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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Jueves, 1. Noviembre 2018 - 09:30 Hora
Solemnidad de todos los santos

Para llevarlo a la vida.
Las Bienaventuranzas son la “tarjeta de identidad del cristiano”, “es el programa de vida que nos propone Jesús”, “muy sencillo, pero muy difícil”.

“Si alguno de vosotros hace la pregunta: ‘¿Qué hay que hacer para convertirse en un buen cristiano?’”, aquí encontramos la respuesta de Jesús que nos indica cosas “tan contracorriente” respecto a lo que habitualmente “se hace en el mundo".

-Bienaventurados los pobres en el espíritu: “Las riquezas no te aseguran nada. Es más, cuando el corazón es rico, está tan satisfecho de sí mismo, que no deja lugar para la Palabra de Dios”.

- Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados: “Pero el mundo no quiere llorar, prefiere ignorar las situaciones dolorosas, taparlas. Sólo la persona que ve las cosas como son, y llora en su corazón, es feliz y será consolada. El consuelo de Jesús, no el del mundo”.

-Bienaventurados los mansos: en este mundo que desde el principio es un mundo de guerras, un mundo donde se pelea en todas partes, donde en cualquier lugar se da el odio. Jesús dice: paz y mansedumbre”...
Sé manso, porque con esa mansedumbre recibirás de herencia la Tierra”.

- Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: bienaventurados “los que luchan por la justicia, para que haya justicia en el mundo”: “bienaventurados los que luchan contra estas injusticias”.

- Bienaventurados los misericordiosos porque ellos encontrarán misericordia. Los misericordiosos son los que perdonan, los que entienden los errores de los demás”. Todos nosotros hemos sido perdonados. Y por esto es bienaventurado el que va por el camino del perdón”.

- Bienaventurados los puros de corazón, que tienen un corazón sencillo, puro, sin porquería, un corazón que sabe amar con esa pureza tan bella.

-Bienaventurados los que trabajan por la paz. “Pero, lo común para nosotros es ser agentes de la guerra o trabajadores de malentendidos. La gente que murmura, no hace la paz, son enemigos de la paz. No son bienaventurados”.

-Bienaventurados los perseguidos por la justicia: Cuánta gente “es perseguida simplemente por haber peleado en pro de la justicia”.

Y “Si queremos algo más, Jesús nos da también otras indicaciones”, el “protocolo sobre el que seremos juzgados”, en el capítulo 25 del Evangelio de Mateo: “Estuve hambriento y me diste de comer, tenía sed y me diste de beber, estuve enfermo y me visitaste, estuve en la cárcel y viniste a verme”.

Con estas dos cosas, Bienaventuranzas y Mateo 25, “se puede vivir la vida cristiana a nivel de santidad”. “Pocas palabras, sencillas palabras, pero prácticas para todos, porque el cristianismo es una religión práctica: no es para pensarla, es para hacerla”
Del Papa Francisco

Domingo, 21. Octubre 2018 - 10:57 Hora
XXIX Domingo del TO (Ciclo B)

1ªL.- Los sufrimientos del Siervo de Yavé obedecen a los designios de la divina misericordia. El entrega su vida como un sacrificio de expiación, padece en favor de otros y "muchos" alcanzan justicia y salvación por la muerte de "uno". Dios restituye la fama a su Siervo y lo devuelve a la vida.
2ªL.- Siendo Jesús el único Hijo de Dios, y uno de nosotros, es Mediador y nuestro sumo sacerdote. El nos comprende y se ha hecho solidario con nosotros, pero, que ha llegado también, de una vez por todas, a presencia de Dios para interceder por nosotros.
Ev.- Santiago y Juan formulan su petición con ambiciones de poder mundano que no encajan en los valores de Cristo. Estos esquemas de prelación e importancia conducen a la muerte. Así lo hace notar el Evangelista que nos remite a la escena de la crucifixión. Allí, aparecen a derecha e izquierda de Jesús, dos crucificados. Es el poder quien reserva estos puestos. Por eso no saben lo que piden. ¡Qué critica tan fina al poder!
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Jesús acaba de anunciar claramente a sus discípulos cómo ha de padecer y morir en Jerusalén para resucitar. Sin embargo, sus discípulos siguen sin entender nada, andan distraídos por cosas muy diferentes. Santiago y Juan, le piden ocupar los dos primeros puestos en el reino que, pensaban, iba a inaugurarse de un día para otro.
Jesús no les echa en cara su ambición, sino su ignorancia, pues no comprenden que el único camino que lleva a la gloria pasa por la cruz. "Beber el cáliz" es aceptar la voluntad de Dios; "ser bautizado" es sumergirse en la amargura de la muerte. Con estas imágenes refiere a la crucifixión que le espera en Jerusalén y pregunta si van seguirle hasta ese extremo... La ambición de los hijos de Zebedeo indigna a sus compañeros, y el grupo se divide.
Jesús, deja a un lado los rangos y precedencias y les enseña cómo deben comportarse en el reino. En primer lugar, la aspiración de sus discípulos no ha de ser el poder sobre los demás, sino el servicio. En esto consiste la única grandeza, y el que oprime a los demás es un miserable.
Y ofrece la medida del servicio a los demás con su propia vida y con su muerte; pues él no ha venido al mundo para vivir como un señor, sino para servir a todos dando la vida por todos.
La misión de la Iglesia es crear un espacio para la fraternidad; dar lugar a lo que parece imposible. No debe ajustarse a los esquemas de este mundo, sino ir por delante, abriendo camino, al entendimiento, a la convivencia fraterna. Los cristianos tenemos mucho que hacer en la sociedad, en la familia, en la escuela, en todas partes para transformar el mundo. Pero sólo lo podremos hacer si nos situamos en el lugar apropiado para servir. Y ya se sabe que este lugar no está con el poder y desde el poder (que siempre se sirve de los que dice servir), sino en el lugar de los que sirven, bebiendo el cáliz del que Jesús nos hace participes.

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