Usted está aquí: Inicio

Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Sábado, 19. Mayo 2018 - 18:36 Hora
Solemnidad de Pentecostes

1ªL.- El día de Pentecostés sucedió lo contrario de lo que se dice de Babel, donde los hombres que intentaron escalar el cielo terminaron sin entenderse. Y es que los hombres sólo pueden entenderse cuando cada uno se abre a la gracia. Si en Babel se dispersó la humanidad, el adviento del Espíritu y su acogida por los hombres significa el principio de una nueva y definitiva reunión.
2ªL.- Dios es la fuente de los diversos dones que tienen los creyentes, y es además el modelo de cómo la diversidad se compagina con la unidad.
Ev.- El Espíritu une para siempre a todos los discípulos con su Maestro, con su Señor resucitado; reúne a todos entre sí e inaugura un mundo nuevo por medio del perdón de los pecados.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Todo fue el día primero de la semana. Fue la resurrección de Jesucristo, y Fue la efusión del Espíritu, un aliento que todo lo vivifica, lo reanima y lo fecunda. Con un soplo, gesto vitalista que recuerda el de la creación. Cristo recrea a sus discípulos desanimados, sin «espíritu de vida»; sopló sobre ellos el Espíritu vivificador. Y aquellos hombres se llenaron de vida nueva.
Fue el primer día de la semana cuando Dios se puso a crear. Este es el primer día de la nueva creación. Empieza así la era del Espíritu. En el día de Pascua, Jesús continúa la creación del Padre, exhalando su Espíritu, dando vida a sus discípulos, vida de su propia vida. El saludo pascual del resucitado es "¡Paz!"; su don es la alegría. Ambas cosas son frutos del Espíritu Santo; él es el gran don pascual que encierra en sí todos los demás dones.
El aliento de Jesús transmite algo suyo y que es el regalo de su Pascua. Ahora los discípulos, animados por el Espíritu, continuarán su obra y harán presente a Jesús. Pero este aliento de Jesús llega también a nosotros, produciendo los mismos efectos que en los primeros discípulos. el aliento de Jesús llena toda la tierra, es nuestra oración y la oración del mundo.
Quien recibe este Espíritu no sólo se santifica, sino que es capaz de santificar, de perdonar pecados, de trabajar por un mundo nuevo. Hay que alentar sobre toda muerte y toda impureza. Hay que dejarlo todo lleno de limpieza y hermosura. Hay que llenarlo todo del Espíritu de Jesús.

Sábado, 12. Mayo 2018 - 13:54 Hora
Ascensión del Señor (Ciclo B)

1ªL.- Jesús se despide y deja el encargo de esperar la fuerza de lo alto con la que podrán realizar la misión encomendada. Ha terminado la obra de Jesús y debe comenzar ahora la misión en el mundo la comunidad de Jesús.
2ªL.- Pablo, para estimularnos a vivir la fe, pide que conozcamos: a) la esperanza a la que somos llamados, b) la herencia que esperamos, y c) el poder de Dios que se manifestó en la exaltación de Jesús resucitado y ahora actúa en los creyentes hasta que también ellos resuciten como nuestro Señor.
Ev.- Se cierra el tiempo del Jesús terreno y se abre el tiempo del Señor Jesús. Una misma persona en condiciones diferentes.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Jesús sabía de la debilidad de sus discípulos. Por eso, les promete la fuerza del Espíritu Santo y que con su ayuda podrán realizar signos admirables. Los signos en su literalidad no se comprenden desde nuestra mentalidad. Habrá que hacer un esfuerzo para interpretarlos:
«Echarán demonios». Alude a la capacidad de enfrentarme con el mal que hay dentro y fuera de mí con las fuerzas maléficas que dominan las estructuras de esta sociedad inhumana.
«Hablarán lenguas nuevas». No se trata del conocimiento de idiomas o la glosolalia, sino del lengua nueva que sus discípulos tenemos todos que hablar, esa lengua siempre nueva y siempre diversa del amor. ¡El mejor signo de comunicación!

«Cogerán serpientes en sus manos». La serpiente es el símbolo de la seducción, la astucia y el pecado. Se trata de domina, echar mano a esas serpientes; de que ninguna seducción nos engañe, que ninguna tentación nos muerda, que ningún miedo nos paralice.
«El veneno mortal no les hará daño». En los primeros siglos algún filósofo descreído invitaba a los cristianos a beber veneno públicamente, para probar la verdad de este evangelio, a ver qué pasaba. Esto sería tentar a Dios. El veneno que no podrá hacernos daño, si el Espiritu santo fructifica en nuestras vidas, será el que nos ofrezcan los demás: las injurias recibidas, las persecuciones sufridas, los odios que nos regalan, las humillaciones que nos hacen tragar. Con Cristo nada nos hará daño.
«Impondrán las manos a los enfermos y quedarán sanos». Podemos poner las manos al servicio de los enfermos y hacerles mucho bien y sanarles muchas de sus dolencias, si les transmitimos algo de ternura, de cercanía, de amor, de fe. Y de eso se trata. No de grandes milagros lo que más importa son los pequeños signos salvadores.
Esos son los signos que acompañarán siempre a los discípulos de Jesús. «El Señor Jesús, después de hablarles, ascendió al cielo». Y se vino también al cielo de nuestro corazón. El está con nosotros. El es el tesoro más grande que tenemos, el valor más grande del mundo.Cristo se va, pero permanece. Él vive glorioso en el cielo, y permanece misterioso en la tierra. Vive por la gracia en el interior de cada cristiano, y la Eucaristía prolonga su presencia real. Vive y se ha quedado con nosotros en su Palabra, que resuena en su evangelio y en el interior de las conciencias. Cristo es nuestro compañero, siempre está a nuestro lado, ¿agradecemos de vez en cuando esta presencia de Cristo amigo y Redentor?

Nueva contribución  Vieja contribución

Iniciar sesión