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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Domingo, 29. Octubre 2023 - 07:09 Hora
XXX Domingo TO (ciclo A)

1L.- El texto recoge las disposiciones legales para proteger a los desvalidos, a cuantos se hallan en una situación de vulnerabilidad.
2L.-San Pablo escribe sorprendido por el celo con que los tesalonicenses le han imitado, convirtiéndose en un modelo.
Ev.- Sólo existe un mandamiento cristiano que resume a todos: el mandamiento del amor. En la medida que amamos al prójimo como Dios nos ama, lo cumplimos.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Que amemos, eso es todo lo que Dios espera de tí y de mí. Toda la ley y los profetas se sustentan en el amor. Jesús sabía que la Ley de Moisés, se había complicado hasta hacerla imposible de recordar y cumplir, por ello la simplifica: Amar a Dios en el prójimo.
«Amar a Dios» no es todavía amar, porque Dios se manifiesta al hombre en Cristo; «amar a Cristo» no es todavía amar, porque Cristo nos sale al encuentro en el prójimo. Amar al prójimo en su situación concreta es amar a Cristo, es amar a Dios, es amar de verdad.
Todo hombre puede llegar a ser nuestro prójimo si le miramos con fe.
La medida dada por Jesús para amar al otro "como a uno mismo" implica la exigencia de mirar al otro con un igual a mí.
El único camino para hacer posible el mandamiento del amor es creer en la igualdad. Porque el amor sólo es posible entre iguales. Entre desiguales sólo se da la piedad, la compasión, la misericordia, la beneficencia... Desde la reducción del otro, del prójimo, a otro menos que yo, y otros menos que nosotros.
Todas las leyes son insuficientes si falla la actitud de amor y respeto hacia los demás. Sin amor a los otros, la convivencia se degrada. La solidaridad, el esfuerzo para resolver las situaciones sociales de marginación, de hambre, de miseria, depende del amor.
El Señor nos dice dos veces en la primera lectura que él escucha el grito del oprimido y se compadece (lo padece como propio). Este es el modo de amar de Dios que se hizo hombre por amor a los hombres. Amar no es esperar pasivamente a que aparezca el prójimo, es salir de nosotros mismos y mirar a los demás como hermanos.

Domingo, 22. Octubre 2023 - 07:46 Hora
XIX Domingo TO (ciclo A)

1L.-El profeta exílico muestra en el poderoso rey, que decide la historia de ese momento, el instrumento de Dios. Aunque aquel no conozca a Dios, él si le conoce y se da a conocer en el movimiento unitivo del mundo, que Ciro promueve. La minoría, que va a lograr su liberación en ese acontecer, es alertada a ver en ello al Dios que salva.
2L.-El trabajo de Pablo y sus colaboradores no fue en vano en Tesalónica. Porque no fue pura palabrería, sino el logro de una una comunidad fundada en las virtudes teologales: una fe que fructifica en obras, en un amor sincero que se hace compromiso y una esperanza capaz de aguantar todo.
Ev.- Al César lo que es del César
PARA LLEVAR A LA VIDA
La cuestión que le plantean a Jesús es política: ¿se puede y se debe pagar el tributo impuesto por los romanos, aceptando así su dominio? Jesús no entra en la cuestión, les pide que enseñen una moneda, para que reparen que la pregunta está respondida en la praxis; se limita a descubrirles su mala voluntad. Si las monedas con la cara del césar las usáis sin escrúpulos para enriquecerse, ya habéis tomado partido.
Y les ofrece una enseñanza que no le habían pedido: ningún poder puede ser absoluto. La sentencia: dad al César lo que es del César. Pone límite "sólo lo que sea del César", no todo lo que pretenda o pida, sólo lo suyo.
-Dad a Dios lo que es de Dios, significa que no todo es del César, cuyo poder está limitado por la soberanía de Dios. La revelación de Dios en el mundo es Cristo crucificado, una verdad que no se impone. Por eso es la verdad que nos hace libres, el Señor que nos libera de todos los señores que se endiosan en este mundo. El reconocimiento de esa verdad es lo que debemos a Dios.
El cristiano, si vive con atenticidad, no puede separar su vida social de su vida de fe. Tiene que dar lo que le corresponde: en el ámbito civil y en el religioso; ha de ser íntegro, justo. Sólo así podrá celebrar con los hermanos la muerte y la resurrección del Justo

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