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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Viernes, 2. Septiembre 2016 - 20:52 Hora
XXIII Domingo TO (Ciclo C)

1ªL.- Salomón es un sabio diferente: él no enseña la sabiduría, sino que reza para conseguirla. Actitud del verdadero sabio.El trabajo del hombre viene a ser un afán estúpido si no se adereza con la confianza en Dios que da la sabiduría que puede salvarnos.
2ªL.- La relación de amo respecto a su esclavo ha quedado modificada. La llamada de Cristo acarrea una transformación radical de las relaciones: el esclavo se convierte en un liberto de Cristo y el libre se hace esclavo de Cristo.
Ev.- Dos ejemplos propone el Señor: "el que no odia (sic el original) a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, a su propia vida, no puede ser discípulo mío" (Lc. 14, 26); "el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío" (Lc 14,33).
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Ser cristiano es algo muy serio. Tan serio es, que Jesús nos advierte con dos sencillas parábolas de su importancia, no sea que empecemos y acabemos mal o no acabemos. No aluden a la estrategia y al cálculo humano, sino a la responsabilidad de la decisión. Sólo se puede seguir a Jesús mediante una decisión personal. Porque nos lo jugamos todo, y sin más garantía que la fe en la promesa de Dios. Por eso es una decisión que ningún hombre podría hacer sin la gracia y la ayuda de Dios.
Hay que cargar con la cruz. No es una metáfora. Este "llevar la cruz" refiere al momento en que el condenado a muerte abandona la sala del tribunal para salir a la calle con la cruz ante la multitud hostil que lo abuchea. Lo más terrible no es la ejecución al final del camino, sino el hondo sentimiento de haber sido expulsado de la comunidad, de hallarse sin defensa y de ser objeto del desprecio general. De donde se deduciría que seguir a Jesús significa arriesgarse a llevar un tipo de vida que es tan difícil como el último camino del condenado a muerte.
Duras pueden parecer estas palabras, pero ahí están.

El seguimiento de Jesús es un absoluto y no admite negociaciones. Su llamada es "sígueme". seguir a Jesús implica radicalidad. Jesús es un Señor incompatible con otros señoríos.Estas palabras no acaban de gustarnos y por eso les buscamos la vuelta. Es verdad que el estilo oriental es muy gráfico, chocante, para facilitar la memorización de las enseñanzas, como es el caso que nos ocupa; es cierto que no podemos tomar al pie de la letra determinadas expresiones, pero también lo es que no podemos ignorar el sentido que esas expresiones encierran, el sentido, fuerte y duro. Todo cuanto se presenta como un obstáculo en el seguimiento de Cristo debe ser eliminado sin contemplaciones. No importa que se trate de los vínculos más legítimos o de los más grandes bienes. Todo debe sacrificarse con tal de seguir a Cristo hasta la muerte, incluso la propia vida.
Seguir a Jesús es una decisión de por vida y hasta dar la vida, o sea, hasta la muerte. No se trata simplemente de prácticas ascéticas para dominar las pasiones o robustecer la voluntad. Se trata de apostar la vida entera.

Sábado, 27. Agosto 2016 - 21:34 Hora
XXII Domingo del TO CICLO C

1ªL.- La enseñanza de los sabios parte de la experiencia y termina en hondura trascendente. -La humildad halla el favor de los hombres y de Dios. Los hombres estiman y aman al que por humilde les valora en su grandeza. El autosuficiente se termina en sí mismo; el cínico no arraiga en tierra alguna.

2ªL.- El texto nos presenta una comparación entre la constitución del antiguo pueblo de Dios y la del nuevo pueblo de los bautizados. En el Sinaí había fenómenos terribles que los hijos de Israel pidieron no seguir oyendo las palabras pronunciadas por una voz que los amedrentaba. Aquí, se trata de un encuentro totalmente diferente. En la nueva historia, la del nuevo pueblo, no hay fenómenos semejantes.

Ev.- Habitualmente los judíos hacían - después del servicio sinagogal- una comida solemne. El jefe de la sinagoga solía invitar al que había tenido la homilía. Ahí se inserta la enseñanza de Cristo. Ve cómo los comensales se disputan los primeros puestos y afea su actitud. Se dirige a quien le había invitado para hacerle notar que el amor auténtico se muestra cuando se ejerce sin esperar recompensa alguna.

PARA LLEVARLO A LA VIDA
Vivimos en una sociedad en la que el principal objetivo es triunfar y donde todo se hace por interés, donde cualquier gesto de gratuidad es fácilmente malinterpretado. Es muy difícil poder escapar de la competitividad. Y sin embargo, ahí quedan las palabras de Jesús: “todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido” o “invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte…” Humildad y gratuidad son claves de vida cristiana.
Esta enseñanza de Evangelio debería persuadirnos de que los que somos invitados por Cristo a su mesa deberíamos poseer la virtud del «último puesto», desde la convicción profunda de nuestra poquedad, huyendo del engereimiento engañoso que nos hace ser tenidos en más de lo que realmente somos.
Ante Dios no valen pretensiones humanas ni alardes y suficiencias aparentonas, sino coherencia y humildad. La invitación a la Mesa del Señor no nos llega por merecimientos propios, sino por pura gracia, por puro don. Y gratis hemos de dar lo que gratis hemos recibido
La humildad cristiana no consiste en postureo de cabezas bajas y en cuellos torcidos. Sta Teresa nos ofrece una buena definición: andar en verdad. Saber ser lo que uno es y esforzarse por ser lo que Dios espera que seamos. Aceptar la verdad propia, nuestra realidad sin intentar parecer mas de lo que somos. Viviendo sin enaltecerse, sin darse importancia sino reconocer que debemos doblegar el corazón por el arrepentimiento, para que nuestra fe no sea pobre, nuestra esperanza coja y nuestro amor ciego.

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