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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Jueves, 11. Febrero 2016 - 07:12 Hora
I Domingo de Cuaresma (Ciclo C)

1ªL.- La profesión de fe del pueblo bíblico da testimonio de encuentro con Dios en momentos cruciales de su historia: estuvo con los patriarcas, liberó de servidumbre, guió hacia tierra de reposo. El testimonio dice que estuvo allí «con nosotros» y por eso sigue siendo presencia, liberador y término de reposo. La historia proclamada señala notas permanentes del pueblo de Dios.
2ªL.- Pablo afirma la salvación de judíos y de griegos por igual. Esta igualdad radica en el hecho de que uno mismo es el Señor de todos. Lo que implica, la exclusión de un orden teocrático que interponga entre el Señor único y los hombres diferentes grados.
Ev.- El mismo Espíritu que descendió sobre Jesús en el Jordán es el que conduce a Jesús al desierto para ser tentado. Por tanto, las tentaciones son queridas expresamente por Dios. También en la tentación, el Hijo de Dios se hizo semejante a todos los hombres
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Porque la vida es difícil y hostil para la fe. Corremos el riesgo de dejarnos llevar de lo que hace todo el mundo y así alejarnos de la fe cristiana. Tenemos siempre el peligro de caer en la tentación, el evangelio de hoy quiere alertarnos y animarnos en la lucha con el ejemplo de Jesús. Las tres tentaciones son muy similares: son proponer a Jesús que actúe (y busque eficacia evangelizadora) por otros caminos contrarios al contenido de lo que quiere anunciar: el amor fiel. el diablo propone:
1) Escapar de las dificultades de este amor entregado, y buscar tranquilidad y bienestar utilizando el nombre de Dios.
2) Dominarlo todo, y poder imponer lo que Jesús quiera imponer (es la tentación más "diabólica": en las otras dos, el diablo dice a Jesús que haga intervenir a Dios; en ésta no le es necesario).
3) Conseguir la adhesión de la gente engatusándolos con actuaciones espectaculares en lugar de buscar convertir los corazones a Dios.
Las tres pruebas tienen un denominador común: determinar el papel que juega Dios en la vida del hombre Jesús y él responde:
1) No solo de pan vive el hombre: necesitamos comer pero el afán por ganarnos el pan puede anular otros afanes que también debemos alimentar. Hay otro alimento: hacer la voluntad de Dios. En tiempo de crisis, de hambre, no podemos afanarnos sólo por nuestro pan sin solidarizarnos para que todos puedan vivir dignamente.
2) No tentarás al Señor tu Dios: con frecuencia querríamos que Dios sirviese para remediar nuestros infortunios y nos desconcierta su silencio. Pero Diosnos ha hecho responsables y jamás hará por nosotros lo que nosotros tenemos que hacer.
3) Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto: reconocemos creer en Dios pero nuestra manera de proceder indica que ponemos más confianza en las obras de nuestras manos (la técnica, la ciencia, la política, el progreso...) que en El. No nos fiamos de nadie y tampoco nos fiamos de Dios.
Lejos de fundar nuestra vida en el amor al prójimo, la hemos basado en el recelo. Hemos de poner las cosas en su sitio, sin endiosamientos. Porque uno sólo es el Señor y todos los hombres somos hermanos.
Hemos escuchado la palabra de Dios que nos advierte contra las posibles tentaciones que ponen a prueba nuestra fe. Que el cuerpo y la sangre del Señor nos alimenten y fortalezcan para que, superada la prueba, permanezcamos fieles en la fe.

Martes, 9. Febrero 2016 - 10:03 Hora
Miércoles de ceniza

1ªL.- El profeta hace una intensa llamada a conversión ante el sentido profundo de la desgracia colectiva. Los ritos penitenciales sólo tienen sentido, si traducen el sentir del espíritu: sentir de creaturidad y de culpabilidad, que actúa un movimiento de retorno al Dios creador y salvador.
2L.- Pablo basándose en los cánticos del Siervo de Yahvé habla de lo que ha significado realmente la fidelidad de Jesús hasta la muerte y que hay que vivir según la redención que él nos ha conseguido.
Ev.- Jesús asume las tres prácticas básicas de la piedad judía: la ayuda al necesitado limosna, la oración y el ayuno. Y añade que deben cumplirse de modo que broten del corazón y no con ostentación.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Queremos vivir la vida de Jesús. Celebramos la Cuaresma, por que queremos atender a la invitación que Jesús nos dirige: "¡Convertios y creed en el Evangelio!"
Hemos de proponernos cosas concretas que nos ayuden a avanzar en el programa que Jesús nos ha presentado hoy.
- La oración ha de ocupar un lugar preferente. Una oración permanente y fiel al momento del día que hayamos decidido elegir y que refuerce nuestros vínculos con Jesús.
- Un ayuno que abra nuestros ojos y esponje el corazón, que nos haga más libres para amar y seguir a Jesús. Ayunar de aquello que engorda de orgullo, de pasiones, de ataduras con las cosas y nos priva de amar, de llenarnos de Dios y de los demás.
-La limosna es signo de la sinceridad de nuestra conversión cuaresmal, de la autenticidad de nuestra oración, del fruto de nuestros ayunos. Dar y compartir. Tener demasiado hace daño. Nos hace incapaces de andar ligeros, nos esclaviza, nos distancia de los demás, nos atenaza el corazón.
La Cuaresma propicia valores muy estimables para la vida según el Espíritu, y que incluyen un tanto de ascésis: esfuerzo de superación personal, asumir el trabajo incluso en la adversidad, reconstrucción de la interioridad relajada, camino fatigoso en esperanza, soledad y encuentro con la verdad, comunicación/diálogo sincero en amistad con Dios...

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