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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Jueves, 18. Enero 2018 - 17:27 Hora
Homilia de San Antonio abad

San Antonio (nombre que significa "floreciente" fue un hombre del S.III que nos es conocido con distintos apelativos:
San Antonio de Egipto, pues allí nació, el año 251.
San Antonio del Desierto, pues al desierto se retiró para seguir a Cristo.
San Antonio el Grande, por el inmenso influjo de su ascética, por su caridad en atender al prójimo, por su enorme fortaleza frente a las tentaciones del demonio.
San Antonio Abad. (Abad significa padre), padre de monjes. Si San Pacomio había iniciado el movimiento de agrupar a los solitarios anacoretas en monasterios de vida común. San Antonio será quien consolide el cenobitismo y lo articule.
San Antonio es representado como un anciano abad con barba (la experiencia), viste un sayal con capucha (monje). Sus atributos son el báculo (abad), la cruz bordada en el hábito (ascetica); el libro (la regla de vida), la esquila (la advertencia) y el cerdo (la caridad). Todo ello de gran simbolismo biografico.
Antonio es un caso ejemplar de tomar la palabra de Dios en serio.
-Señala que los peores enemigos del hombre no son los externos. Aún en la soledad más absoluta el hombre lleva consigo su naturaleza caída, siempre propensa al egoísmo, al orgullo, a la dureza de corazón…
-Advierte que si el hombre quiere verse libre de sus flaquezas y encontrar a Dios en la paz, ha de vigilar y mortificarse constantemente. Pues el demonio no pierde el tiempo y se encarga de afligirnos con sus tentaciones (presunción, soberbia, desánimo, falta de fe y confianza).
-Recuerda que la vida cristiana es, esencialmente, lucha contra el mal, persecución y rechazo, negación de uno mismo; por eso siempre ha de estar marcada con el signo de la cruz. Y él la abrazó con amor y entrega.
-Persuade de que meditar sobre la muerte y el destino último del hombre, concede al alma fuerzas para luchar contra el demonio, contra las pasiones desordenadas, contra la impureza.
El anciano abad enseñaba, por propia experiencia, que el demonio sólo tiene miedo a los ayunos, las vigilias y oraciones de los ascetas... Y que la mejor actitud ante las insidias del maligno son: el amor a Jesucristo, la paz del corazón, la humildad, el desprecio de las riquezas, el amor a los pobres...
A sus virtudes cristianas, Dios quiso añadir grandes milagros, Y cuando los beneficiados por ellos se le mostraban agradecidos, replicaba: No es a mí a quien hay que dar las gracias, sino sólo a Dios... Realizó curaciones de enfermos, manifestó conocimiento de cosas secretas, predijo acontecimientos futuros o que ocurrían lejos de él, logró sólo con su súplica la aparición de fuentes de agua en pleno desierto... Todo contribuyó a que su fama se propagara por todo Egipto.

Soledad, caridad, las dos mayores lecciones de San Antonio, oración y apostolado.
Cargado de méritos, famoso por sus milagros y acompañado del cariño de las multitudes, subió al cielo el 17 de enero del año 356.
La verdadera devoción que hemos de manifestarle es aprovechar sus lecciones y querer imitarle en sus virtudes.

Jueves, 18. Enero 2018 - 17:10 Hora
II Domingo TO (Ciclo B)

1ªL.- Profeta es el que siente la fuerza de Dios como palabra que ha de comunicar. Es alocución divina al mundo. Samuel fue portador de la palabra en un momento de crisis de su pueblo: el de la adaptación a una nueva existencia. Era un hombre de Dios, y su pueblo lo reconoció como testigo. No buscó él la palabra, sino que la palabra lo buscó a él, y lo encontró abierto, receptivo, vigilante. Por eso fue su mensajero.
2ªL.- El cuerpo cristiano está consagrado al Señor; por eso comerciar con él es un doble pecado: contra la dignidad humana y contra la representación divina. Pertenecemos por entro al Señor.
Ev.- Jesús se hace encontradizo, pero es necesario tener capacidad de escucha y de reflexión, de búsqueda y de valor y entrega del don descubierto.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
"¿Qué buscáis?". Es una pregunta pregunta que se dirige al interior del corazón, que trata de hacer manifiestos los deseos humanos más profundos, abriendo aquello que se encierra en lo más recóndito de nuestro ser: lo anhelos del alma. Y sólo el que sabe lo que todavía le falta puede disponerse a la búsqueda. El satisfecho está cerrado a cualquier cosa que pueda sobrevenir.
La respuesta de ambos discípulos se inicia con el tratamiento de "Maestro", como reconocimiento de Jesús como quien es el definitivo intérprete de la ley.
"Venid y ved". Y no se dice nada del sitio donde habita Jesús. Lo importante es el resultado: "Hemos encontrado al Mesías". Este era su deseo. La inquietud de búsqueda ha sido recompensada; el deseo, satisfecho; hasta tal punto que la vida de aquellos hombres llega a encontrar un contenido decisivo.
La hora de la llamada coincide con la hora del destino de su vida. Todo aquel que ha escuchado interiormente la llamada de Jesús, todo aquel que le ha seguido y ha entregado la vida por su reino ha alcanzado un sentido pleno. Esa llamada, se convierte en inolvidable, y decisiva.
Dios elige a nos a los hombres personalmente (individualmente y en referencia a una comunidad), nos designa con un nombre, con cuento esto significa. Porque cada hombre, como muestra el Evangelio, tiene un valor en sí mismo. Cada uno es alguien ante Dios.
La vida cristiana es seguir a Jesucristo; no de una manera material, con nuestros pasos, sino con la vida entera. Creer es seguir a Jesús, seguir sus huellas, ir detrás de él. El nos admite en su intimidad

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