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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Viernes, 14. Abril 2017 - 14:36 Hora
DOMINGO DE RAMOS (Ciclo A)



1ªL Iniciamos la Semana Santa, la lectura del tercer canto del Siervo ilumina el misterio de la y explica por qué el Mesías tenía que sufrir.
El Siervo experimentado en el dolor. Varón de dolores lleva sobre sí el dolor del mundo. Este siervo consuelo del mundo, para alentar a los abatidos y confortar a los que sufren, el que pueda extender la mano al abandonado, el que pueda decir a todos los marginados una palabra adecuada. El siervo saca toda su fuerza del Señor
2ªL Pablo utiliza con frecuencia himnos de la comunidad; aquí recoge uno en el que se canta a Cristo como Señor. Pablo lo utiliza para presentar a Cristo como modelo, para que todos tengan sus mismos sentimientos. Describe su dinámica existencial: 1. Condición divina. 2. Condición humana. Significado de estos dos momentos para Jesús: despojarse (momento inicial), rebajarse (momento final). 3. Condición glorificada.
EV. La Pasión, relato de la Cruz de Jesús. Jesús experimenta la fuerza del pecado: se identifica con los pecadores: Jesús encarna la figura de aquel "siervo" del que hablaba Is del que se dice que sufrirá por todos, Y llevó los pecados de muchos e intercedió por los culpables".
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Nos introducimos en la semana mayor, lo hacemos contemplando hoy la Cruz de Cristo con ojos de fe. La cruz ha dejado de ser oprobio e ignominia para convertirse en signo de victoria y salvación. La liturgia de Domingo de ramos, conforme a la tradición de la Iglesia considera la Cruz en su perspectiva de triunfo.
La contemplación de los dolores de la pasión y muerte no debe conducirnos a una actitud espiritual que nos haga sintonizar con el sufrimiento del que padece. Jesús aceptó voluntariamente los dolores de la pasión para "saber decir al abatido una palabra de aliento" para destruir el mal profundo de los hombres. Hemos de llegar al núcleo esencial de la compasión hacia Cristo, emprendiendo una lucha efectiva contra el pecado en nosotros.
La pasión de Cristo continúa hoy en los hombres que sufren dolor: hambre y desnudez, pobreza y abandono, tristeza, desesperación, falta de comprensión. En la Iglesia continúa la Pasión de Cristo, porque la comunidad cristiana es lugar de la lucha contra el mal, ha de recoger los sufrimientos de los hombres y, combatir los egoísmos y las faltas de amor. Esto significa, en último término, que el único signo válido de la lucha de los cristianos contra el pecado es la "com-pasión" efectiva de todo el inmenso dolor de la humanidad.
Y, desde la experiencia de la Cruz, es ley para todo cristiano la necesidad de luchar contra el mal.

Viernes, 14. Abril 2017 - 14:35 Hora
Domingo V de Cuaresma (Ciclo A)


La liturgia de este día nos prepara para vivir la pasión de Jesucristo. Jesús aparece en el evangelio de la resurrección de Lázaro como aquel que tiene poder sobre la muerte y lo demuestra con los hechos. La resurrección de Lázaro es el último milagro que Jesús cumple antes de su Pasión.
Jesús que está caminando con decisión hacia Jerusalén para cumplir con su misión. Se detiene en Betania, la escena está cargada de significación y simbolismo. Jesús amaba a Lázaro y a sus hermanas. Él es verdadero Dios y verdadero hombre que comparte solidariamente la suerte de los mortales.
Lázaro (“significa Dios ayuda” y Betania significa Casa del pobre): Lázaro es el necesitado, por estar enfermo. Se rinde a sus limitaciones. Y la muerte le domina. Por otro lado Marta: simboliza a la comunidad que va creciendo por la fe en Jesús. Pasa de una fe incipiente a una fe total. Y María: representa a la comunidad que sufre, pero que espera y confía. Jesús manda: «Desatadlo y dejadle andar». La redención nos ha liberado de las cadenas del pecado, que todos padecíamos.
Jesús se presenta en este relato como humano, cercano y amigo, sintiendo el dolor por la muerte de un amigo. Pero, sobre todo, como el Señor de la vida. Él colabora con el proyecto inicial de Dios, que crea y da la vida a todos los seres.
Dios no nos creó para la muerte, sino para la vida. Dios no inventó la muerte. Lo suyo es dar vida en plenitud. El cristiano va preparando en esta tierra la resurrección total.
PARA LLEVARLO A LA VIDA. Con el milagro de la resurrección de Lázaro, signo de nuestra resurrección futura, se muestra el poder de Jesús sobre la muerte. El cristiano afirma: "La vida de los que en Ti creemos, Señor, no termina, se transforma; y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo" (Misal Romano. Prefacio de la Liturgia de Difuntos I). La fe de Marta es modelo de la nuestra: para resucitar y vivir con Cristo hay que creer en Él.
Nuestra resurrección para la vida comienza en el bautismo. Y la vocación del cristiano, en su existencia terrena, es crecer en la vida verdadera y comunicar esta vida a los demás. Desde la creación, el ser humano recibió la encomienda de re-crear la naturaleza, para transformarla al servicio de los humanos.
Los cristianos estamos llamados, ya en esta tierra, a vivir esta nueva vida sobrenatural que nos hace capaces de dar crédito de nuestra suerte: ¡siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que nos pida razón de nuestra esperanza! (cf. 1Pe 3,15). Es lógico que en estos días procuremos seguir de cerca a Jesús Maestro. Tradiciones como el Vía Crucis, la meditación de los Misterios del Rosario, los textos de los evangelios, todo... puede y debe sernos una ayuda.Toda la historia de la humanidad es una larga y dolorosa gestación para nacer a la vida total. El cristiano es la persona de fe y esperanza que cree en la vida, trabaja por la vida plena, suya y la de los otros, desde aquí y desde ahora.

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