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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Sábado, 28. Noviembre 2015 - 21:10 Hora
I Domingo de Adviento (Ciclo C)

1ªL.- Los reyes históricos decepcionaron las esperanzas que en ellos puso el pueblo de Dios. Pasaron sin fundar un reino de justicia y de paz. Eran sólo símbolo del Dios justo y portadores de esperanza mesiánica pero no cumplieron su tarea. El anhelado descendiente de David está viniendo y revelando a Dios en su verdadera faz de "Señor-nuestra-justicia". Con él está la paz
2ª L.- El cristiano vive esperando y con la mirada fija en el futuro, no sólo en el pasado. Lo espera no cruzado de brazos, sino viviendo el amor activo y concreto. Y tiene ejemplos y animación de los propios hermanos
Ev.- Una conmoción cósmica, angustia humana… Una situación caótica de la que cabe esperar lo peor. Y, sin embargo, lo que aparece es una figura majestuosa. Frente a la desesperanza, la presencia gloriosa del Hijo del Hombre que devuelve: la ilusión, la certeza de nuestros mejores sueños. Alzad la mirada. Estad atentos… todo un programa, de toda una actitud que debe caracterizar a quien se diga cristiano.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Hoy empieza el Adviento. Ser cristiano es vivir en Adviento continuo que exige conversión y compromiso en la esperanza de este mundo hacerla más auténtica. Nos toca vivir tiempos difíciles, hay señales de desolación: guerras, hambre en el mundo, subdesarrollo y pobreza, el terrorismo... Demasiada injusticia. Pero también hay señales para la esperanza.
Ante este panorama se nos proponen dos actitudes para captar la liberación que se acerca.
Tener la mente despejada, con el Evangelio en la mano de todo cuanto habitualmente suele llenarla. Porque un hombre con la mente embotada es un auténtico incapaz de divisar el horizonte que se perfile al final de ese tiempo de espera. Si no arroja de su mente todas y cada una de las preocupaciones humanas que se han aposentado en ella, no esperará nada, ni entenderá nada.
La otra condición: es estar despierto, vivir conscientemente y con responsabilidad, "en pie ante el Hijo el Hombre". En pie, aquí, con los pies sobre el suelo y las manos en la masa de este mundo. "Estad siempre despiertos": Entre la memoria de lo que ya fue y la anticipación de lo que ha de venir, el cristiano vive en este mundo que pasa, vive en el presente o no vive en absoluto. Vivir en el presente es vivir despiertos, conociendo la tierra que uno pisa, aceptando la dureza de los tiempos, soportando el peso de cada día.
Bienvenido de nuevo el Adviento, tiempo de esperanza, tiempo de remoción de obstáculos (será ésta una idea que se repetirá a través de todos los domingos de este ciclo), tiempo para ganar en madurez, para desterrar la modorra, para aprender a vivir de pie, con la cabeza levantada, barruntando la salvación que se acerca.

Domingo, 22. Noviembre 2015 - 10:38 Hora
Domingo XXXIV. Solemnidad de Cristo rey (Ciclo B)


1ªL.- En la literatura apocalíptica la imagen mediador de salvación, se desprende de las realidades históricas (rey, sacerdote, profeta) y se proclama de origen celeste. En su apariencia humana revelación del poder salvador de Dios. Por el "hijo del hombre" se anuncia el reino de Dios, que llena el espacio y la historia y los rebasa. Esta visión del final ilumina el presente de los humildes que esperan.
2ªL.- Cristo que se halla en la plenitud, nos espera y nos estimula. EL es el punto Omega, al que converge toda la creación, y en el que esta pobre historia humana encontrará un final glorioso. Nuestra espera no ha de ser pasiva sino operante.
Ev.- El Reino de Dios, proclamado por Cristo, no es de este «mundo» o sea no está regido por las leyes de nuestro pobre mundo empecatado: «la ambición humana, la codicia de los ojos y la arrogancia del dinero» (1 Jn 2,16).
Celebrar la fiesta de Cristo Rey es reconocer a Jesucristo como testigo de la verdad, como libertador de toda esclavitud, como Señor del universo, y Rey de la vida..
PARA LLEVARLO A LA VIDA
"Para eso he venido, para dar testimonio de la verdad". La misión de Jesús, el Rey y la misión de los cristianos, es ser testigos de la verdad. Porque la verdad se impone por su propia evidencia, no por la fuerza o propagandas sino por su propia fuerza, por su atractivo. Miguel de Unamuno advertía que "verdad no es lo que hace pensar, sino lo que hace vivir". Somos testigos de la verdad. Tenemos que vivir y actuar como tales para ayudar a los hombres a buscarla y a encontrarla.
Jesús es rey pero ejerce su realeza, completamente al revés de como ejerce el mundo su poder. No por la fuerza, sino por la invitación a la libertad. La manera de ejercer Cristo su realeza desde la cruz, es servicio, comprensión, perdón, hasta disculpar. Su concepto de rey fue objeto de burlas, no se daban cuenta aquellos soldados de que se burlaban del servir y optaban por la lógica de reinar explotando a otros.
Pero el proceder de Dios es tan humanitario que hay quienes llegan incluso a creer que no actúa, o que no existe, porque no violenta al hombre.
Los valores del Reino pasan por la solidaridad. Es preciso fomentar la gratuidad, la justicia, el amor, la paz...
Confesamos que Jesús es Nuestro Señor. ¿Estamos a su servicio? ¿Seguimos el Evangelio? ¿O tratamos de acomodarlo a nuestras conveniencias y prejuicios?
-¿Somos testigos de la Verdad? ¿De qué verdad… de la nuestra... o de la de Jesús? -¿Se nos nota que seguimos a Jesús? ¿Somos como el esplendor de la verdad, luz que no deslumbra ni molesta?
Pidamos a Dios Padre que venga su Reino, que estamos dispuestos a trabajar con empeño, siguiendo el camino del Rey Jesús: humilde, pobre, servicial.

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