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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Domingo, 14. Enero 2024 - 09:10 Hora
II Domnigo TO (cicloB)

1L.-Samuel, era un adolescente, que dormía en el santuario, por si Dios le dirigía la palabra.Y la palabra vino. No ha aprendido todavía a distinguir la voz de Dios de la voz de los sacerdotes. Por tres veces se repiten las voces misteriosas y el equívoco. La cuarta vez, siguiendo las indicaciones de Elí, se establece el diálogo: "Habla, Señor, que tu siervo escucha".
2L.-Pablo ha predicado sobre la libertad de los hijos de Dios. Y se ve en la necesidad de salir al paso de unos libertinos de Corinto, que pensaban que la cuestión sexual es indiferente para la salvación. Pablo establece que
El cuerpo cristiano está consagrado al Señor; por eso comerciar con él es un doble pecado: contra la dignidad humana y contra la representación divina.
Ev.- Relato del inicio de la vida pública de Jesús, dos discípulos del Bautista, le siguen para ver dónde vivía
PARA LLEVAR A LA VIDA
El evangelista presenta el recuerdo del primer encuentro con Jesús, que se convierte en síntesis del proceso de todo discípulo y de
formación de la comunidad cristiana.
-Los inicios son bien simples: un escuchar a alguien que habla sobre Jesús, despertando interés, curiosidad por saber mas: "Este es el Cordero de Dios"
-I mediatamente se suscita el deseo de seguirle, de indagar, de buscar allí donde creo que está Jesús.
-Un día, seguro, llegará el encuentro. No será un encuentro conceptual (las ideas solas nunca salvan) sino existencial. Será una experiencia transformadora.
-Ese cambio te sacará de ti mismo, de tu egoísmo, de tu falta de horizontes, y te llevará a comunicar a otros tu descubrimiento.
Creer es seguir a Jesús, seguir sus huellas. El nos admite en su intimidad: Venid y lo veréis y y ya no se movieron de su lado; más aún trajeron a quienes apreciaban a su lado Andrés condujo a su hermano (Hemos encontrado al Mesías!), y Felipe llevó también a su amigo Natanael. Y es que la fe se propaga por irradiación, decía Pablo VI, ¿acaso existe otro modo de comunicar la fe, que el de comunicar las propias experiencias? No dejemos de compartir el conocimiento de Jesús y de su Evangelio

Sábado, 6. Enero 2024 - 21:53 Hora
El Bautismo del Señor

1L.-La figura del siervo del Señor es palabra de esperanza. En el siervo el espíritu de Dios urge el derecho, la justicia; es luz para todos los que no ven sentido. Si proceder es suave, pero firme; no quiebra lo frágil, pero tampoco el se quiebra en su misión. Es una imagen mesiánica, que sabe a Dios en el sufrimiento.
Está en todos los que sufren. Y da a todos sentido, porque en él está el Dios que libera.
2L.-El apóstol hace descripción de la actividad pública de Jesús a partir del Jordán, comenzando en Galilea, y destaca particularmente el poder de hacer milagros y la fuerza con la que liberaba a los oprimidos por el diablo. Con ello proclama que Jesús es el "ungido", es decir, el Cristo o Mesías.
Ev.- La narración del Bautismo de Jesús y el testimonio del cielo sobre su condición.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Escribía Tertuliano que "Así como la aurora es el fin de la noche y el principio del día, Juan Bautista es la aurora del día del Evangelio, y el término de la noche de la Ley". Del mismo modo queel lucero de la mañana palidece ante el sol, así el Precursor del Señor quiere eclipsarse ante el que es la Sabiduría encarnada. Esta es la lección que nos deja el Bautista a quienes hemos de predicar al Salvador: desaparecer.
El hecho de que Jesús se pusiera en la cola de la vida humana no implicaba renuncia a su condición divina sino su solidaridad con la humanidad que sufre la consecuencia del pecado.
El rasgarse el cielo expresa que con la Encarnación del Verbo se rompe la distancia entre el mundo divino y el humano y, en la persona de Jesús, se estable­ce una plena y permanente comunicación entre Dios y el hombre.
En Jesús reside la plenitud de la vida divina. Y ello se hace manifiesto con la presencia del Espíritu, que expresa la unción mesiánica. La figura de la paloma viene a recordarnos la primera creación («el Espíritu del Señor se cernía sobre las aguas» y ahora Dios inaugura en Cristo la nueva creación con el Mesías ungido, el Hom­bre-Dios. Así lo acredita la voz del cielo, el es «el Hijo de Dios», el "ungido", es decir, el Mesías. Sobre él descendió el Espíritu Santo y fue consagrado con toda la plenitud de Dios. Su dignidad mesiánica está inseparablemente unida a su misión salvadora. Con la fuerza del Espíritu Santo, pasó por el mundo haciendo bien y curando a los oprimidos. Nosotros, partícipes de su mismo bautismo hemos de hacer igual prolongado su paso por la historia. En el bautismo recibimos una una nueva condición y vocación que hemos de poner en ejercicio.

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