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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Miércoles, 9. Agosto 2017 - 13:43 Hora
XIX Domingo TO (Ciclo A)

1ªL.- Elías peregrina al monte santo, donde Dios se manifestó a Moisés. Es un gesto de denuncia y de vuelta a la fuente. Dios se le revela en un susurro. Es una nueva faz de Dios: no está en los exuberantes signos teofánicos, sino en el silencio. Tampoco estaba en la impaciencia del profeta. Este retorna a su pueblo con la experiencia de que el poder de Dios es callado y pacífico.
2ªL.- Pablo se siente solidario con su propio pueblo, quiere atarerlos con un amor integral y desinteresado. El está seguro de que nunca se va a separar de Cristo y quiere subrayar su entrega a los demás.
Ev.- Jesús se revela a la comunidad de sus discípulos en medio de las dificultades y los confirma en la fe, liberándolos del temor y de la duda.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Caminando sobre el mar, al estilo de una teofanía o cristofanía, Jesús se revela a los discípulos que le reconocen como el Hijo de Dios. Se da incluso el paso importante que va, desde el Mesías, a la confesión del Hijo de Dios. Un notable progreso en la fe.
Pudiéramos tener la impresión de que este milagro tiene como finalidad única la demostración de la divinidad de Cristo.lPero os milagros no tienen esa finalidad, son predicación y anuncio del evangelio, son provocados por la necesidad de los discípulos. Como consecuencia surge el reconocimiento de Jesús como el Hijo de Dios.
La fe de Pedro se apoya más en el milagro que en la palabra de Jesús. Es una muy imperfecta; la verdadera fe se define por una abertura total a Dios y una confianza absoluta en su palabra, aun en las situaciones más extremas de la vida. La actitud de Pedro personifica y simboliza todo caminar del discipulo hacia Jesús. Un caminar no exento de incertidumbres y dudas al tener que salir de uno mismo hacia lo que no vemos. Sólo una fe perfecta, fiándose exclusivamente en la palabra de Dios, supera el riesgo humano en la seguridad divina. La fe en Cristo es unión de vida con Cristo, pero es también comunión de vida con los que Cristo se ha identificado (los pobres, los sencillos, los que no cuentan en este mundo, los débiles),los hermanos en la fe. No se trata sólo de sentirse unidos en las creencias, sino unidos con las personas. Porque la fe es abrazar a Cristo en los hermanos.
Acudir a Jesús convencidos de lo que significa y realiza su nombre: "salvador"

Sábado, 22. Julio 2017 - 18:10 Hora
Domingo XVI TO (Ciclo A)

1ªL.- El sabio medita la historia, ve que el poder de Dios es el principio de su justicia y de su misericordia. Su soberanía universal le hace mostrarse compasivo y perdonar al pecador que se convierte. La revelación de Dios enseña al hombre a ser hombre: el ser humano es la nota del justo.
2ªL.- Pablo nos recuerda que el Espíritu viene en ayuda de nuestra incapacidad de orar, pues somos insensibles a la necesidad que padece el mundo y ciegos para descubrir nuestras miserias, de manera que no sabemos pedir a Dios la salvación.
Ev.- El Reino de Dios es un acontecimiento. En todas las parábolas se aprecia ese carácter y la necesidad de que este acontecimiento esté provocado en el mundo por la gracia de Dios. La simiente es la palabra de Dios.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Cuando Jesús quiere explicar al pueblo el misterio del reinado de Dios recurre a las parábolas. Lo compara con un suceso, Por lo tanto, el reinado de Dios es algo que comienza, prosigue y terminará alcanzando su plenitud. El reinado de Dios, ya en Jesucristo pero aún está por venir en lo que respecta a nosotros: nadie puede decir que ya está definitivamente en el reinado de Dios; como tampoco hay nadie absolutamente excluido de ese reinado.
El día del Señor de la historia, el reinado de Dios será por fin una realidad consumada. Pero, mientras llega, no es lícito anticipar el juicio como si ellos estuvieran ya en posesión de la verdad.
El reinado de Dios ha comenzado en este mundo con la semilla del evangelio. La palabra de Dios, que es promesa, ha puesto en trance de esperanza a los que la escuchan con fe. En los lugares más insospechados se está gestando el reinado de Dios. Pero en este mundo, crece la cizaña junto con el trigo, mientras crecen, apenas se distinguen. De ahí el peligro de escardar los campos, pues se puede arrancar lo uno por lo otro.
La enseñanza de Jesús está muy clara: "Dejadlos crecer juntos". No es lícito juzgar a nadie antes de tiempo, el juicio está en las manos de Dios y mientras dura la historia todo puede cambiar. La mezcla del trigo y la cizaña no se da solamente en la sociedad, también lo hace en cada uno de nosotros. El bien y el mal están muy repartidos. No debemos juzgar a los otros, y cada cual debe cuidar su propio campo y someterlo a examen y a limpieza con la ayuda de la palabra de Dios. En la medida en que cada uno de nosotros seamos más críticos y responsables con nosotros mismos, seremos más comprensivos con la conducta de los demás.
Muchas cosas de la vida humana no son únicamente cosas de la vida, sino realidades del Reino de Dios: donde hay un hombre que vive para los demás, donde hay un hombre que defiende la justicia, donde hay una mujer sacrificada, un enfermo que sufre con esperanza, un joven que busca la verdad, que busca un camino, un anciano que mira con serenidad el futuro, un gobernante que reconoce sus yerros... allí acontece el Reino de Dios. Y no sólo para estas personas, sino para todos los hombres, porque estos acontecimientos que llamamos Reino de Dios es una fuerza expansiva, es una vida que contagia. ¡Aprestémonos a colaborar!

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