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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Sábado, 9. Diciembre 2023 - 20:55 Hora
II Domingo de Adviento (ciclo B)

1L.- El profeta, con voz poderosa, llega a los corazones de todos. Su fuerza le viene del Señor. «Hablad al corazón de Jerusalén». El profeta levanta la fe y la esperanza de su pueblo. Dios no se ha olvidado de vosotros. Dios se acerca, «el Señor viene con fuerza» y «su gloria se revelará». Dios «ya está aquí». Hay que preparar el camino del Señor. Hay que superar todas las dificultades, vencer montañas, levantar los baches, convertir el desierto en camino real.
2L.- Esperemos siendo «inmaculados e irreprochables». Este tipo de esperanza, adelanta lo esperado: «Apresurad la venida del Señor». El tiempo no importa -un día o mil años-, lo que importa es la intensidad y la calidad: esperemos confiando en «la promesa del Señor», esperemos con «una vida santa y piadosa».
Ev.-Una voz grita en el desierto: Preparadle el camino al Señor, allanad sus senderos
PARA LLEVAR A LA VIDA
El Bautista nos ha llamado a la conversión: "preparad los caminos para el Señor que viene..." Es decir, la espera del Señor no ha de ser pasiva sino activa, empeñada en la transformación de la realidad personal y social,
Convertirse significa cambiar nuestra forma de vivir, de pensar y de actuar por el estilo que Jesucristo propone.
Convertirse, creer en Cristo Jesús, significa volverse a él, aceptar sus criterios de vida, acoger su evangelio y su mentalidad, irla asimilándolo en las actitudes fundamentales de la vida.

Por eso el Bautista, nos invita a adoptar -de una vez por todas- una opción coherente: "preparad el camino del Señor, allanad sus senderos..." Y
¿Que es lo que estamos dispuestos a cambiar en nuestra vida, en nuestro pueblo? ¿Qué es lo que vamos a cambiar en nuestras familias, en nuestra parroquia?
La preparación de la Navidad cristiana, no son adornos, luces y compras... es esperar a Cristo viviendo la s virtudes, ejerciendo la caridad, practicando el perdon y el servicio. Alegrarse con su venida, salir a su encuentro, es vivir sus enseñanzas.

Miércoles, 6. Diciembre 2023 - 22:33 Hora
El dogma inmaculista: el protestantismo y la religiosidad popular

La Inmaculada Concepción de María es el dogma de fe que declara que, por una gracia singular de Dios, María fue preservada del efecto del pecado original, en su concepción; es decir fue Purísima en su concepción. Se celebran el 8 de diciembre (9 meses antes de la fiesta de la Natividad de Nuestra Señora, el 8 de septiembre).
Los protestantes rechazan esta doctrina puesto que no conceden autoridad al desarrollo dogmático de la teología, sino sólo a la Biblia y sostienen erróneamente que la mariología en general, no encuentra fundamento en la sagrada Escritura.
Argumentan que de ser cierto que Jesús necesitó gestarse en un vientre puro para nacer sin pecado, Dios tuvo que haber concedido esa misma gracia, su concepción, a toda genealogía de la que desciende la Virgen. La postura católica sostiene por contra que sólo la concepción de María requería mantenerse libre del efecto del pecado, pues sólo ella iba a concebir directamente a Cristo, no así sus ancestros. Es decir, que Cristo sí necesitó de un vientre sin pecado, pero María no.
Los teólogos andaban en sus disputas entre maculitas (los dominicos) y los inmaculistas (los franciscanos). Numerosos obispos, nuestros reyes e instituciones civiles y eclesiásticas se posicionaron decididamente por la declaración del dogma. Y la religiosidad popular, no se quedó atrás, tomando ardorosamente postura ante la disputa y en el rechazo de las posturas protestantes. Les pongo un par de ejemplos:
Recuerdan Uds que al ir a confesar, se inicia el rito con un “¡Ave María purísima!” al arrodillarse el fiel en el confesionario? Pues arranca la costumbre de aquella vieja polémica, de modo que el penitente, indagaba así la opinión del confesor: si éste proclamaba "sin pecado concebida", manifestando su fe en que la Madre de Dios fue inmaculada, era digno de confesarle; de lo contrario, en ningún caso. Por otro lado, se hizo común saludarse con esa fórmula declaratoria al entrar en las casa y cobró fortuna poner en el dintel de las puertas en las casas españolas una sería advertencia al visitante: “No cruce este umbral quien no jure por su vida haber sido María concebida sin pecado original”. Y no era broma, no. Más de un portazo en las narices se dió a las visitas que no se definían a favor; amén de algún que otro altercado vecinal con tal motivo. Así ponía el pueblo de su parte para que prosperase la declaración dogmática.

La Inmaculada Concepción es patrona y protectora de España y de las Indias desde que, a instancias de Carlos III, el papa Clemente XIII la designara con la promulgación del Breve Quantum Ornamenti, prescribiendo su liturgia para el 8 de diciembre.
La Inmaculada Concepción es además patrona de la Infantería Española desde el año 1892 por Real Orden de la Reina doña María Cristina. También ejerce su patronazgo sobre el Cuerpo Eclesiástico del Ejército y del Estado Mayor, del Cuerpo Jurídico, Intervención, Veterinaria, Oficinas Militares y Cuerpo Geográfico del Ejército, de la Farmacia militar y, por extensión, de los Colegios Oficiales de Farmacéuticos, las Facultades de Farmacia y de los farmacéuticos.

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