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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Domingo, 6. Enero 2019 - 12:02 Hora
Solemnidad de epifanía

1L.-La llegada de Yavé convierte a Jerusalén en un foco de luz para todo el mundo, en un faro que orienta todos los caminos. Los pueblos que yacían en las tinieblas de la muerte se levantan y emprenden la marcha bajo la nueva luz.

2L.-Los gentiles, que estaban "sin esperanza y sin Dios" han sido equiparados en todo a los judíos. Unos y otros, si creen en el Evangelio forman una misma asamblea creyente. La iglesia ha de ser para los pueblos un instrumento de reconciliación, pues Dios ha querido recapitular todas las cosas en Cristo.

Ev.- Lo Magos representan a los hombres que no saben otra cosa de Dios que lo que adivinan en el silencio de las estrellas. Son las primicias de la gentilidad, que han de venir de Oriente y Occidente para sentarse en la mesa del reino (Mt 8,11s); pues el que ha nacido en Belén no es sólo el rey de los judíos sino el salvador del mundo, de judíos y gentiles, el que ha venido a liberar a la humanidad.

En Babilonia, se tenía alguna noticia de las profecías mesiánicas a partir del destierro de Israel, de alli partirían de los Magos, hombres que se dedicaban a la astrología. Pero lo importante es su pregunta y el lugar donde la hacen. Preguntan por el rey de los judíos que acaba de nacer, y preguntan en Jerusalén, donde reina un usurpador. Su pregunta es subversiva. El que busca a Cristo como único Señor en un mundo donde hay tantos tiranos... es un subversivo.

No es de extrañar que la pregunta de los Magos ponga en guardia a Herodes y que toda Jerusalén se conmueva. El teme por el trono que ha usurpado; los habitantes de Jerusalén temen las represivas de Herodes.

El rey consulta a los sumos sacerdotes y a los letrados para que informen sobre el lugar donde tenía que nacer el Mesías. Le dicen que en Belén de Judá, pero estos sacerdotes tan bien informados no irán a Belén.

El que irá a Belén será Herodes; pero no para adorar al Niño, sino para matarlo. Por eso averigua ladinamente el tiempo en que apareció la estrella y pide a los Magos que le digan donde ha nacido el niño cuando lo encuentren.

Este relato, pretende advertirnos que Jesús fue, desde el primer momento de su nacimiento, el Mesías rechazado por los suyos y aceptado por los extraños. Le acogeremos nosotros? Nos dejaremos guiar por su estrella?
Que la alegría que llenó el corazón de los Magos y les impulsó a seguir caminando hasta encontrar a Cristo nos estimule a nosotros en su seguimiento

Sábado, 22. Diciembre 2018 - 18:31 Hora
IV Domingo de Adviento (CicloC)

1ªL.- La humilde comunidad, creyente y fiel, recuerda con el profeta la pequeña Belén en donde nació David y con él la expectación del Mesías salvador. Los descendientes de David no adecuaron la esperanza, ni podían hacerlo. Pero ni, por ello, la fe se apagó ni la pequeña Belén desveló aún su grandeza.
2ªL.- "Cuando Cristo entró en el mundo", todo cambió, los sacrificios y ofrendas ya no serán animales sino voluntades; Dios no quiere nuestro sacrificio sino nuestra obediencia. Aquello que los antiguos profetas anunciaron en Cristo, todo se consuma. El sacrificio debe comprometer a la persona desde dentro.
Ev.- María se puso en camino, y con buena marcha, al encuentro de Isabel, No iba a verificar las señales anunciadas. Ni mucho menos para contar su experiencia angélico-divina, movida por la vanidad. Iba para estas tres cosas: para felicitar, para compartir y para servir. Iba, como se ve, movida solamente por el amor. Por eso tiene prisas, porque el amor es fuerza quemante.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
El saludo de María provoca la respuesta de Isabel que, entusiasmada, prorrumpe en alabanza profética bajo la acción del Espíritu Santo, ha reconocido en el hijo de María a "su Señor".

Isabel llama dichosa a María porque ha creído y no solo porque es la madre del Señor. Más tarde, Jesús, respondiendo a una mujer que bendice a su madre por haberlo llevado en sus extrañas, dirá que la verdadera dicha consiste en creer en la palabra de Dios y en practicarla.

Ninguna mujer más dichosa que María, ninguna más extraordinaria, ninguna tan heroica, y ello porque creyó, creyó de verdad y hasta el final, haciendo posible, con su fe, la obra de Dios en su vida, una obra que, salvando las distancias, es la que puede y debe realizarse en cada cristiano.

Nos hace mucha falta tener cerca a María, porque la vida nueva que se anuncia en Navidad no es precisamente una vida "en rosa" sin espinas, sino una vida que, con toda su grandeza y su alegría, nos va a exigir cambiar radicalmente hábitos y modos arraigadísimos de vida.

El Niño que nace y sonríe desde el precioso pesebre que hemos puesto en casa, con tanto cariño, se va a convertir en un Hombre exigente, que sólo va a admitir dos respuestas a los que quieran seguirle: Sí y No. Sin términos medios; un Hombre para el que Dios va a estar por encima de cualquier interés, por encima incluso de la propia vida; un Hombre que pedirá a los suyos que amen a los otros hombres por encima del propio dinero y de las propias aspiraciones; un Hombre para el que la Ley se quedará pequeña y superada por el amor, que es la más tremenda y radical de las leyes.

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