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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Miércoles, 25. Diciembre 2019 - 08:09 Hora
Natividad del Señor

1L.- Ante el desconsuelo y servidumbre del pueblo, con la nación en ruinas, el profeta es urgido por Dios a transmitir esperanza. Y les anuncia la victoria, la paz y el reinado de Dios. Una realidad tan próxima que ya ve por camino al mensajero de la buena noticia y a los vigías de la ciudad pregonan al que viene como liberador. Su anuncio llena la tierra y todas las ruinas se nos antojan ya restauradas, y de hecho lo están en la activa esperanza.
2L.-Las distintas manera con que Dios se reveló antes se han unificado en Cristo, han llegado a plenitud en la venida de quien es mayor que cualquier profeta. Quien ve a Jesús ve a Dios.
Ev.-Jesucristo es la Palabra definitiva de Dios a la humanidad, que planta su tienda de campaña entre la humanidad itinerante y peregrina; acompañado e iluminando su discurrir por la historia.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
El niño Dios es la encarnación de la Palabra divina. "Un niño nos ha nacido": Así de indefensa se nos manifiesta la omnipotente Palabra de Dios, aquella que llamó al ser todas las cosas. En nuestros sueños divinos tal vez la habíamos imaginado con más fastuosidad y prepotencia pero... sus caminos no son nuestros caminos (y esto lo repetimos, pero sin creernoslo, ni curas ni obispos ni fieles).
Dios se humana para hacerse entender y mostrar la capacidad que tiene de dar vida y orientación a todo hombre que se acerca a el. Porque, para qué se pronuncia una palabra? Para ser escuchada, con el deseo de ser atendida, con el propósito de servir para alguien. Tenemos esto presente? Como atendemos a la Palabra de Dios?
El hablar de Dios es delicado, se hace entrañable en un niño, no quiere nada a la fuerza, y menos lo quiere por miedo... Busca correspondencia amorosa y por ello se manifiesta en un recién nacido. Pero los contemporáneos de Jesús durmieron a pierna suelta, indiferentes, la noche más grande de todos los tiempos; nuestros coetáneos no la duermen en su atolondrada fiesta, y de igual manera, le cierran las puertas a Cristo impidiendo que se alumbre en sus vidas. Hacen tanto ruido que silencian el mensaje de la navidad. No han comprendido el misterio de la encarnación de la Palabra, de Jesús.
Estos días reclaman espiritualidad: silencio interior, contemplación, sosiego y plegaria; pero sobretodo escucha activa, atención a lo esencial y disposición al servicio.
Las gentes, rutinariamente, se desean felicidad en estos días y obvian que esta no depende de buenos deseos sino de buenas actitudes, y de mejores voluntades, que exceden al corto alcance de nuestras razones. Obras son amores...
La Palabra de Dios no es una creación de la ilusión humana. No. Es una realidad sensible y tangible, su nombre es Jesús de Nazaret ("carne" designa en San Juan todo lo que constituye la debilidad humana, todo lo que conduce a la muerte como limitación del hombre; de ahí la mirra que traerán los magos). La encarnación no es ninguna apariencia: por la experiencia de nuestro ser de hombres es como hemos de acercarnos a Dios, a Jesús.
Nos es muy necesario abrir el entendimiento y el corazón a la Palabra que Dios dirige a la humanidad para dejarnos iluminar y abrir nuevos horizontes
Desde la primera Nochebuena la realidad de la presencia de Dios ha comenzado a incidir en los hombres con el comienzo de la vida de Jesús: incidirá en nuestra vida? O nos dejaremos aturdir por la superficialidad y adormeceremos la fe con el consumo atolondrado de nuestro mundo?

Sábado, 14. Diciembre 2019 - 08:18 Hora
IV Domingo Adviento (Ciclo A)

1L.- El temor a una invasión extranjera acobarda al pueblo y sus guías, y les desalienta el horizonte bélico. El profeta mira más allá, desde otra perspectiva: lleva la atención hacia lo que significan los acontecimientos, Dios salva y ofrece signos de ello al que vuelve a él. La joven mujer del rey va a dar a luz un niño; que confirma la promesa davídica.
2L.- El servicio de Pablo, es proclamar como apóstol el Evangelio que ya anunciaron los profetas como Promesa; y que ahora es Buena Noticia. Los romanos han sido también llamados a responder con fe al Evangelio. La vocación a la fe es una muestra del amor que Dios tiene a los fieles. La fe se mantiene con la gracia de Dios, y construye en la comunidad cristiana aquella paz que sólo Dios puede dar.
Ev.- El evangelista va a revelarnos cómo se han cumplido los designios de Dios y qué actitud toma José ante ellos.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
María concibió a Jesús por obra del Espíritu Santo, sin concurso de varón, por el poder creador de Dios. Ante esta extraordinaria intervención es natural desconcierto de José que ya estaba desposado con María. De modo que lo propio sería que su desposada, informara de lo acontecido. El no desconfía de la Virgen. Su duda no fue acerca de la fidelidad de María, sino sobre el papel que él personalmente habría de desempeñar en los planes de Dios. Y una intervención sobrenatural se lo aclarará. El mensaje angélico revela a José la concepción virginal de María y le confía además la misión de dar el nombre al hijo; es decir que Dios cuenta con él para conferir a ese niño la filiación davídica. José deberá ser su padre legal (era el padre quien imponía el nombre) garantizando la ascendencia que lo entronca con David y Abrahán.
En definitiva, lo que se le pide a José es que, a pesar del miedo que la cercanía del misterio produce en él, se fíe por completo de Dios. Y José conocido su papel en aquel matrimonio, cesa su desconcierto o duda. Fue un hombre "justo", que se situa ante Dios en actitud de obediencia y de fidelidad. Aceptó y cumplió la misión encomendada, buscando la manera de actuar y retirarse sin hacer daño a nadie, cómo instrumento y objeto del amor de Dios.
El anuncio del ángel a José es un resumen de la tarea de Jesús: salvar al pueblo de sus pecados; no significa el perdón de una falta concreta sino toda la acción salvadora de Dios. En su entrega ha sido superada la separación entre Dios y el hombre.

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