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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Sábado, 22. Octubre 2016 - 09:43 Hora
XXX Domingo del TO (Ciclo C)

1ªL.- La justicia humana no escapa la cierta parcialidad. Sólo Dios es justo no admite sobornos ni hace acepción de personas. Sin embargo la imparcialidad de Dios no puede entenderse como si tratara igualmente a ricos y pobres. Precisamente porque es un Dios justo e imparcial, está con los débiles y necesitados.
2ªL.- Pablo es ya un anciano que está en la cárcel y espera la sentencia de muerte. Recuerda su vida, como un atleta y su carrera. Está contento porque ha sabido luchar por la fe. Ahora confía recibir la corona merecida
Ev.- Jesús muestra la diferencia que hay entre la verdadera y la falsa piedad. Dios, resiste la mentira de los orgullosos y enaltece a los humildes, despide al fariseo sin favor y dispensa el perdón al publicano.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Jesús condena la oración del fariseo porque es autoafirmación del "yo" egoísta. Se enaltecía y era orgulloso no sólo por las alabanzas que se dirigía a sí mismo sino porque el mal sólo lo veía en los demás. Fuera veía a los ladrones, los injustos y los adúlteros; fuera el robo, el adulterio, la injusticia. A él no le alcanzaban. Se enaltecía y era orgulloso no sólo por las alabanzas que se dirigía a sí mismo sino porque el mal sólo lo veía fuera. Se siente limpio, seguro, porque echa la culpa a los otros, siempre inculpa el pecado a los demás.
Para Jesús, sólo el que como el publicano se da cuenta de que el mal está dentro de sí, el que descubre que está implicado en el mal, y no puede echar las culpas sólo a los otros sino que tiene que convertirse, cambiar personalmente y transformar las estructuras de pecado… -sólo este- alcanzará la justificación, el perdón.
Dios, según revela Jesús, se pone de parte de los que se sienten insuficientes, impotentes para acabar con el mal dentro y fuera de si mismos. Y por eso su grito -su oración- atraviesa las nubes y no descansa hasta dar con Dios (1ªL). Dios está a favor del cambio, de la justicia.
El cristiano se sitúa ante Dios sabedor de que de él recibe todo lo que es. Esta convicción le mantiene tan alejado de la conciencia infeliz y humillada, como de la conciencia farisaica. No cesa de alimentar su acción de gracias. Se nos invita, pues, a reflexionar sobre nuestra actitud en la oración, nuestra disposición en la Eucaristía.

Lunes, 17. Octubre 2016 - 11:36 Hora
DOMINGO X DEL T. ORDINARIO /C

Domingo 30 T.O.
• Textos bíblicos
Eclesiástico 35, 15b-17.20-22a
El Señor justo no puede ser parcial con el pobre: escu-cha la súplica del huérfano y viuda sin descansar hasta que Dios Padre lo escuche.
Salmo 33
El salmista agradecido bendice a Dios y escucha a los humildes por defender el evangelio, como foco potente que nos deslumbra porque en todo vemos a Dios.
2 Timoteo 4, 6-8. 16-18
El momento de mi partida es inminente: He combatido el combate y el Señor justo me premiará y me llevará al Reino del Cielo.
Lucas 18, 9-14
Parábola del fariseo y publicano orando en el Templo: El fariseo en su oración descalifica a los demás y pre-sume de su actuación, mientras que el publicano con humildad implora el perdón, cumpliéndose así el lema que quien se exalta será humillado y el que se humilla será ensalzado.
• Sugerencias
Aleccionador es el apólogo del “Ciego y la Flor”. Un ciego entra en un jardín y pisa una flor al tiempo que oye ¡cieguecito, por amor de Dios no me hieras! ¿Eres un jazmín... una rosa... un clavel...? ¡No! Soy una po-bre flor silvestre que he nacido en este jardín y por eso recibo el aroma de todas las plantas.
Hoy la palabra de Dios nos pone en guardia contra todo espíritu de suficiencia y orgullo (salmo) porque Dios justo escucha la palabra de los humildes y premia a los que trabajan por el Reino de Dios (1º y 2º lectu-ra).
Vivimos tranquilos, aunque miles y miles de familias siguen en los umbrales de la pobreza que necesitan urgentemente transfusiones de sangre de justicia.
Entramos de nuevo en nuestros templos y obser-vamos cómo se cumple la palabra del fariseo; el publi-cano con humildad sale justificado cumpliéndose que el que se humilla será ensalzado y el que se ensalza se-rá humillado, repitiéndose así las siete acciones claves que debe poner en práctica el creyente: perdonar a soberbios y derribar a los poderosos de sus tronos, en-salzando a los humildes y hambrientos y despidiendo vacíos a los ricos, mostrando así que los predilectos son los pobres y los humildes. Y con San Pablo en la cárcel hagamos nuestro testamento vital, participando en la gran olimpiada de la santidad para conseguir el premio que Dios nos tiene preparado.
• Reflexión personal
¿Qué dice el texto bíblico? ¿Qué te dice a ti y a qué te compromete?



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