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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Domingo, 20. Diciembre 2015 - 19:54 Hora
IV Domingo de Adviento (Ciclo C)


1ªL.- El profeta recuerda la pequeña Belén donde nació David y con él, la expectación del Mesías salvador. Los descendientes de David no adecuaron la esperanza. Pero ni por ello, la fe se apagó ni la pequeña Belén desveló aún su grandeza.
2ªL.- Concisamente explica el autor el sentido de su cita: los sacrificios del A.T. no agradan a Dios y son abolidos; Jesús establece el único sacrificio que agrada a Dios y que consiste en cumplir su voluntad.
Ev.- El saludo de María provoca la respuesta de Isabel que, entusiasmada, prorrumpe en alabanza profética bajo la acción del Espíritu Santo. Isabel ha reconocido en el hijo de María a "su Señor". Por eso la llama la más bendita entre todas las mujeres.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
En un pueblo en el que se vive de la Promesa, los hijos son una bendición y la esterilidad una desgracia. Pero si cualquier hijo es ya para su madre una bendición de Dios, mayormente Jesús para María, y no sólo para ella. Porque Jesús es la Promesa cumplida. Todas las esperanzas de Israel van a granar en Jesús, que es el fruto bendito del vientre de María. Por Jesús Dios bendice la vida y ésta tiene sentido. Y por eso María es, entre todas las madres, la más bendita.
"¡Dichosa tú, que has creído!": Lo que constituye la verdadera dicha es la fe en la palabra de Dios. Más tarde, Jesús, respondiendo a una mujer que bendice a su madre por haberlo llevado en sus extrañas, dirá que la verdadera dicha consiste en creer en la palabra de Dios y en practicarla (Lc 11, 27s). Y en otra ocasión afirmará que su madre y sus hermanos son todos los que creen en el evangelio que predica (8, 19-21)..
Dios no ha querido entrometerse en nuestra historia sin contar con nuestra libertad y pedirnos colaboración, aunque El, que es Amor, lleve siempre la iniciativa. Dios ha querido enviarnos a su Hijo invitando a María a decir si, a creer en su Palabra. Y es así también como Dios entra en nuestras vidas: por la fe. Y en eso si que podemos y debemos imitar a María.
Si creemos con esa fe, si aceptamos como María el evangelio, la Palabra habitará en medio de nosotros y Cristo nacerá en nuestros corazones.
"Lo que te ha dicho el Señor se cumplirá": Donde no hay fe no hay historia de salvación y, el hombre pierde su tiempo y su vida en la lejanía de Dios. Por la fe entra Dios en nuestras vidas y está con nosotros, y el tiempo no discurre vacío. En las entrañas de la comunidad de los creyentes, actúa la Palabra de Dios y se hace carne palpable mediante las obras de la fe. Porque no hay fe sin obras.
Cuando la fe crezca y llegue a su plenitud, se manifestará la obra de Dios. Mientras tanto vivimos en estado de esperanza, vivimos el embarazo y el compromiso de la Palabra. La cuestión es: si todos los que nos llamamos cristianos tenemos esa fe viva, esa fe con obras, y esa esperanza fecunda, activa, empeñada con todo lo que se está gestando en este mundo con la gracia de Dios y sin arte ni parte de los poderosos. Porque la iglesia no es una abstracción, un ente jurídico, sino una comunidad integrada por todos los creyentes, y no tiene otras entrañas en las que pueda hacerse carne la Palabra de Dios que la fe y la esperanza de los creyentes.

Martes, 1. Diciembre 2015 - 18:02 Hora
II Domingo de Adviento (Ciclo C)

1ªL.- Baruc quiere alentar a los desterrados, para que acepten su situación y cambien de mentalidad. Una transformación lenta se irá produciendo en el pueblo: sus hijos, pasado el tiempo previsto por Yahvé, volverán a Jerusalén. Todo esto se refiere a un tiempo futuro indefinido. Es una invitación a la alegría profunda por los bienes que Dios ofrece: el cambio profundo que se ha de realizar.
2ªL.- Pablo pide que la comunidad de amor siga creciendo. Pide que Dios conceda a los filipenses un conocimiento profundo y práctico que les ayude a resolver fraternalmente los problemas cotidianos, y les preserve de costumbres paganas. Renovados por el espíritu evangélico, impregnados de esta sensibilidad cristiana, serán como un árbol capaz de dar frutos de justicia. Llegarán así limpios e irreprochables al día de Cristo.
Ev.- Con la expresión, "vino la palabra", se quiere destacar la soberanía de la palabra de Dios. Con la venida de la palabra sobre el bautista, se abre el espacio en el que va a culminar la historia de salvación de Dios en Jesucristo. Pero la historia de la salvación no acontece sin la conversión de este pueblo. De ahí la llamada que hace Juan a la penitencia.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Este tiempo de Adviento nos invita a hacer presente en nuestras vidas todo lo que Juan invitaba a vivir a la gente de Israel. "Preparad el camino del Señor". En medio de la vida difícil, Juan invitaba a cambiar el corazón y a encontrar lo que esperaba el Señor. Se trata que cada uno descubra en su interior lo que tiene que cambiar, los pasos nuevos que ha de dar, cómo acercar más la clase de mundo que Dios quiere, como contribuir que en la sociedad rija el amor y la generosidad y por la dureza y la cerrazón. El evangelio acaba de modo muy significativo: "Y todos verán la salvación de Dios". «Vino la palabra de Dios sobre Juan y recorrió toda la comarca del Jordán predicando».
Es una invitación a la diligencia, a prontitud, a echar por la borda la pereza, la abulia, la tibieza, la pasividad, la inercia. A saber responder.
La Palabra de Dios, la Promesa, tiene una gran fuerza de movilización. La conversión es avance. Es cambio. No lamento del pasado, no resignación en el presente, no fijación estéril en nuestras lágrimas. Convertirse es pasar a la acción para que haya igualdad, para que haya justicia, para que desaparezca la violencia en el mundo.
Porque todas estas cosas es preparar los caminos a lo que ha de venir, al cumplimiento de la Promesa, al reinado de Dios que se acerca.
Gracias a la predicación de Juan, y gracias a la actuación de todos los que lo escuchan, la Buena Noticia del amor de Dios serán muchos los que vivan la alegría de aquella vida nueva.

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