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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Viernes, 14. Abril 2017 - 14:37 Hora
VIERNES SANTO


1ªL.- La figura del siervo encarna todo el sufrimiento humano. Pero en esa figura el dolor se redime, porque es aceptado, es inocente, es por otros y termina en victoria. Reúne y hermana dos suertes irreconciliables: la humillación y la elevación, el sufrimiento y el triunfo, la muerte y la vida. Dios y los hombres testifican con el siervo que el dolor inocente es redimido y redime.
2ªL.- El autor destaca como nuestro "sumo sacerdote" asume del todo la humanidad (es tentado, sufre) y confía plenamente en Dios. Es uno de los nuestros y vive cerca de Dios, podemos acercar a él con confianza.
Ev.- La Pasión de San Juan describe la obra del sexto día: la creación del hombre nuevo, a través de los sufrimientos: "Ecce Homo". JC es el Hombre definitivamente realizado, porque ha vivido totalmente lo que hace que los hombres seamos verdaderamente hombres: el Amor, la Vida de Dios y lo ha hecho desde la obediencia fiel al Padre.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Han capturado a Jesús, atado y lo conducen a casa de Anás; abofeteado es enviado al Sumo Sacerdote Caifás. Pilato, descubre que quieren utilizarlo para dar muerte a un inocente, flagelado sin piedad es llevado a la cruz. Estos son los hechos.
¿Qué podemos esperar de un crucificado? desde el comienzo de su ministerio Jesús trata de cumplir la voluntad del que le envía. Trata de mostrar el verdadero rostro de Dios, su misericordia. ¿ha fracasado? Porque.. ahí está, crucificado, muerto y sepultado.
En la hora de la cruz, Jesús nos dice quién es Dios: capaz de amarnos hasta morir por cada uno de nosotros.
La expresión "entregó el espíritu" no significa "murió". El verbo griego significa "entregar, transmitir". En esta hora, Jesús transmite el espíritu. Esto quiere decir que transmite un talante, un estilo de vivir, el rasgo que define a Dios: amar hasta dar la vida. En la cruz descubrimos de verdad a Dios, su amor (el cielo). Por eso la cruz es el signo del cristiano. No refleja sufrimiento, aguante, ascesis, fatalidad sino amor radical hasta dar la vida.
Jesús, nos invita a vivir esta actitud de amor y de entrega. Respeta nuestra libertad. Es una invitación a ampliar horizontes. Ya no podemos limitarnos a dar nuestra vida sólo en favor de unos pocos. La invitación es universal: ser capaces de dar la vida por los demás. Como El lo hizo

Viernes, 14. Abril 2017 - 14:37 Hora
JUEVES SANTO (Ciclo A)



1ªL El texto pertenece a la obra "Sacerdotal", redactada tras el regreso del destierro babilónico. Relaciona los ritos antiquísimos de la celebración de la Pascua con la salida de Egipto.
- El sacrificio de un "cordero o cabrito" En su origen era un sacrificio de fecundidad y, con la aspersión de las puertas de las casas o de los umbrales de las tiendas con la sangre de la víctima, se alejaba la influencia de los espíritus malignos. La comida de esta noche con carne salada y el bastón en la mano nos lleva una cena sacrificial de nómadas al final del día, después del camino.
Estos ritos arcaicos de la Pascua recibieron una luz nueva desde la fe en Yahvé, el libertador, y sufrieron un cambio radical de sentido: dejaron de ser un culto referido al pasado del ciclo natural para convertirse en el memorial de un hecho histórico en el que Dios se revela.
2ªL Esta es la versión paulina de la Institución de la Eucaristía, destaca el valor salvador de la Eucaristía. Es memoria y presencia de la muerte del Señor. El creyente que participa en ella se une al Señor muerto, es decir, al real, histórico, no únicamente imaginado, también en el Señor resucitado. Así el comulgante establece comunidad con el Resucitado, participando de la nueva situación que Cristo ha establecido para sí y para los que se unen a él; lo que implica compromiso con El.
EV. Este pasaje constituye la despedida de Jesús.
En el evangelio de Juan el relato de la última cena es el momento culminante de la vida de Cristo: nos transcribe el gesto, propio de los criados, de lavar los pies; con valor paradigmático para los discípulos de todos los tiempos. Cristo se presenta como siervo, y la actitud del creyente consiste en aceptar a Cristo siervo, sin ser reacio como Pedro o traidor como Judas.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Aceptar a Cristo supone asumir sus propias actitudes y reproducirlas en la vida cotidiana. El sentido del gesto del lavatorio, o del partir el pan y repartirlo, del compartir el vino es cristológico y pretende anticipar simbólicamente la humillación de la cruz.
Si no acepta el escándalo de la cruz, no se podrá participar del reino escatológico que Jesús inaugura. Renovemos firmemente nuestro compromiso de seguir el camino de Jesus, y reafirmemos nuestra fe en la vida y la salvación que él nos da.

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