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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Domingo, 22. Julio 2018 - 09:35 Hora
XVI Domingo TO (Ciclo B)

1ªL.- Los reyes del pueblo bíblico y sus guías religiosos y políticos, son representados en la SE con frecuencia bajo la imagen del pastor, que guarda y apacienta su rebaño. El profeta ve en el rebaño disperso el fracaso de los pastores. Y con la misma imagen despierta la esperanza de un pastor que no disperse, ni expulse, ni deje perder; sino que congregue y guíe a la vida. En él estará Dios como sabiduría, paz, justicia y seguridad para su pueblo.
2ªL.- Pablo alaba la obra redentora de Jesucristo como una gran obra de reconciliación entre todos, judíos y gentiles. El es nuestra paz, en él todos están cerca y en la presencia del Padre.
Ev.- Este pasaje no nos ofrece contenidos doctrinales, sino que pone ante nosotros una persona: Jesús, con la delicadeza de quien, con absoluto olvido de si mismo, se interesa por los demás el descanso de los apóstoles, la desorientación de las gentes… nos ofrece así una nueva razón para depositar en Jesús nuestra confianza y nuestra fe.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Los hombres, para ser verdaderamente libres, necesitamos una orientación para nuestras decisiones, un criterio acertado que ilumine nuestras opciones, pues la libertad humana es responsabilidad.
Necesitamos de alguien que nos guíe, un pastor que nos oriente. Jesús es para todos los creyentes la Palabra que Dios pronuncia dentro del mundo, para conducir nuestros pasos. Jesús es el Buen Pastor que reúne a las ovejas dispersas.
"vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor". También hoy anda la gente desorientada... Cada vez tenemos más dudas y menso respuestas, mas problemas y menos soluciones… Antes las estrellas eran fijas y las verdades parecían inmutables en nuestras conciencias; pero ahora todo es contestado, parece opinable, discutible. Y esto es el mejor caldo de cultivo de la demagogia y los totalitarismos, la dictadura de lo políticamente correcto.
Y Cristo quiere que todos los cristianos ayuden a esta humanidad a encontrar los caminos de verdad y felicidad, de paz y de verdadero progreso en medio de la maraña de ideologías, promesas, movimientos de pseudo espiritualidad que se nos ofertan.

Busquemos descanso junto a Cristo en la oración, abramos su Evangelio con calma y escuchemos atentos al Señor que nos habla. Cuando todas las verdades parecen cuestionables, cuando la vida se convierte en problema..., Jesús nos dice: "Yo soy la Verdad, el Camino y la Vida".

Domingo, 15. Julio 2018 - 09:28 Hora
XV Domingo TO (Ciclo B)

1ªL.- Amos, profetiza, con peligro de su vida, no por iniciativa personal sino con conciencia de un deber. Dios le envía con una fuerza irresistible para denunciar. Por su mensaje de justicia social y de crítica al culto exterior fue rechazado por el sacerdote de Betel, Amasías, funcionario del santuario. Pero de profetizar no puede sustraerse.
2ªL.- Pablo pone de relieve que el plan de Dios no es destruir esta realidad para sustituirla sino elevarla al vértice de su plenitud: Recapitular todas las cosas en Cristo. Y quiere contar con nosotros en esa tarea divina: los cristianos hemos de sabernos responsables y agentes.
Ev.- Jesús envía a los suyos y lo hace encargándoles una misión que han de cumplir como comunidad (al menos de dos en dos), con autera sobriedad (sólo lo necesario para caminar), con discreción y coherencia (no andar de casa en casa,), y sobre todo con audaz libertad de espíritu ( sacudíos el polvo de los pies). Nada que ver con un discurso complaciente.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Jesús envía a sus discípulos de dos en dos para que anuncien el evangelio por toda Galilea. Los llamó para enviarlos. Y es que en el proceder de Jesús la vocación no puede separarse de la misión, es su consecuencia lógica. No se puede ser discípulo de Jesús sin convertirse en su mensajero.
La misión de los doce no es enseñar (esto es específico de Jesús), sino invitar a la conversión. Una conversión que nos remite a la proclamación programática de Jesús con que inicia su vida pública y que connota urgencia, por la inminencia del reinado de Dios.
Ellos han de transmitir un mensaje que no es suyo y deben ser signo visible de la conversión que proclaman. No necesitan más bagaje que un bastón y unas sandalias, sin las que no se podía caminar por el suelo pedregoso de Palestina. Pero nada mas, para que se vea que la fuerza y credibilidad de su misión, de su mensaje, no estriba en los medios.
La urgencia de dedicación a la proclamación y el de la gravedad que lleva consigo el rechazo del proclamador o de su proclamación han de interpelarnos. La llamada de Dios es irresistible (como Amós); nos empuja a un apostolado que anuncie la Buena Noticia de la salvación. Por querer contar con nosotros (junto con S. Pablo), bendecimos al Padre a través de Cristo: porque nos ha elegido y nos ha predestinado a ser hijos suyos.
Cumplamos nuestra tarea pero sin olvidar que: la proclamación evangélica debe estar acompañada de una praxis liberadora de toda realidad inhumana y no insistir en la aceptación cuando el destinatario es refractario.
Una fe sin el testimonio y la Misa sin la misión no son lo que deben ser, se han desvirtuado. La eucaristía termina siempre con la misión: tomar la Palabra de Dios y proclamarla con la vida antes que con los labios. A ello nos ayude Ntra. Señora, peregrina en la fe, que orienta nuestra travesía.

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