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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Sábado, 12. Octubre 2019 - 05:20 Hora
XXVIII Domingo TO ciclo C

1L.-La fuerza salvadora de Dios se manifiesta en cosas pequeñas, a través de mediadores y testigos. Eliseo significa: Dios salva. Su taumaturgia pone en acción lo que proclama el nombre. La sanación de Naaman comienza en la curación de su lepra. Es verdadera salvación, cuando se encuentra a Dios en ella.
2.- Pablo utiliza un himno litúrgico cautivador por la lógica de amor divino que rebosa: "...si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles..."Él permanece fiel". Nuestra lógica (devolver mal por mal, ojo por ojo...) se estrella ante el amor irresistible de un Dios que siempre nos está dispuesto a perdonar.
Ev.- Jesús manda a los leprosos que se pongan en camino para ser reconocidos por los sacerdotes. Antes de curarlos, los somete a prueba y les exige un acto de fe. Sólo el samaritano vuelve para alabar a Dios. La postración delante de Jesús no es una adoración, sino el reconocimiento de esta realeza mesiánica.
Los otros nueve no vuelven. Al decir Jesús al samaritano, al extranjero, "tu fe te ha salvado", nos enseña que el verdadero Israel se asienta en la fe agradecida.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Jesús pide una fe agradecida. En su ministerio los enfermos se convierten en signo de los hombres que reciben la gracia salvadora de Dios, que les transforma. Para entender el alcance de este milagro vamos a fijarnos en sus cuatro momentos: súplica, el encargo, agradecimiento y salvación.

a)El punto de partida es la súplica: Los leprosos han escuchado el rumor de sus milagros, saben del valor liberador de su doctrina y salen a su encuentro.
¡Jesús, maestro, ten compasión de nosotros!. Su gesto ha condensa el grito de todos los que descubren sus necesidades e socorro del cielo.

b) Jesús les manda al sacerdote, cómo representante de la sociedad para que testifique oficialmente su curación y puedan reintegrarse en el pueblo de Israel y su esperanza. El milagro externo se produce en el camino y entonces los destinos de los sábados se hacen diferentes. Nueve de ellos, judíos, siguen su camino al sacerdote, la curación no les aporta nada; su encuentro con Jesús ha sido superficial y pasajero.

c) La gratitud, uno que vuelve a Jesús, ha encontrado alguien distinto, decididamente salvador y retorna a darle gracias y ponerse a su servicio. Nos cuesta descubrir a Jesús como el auténtico don de Dios y corresponderle agradecidos con una existencia nueva.

d) La salvación empieza en el camino... El milagro externo reclama una respuesta abierta, agradecida y transformante. Los nueve judíos recibieron la curación externa, pero no se dejan sanar en sus prejuicios. El samaritano, en cambio, acoge el don de Dios que Cristo le ha ofrecido, por eso el milagro se realiza totalmente en su persona; vete: tu fe te ha salvado. Lo que había empezado siendo curación física se ha convertido en una "salvación" definitiva. Porque Sólo él lleva su fe hasta el final, glorificando a Dios al reconocier en Jesús la revelación personal de su poder y de su misericordia para con los hombres. Sólo él recibe la salvación como un don, como una gracia, sólo él ha tomado conciencia de su indignidad para ser sanado.
Hemos de aprender de este pasaje a volver agradecidos a Jesús, sabedores de que Él no nos debe nada, sólo quien es capaz de descubrir el amor generoso y gratuito de Dios, puede volver a Él agradecido, puede convertirse en discípulo suyo, puede posponerlo todo para seguirle. Vivir la experiencia de nuestro ser incompleto, deficiente y necesitado de plenitud nos permite entrar en el camino de la salvación. Reconocernos tal cual somos, en nuestra real -y pobre- realidad, saber que necesitamos de un salvador y descubrirlo en Jesús es ponerse en camino de salvación.

Sábado, 5. Octubre 2019 - 07:38 Hora
XXVII Domingo TO (ciclo C)

1L.-La angustia del pueblo encuentra su expresión en la del profeta, que no entiende el silencio de Dios ante la injusticia en el mundo. Atento a la palabra reveladora, obtiene una respuesta, está en la fe y la esperanza, el sentido añorado es la fe la que lo tiene. El hombre fiel lo conoce y vive de él.
2L.- El don de Dios recibido ha de ser avivado siempre; es un don dinámico que debe servir a todos en la Iglesia. No hay que tener ni vergüenza ni miedo de dar testimonio, sino asumir el sufrimiento en el anuncio del evangelio.
Ev.-Jesús recurre a las relaciones que mantiene un esclavo con su amo para enseñar a sus discípulos que la verdadera humildad descansa en el reconocimiento de nuestra total dependencia de Dios.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
Recoge este fragmento de Evangelio una serie de dichos de Jesús sobre la vida de la comunidad. En primer lugar, los discípulos piden un "aumento de fe". Es consolador que duden los discípulos, lo que no les aparta del círculo íntimo de Jesús, no se ven preservados de la lucha por la fe, carecen de una fe viva que ayude a descubrir en todo la presencia de Dios.
La mostaza, la más pequeña de las semillas, llega a ser un gran arbusto, alienta a saber esperar. El traslado de las montañas al mar es una hipérbole alusiva al poder de Dios, que se hace real en la debilidad confiada de los discípulos. Maravilla de quien confía en Dios.

La alusión al siervo es verdaderamente útil, se aplica a los discípulos. En el reino nadie puede considerarse indispensable, por la gracia de Jesús, se entra a formar parte del reino. No hay otros méritos que los de Cristo.
Dios no está obligado a darnos ningún premio, ni tiene por qué agradecernos ningún servicio. Sin embargo, nos suscita la confianza; sabemos que se preocupa de nosotros y podemos confiar en su presencia y en su ayuda. Una vez que hemos hecho lo nuestro y hemos dicho "somos unos pobres siervos", podemos añadir..., tenemos un Padre que nos quiere más que todo lo que nosotros podemos imaginar" y nos sentimos seguros en sus manos.
Jesús quiere que nuestra experiencia religiosa salga del plano de la ley, del mérito y del premio que se exige y entre en correspondencia de amor y confianza. Por amor hacemos lo que es bueno. Confiadamente nos ponemos al final en las manos del Dios padre. Y por eso, cuando hemos hecho lo que estaba en nuestra mano, podemos añadir: "No merecemos nada, pero confiamos en su amor y estamos seguros de que vendrá a concedernos mucho más de todo lo que hubiéramos soñado". Sabedores de que Dios nos salva porque quiere, gratuitamente.

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