuando da ocasión para la penitencia y perdona al pecador arrepentido.mientras advierte a los justos para que no caigan y da a los pecadores la oportunidad de convertirse y salvar sus vidas.
2L.-El apóstol, encarcelado y juzgado por ser cristiano, puede pedir con autoridad a los miembros de la comunidad de Filipos que den a su vez testimonio cristiano de la concordia y el amor.
Ev.- Jesús ejemplifica en una parábola las dos actitudes de los hombres ante la petición del padre Dios a trabajar haciendo el bien.
PARA LLEVAR A LA VIDA
La parábola describe a un padre Dios, que pide a sus hijos trabajar y recibe dos respuestas antagónicas, tras las que se perciben actitudes contrarias. Un hijo guarda las formas educadamente pero no hace la tarea. El otro se niega de forma destemplada pero la hace.
En primer lugar la del hijo desobediente, rebelde, que es considerado pecador: su respuesta cortante ("no quiero" ; pero que recapacita, es capaz de arrepentirse y de cumplir la voluntad de su padre. Y la segunda actitud -el segundo hijo dócil y obediente, que representa a los que se creen "justos"- son todos los que aparentan pero no hacen; los que en realidad, no obedecen.
La enseñanza radica en el hacer o el dejar de hacer, en atender y obedecer, que es lo que en definitiva cuenta ante Dios. Porque los hechos son los que atentifican la sinceridad de las palabras; las palabras sin hechos se reducen a simples sonidos: significan la negativa a cumplir la voluntad del Padre.
Ante el mandato de trabajar en la viña de nuestro mundo cuantos cristianos responden con palabras huecas; y cuántos que niegan a Dios, sin embargo se afanan por trabajar en la transformación de este mundo de injusticia.
Cristianos que rezan y meditan el Evangelio pero no lo viven; frente a otros que a veces ni se reconocen como cristianos y que lo ejercitan aún sin saberlo o pretenderlo.
Hemos de preguntarnos, muy seriamente, qué clase de hijos de Dios somos o queremos ser.

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