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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Domingo, 12. Abril 2020 - 14:46 Hora
Domingo de resurrección

1L.-Pedro invoca el testimonio unánime de los profetas para anunciarnos la gran noticia: que todos sin distinción alguna, podemos recibir el perdón de Dios si creemos que Jesús es el Señor.
2L.-Cristo, "nuestra vida", ha sido elevado al cielo y sentado a la diestra del Padre. En la Parusía se manifestará la gloria de Cristo y con ella nuestra vida escondida ahora en Dios. Entonces veremos claramente lo que ya somos misteriosamente: resucitados con Cristo.
Ev.-María va al sepulcro poseída por la concepció que la muerte ha triunfado; busca a Jesús como un cadáver. Su reacción, al llegar, es de alarma y va a avisar a Simón Pedro (símbolo de la autoridad) y al discípulo a quien quería Jesús (símbolo de la comunidad).
PARA LLEVAR A LA VIDA
La resurrección es un hecho histórico, el hecho mayor de toda la historia.
La resurrección es ruptura con el pecado y un compromiso con la esperanza de toda la creación que suspira para que un día se manifieste, al fin, la gloria de los hijos de Dios.
La fe en Cristo resucitado no es sólo una convicción de que Jesús vive, es una experiencia de que Cristo es vida nuestra, que Cristo alienta nuestra vida, que nos hace resucitar. No sólo creemos que Cristo resucitó, sino que Cristo está resucitando en mí, en su Iglesia. Creer en la resurrección de Jesús no es sólo tener por cierto que resucitó, sino resucitar con él. Es vencer, ya en esta vida, por la esperanza la desesperación de la muerte. La fe en la resurrección de Jesús es la única fuerza que puede disputar a la muerte su dominio. El poder de la muerte se anuncia en el hambre, las enfermedades, la explotación, la marginación, las injusticias... Creer en la resurrección de Jesús es sublevarse ya contra ese dominio de la muerte. Es trabajar por la vida, por la convivencia en paz. Es trabajar y apoyar a los pobres y marginados. Es plantar cara a los partidarios de la muerte, a los asesinos, a los violentos. Porque sólo trabajando en favor de la vida se hace creíble la fe en una vida eterna y feliz.

Martes, 7. Abril 2020 - 22:17 Hora
Celebración de la pasión y muerte del Señor

1L.- La figura del siervo encarna todo el sufrimiento humano incluido el de la muerte afrentosa. Pero en esa figura el dolor se redime, porque es aceptado, es inocente, es por otros y termina en victoria.
2.L.- El "Hijo de Dios" misericordioso con nuestras debilidades, es un hombre como nosotros, tentado a lo largo de su vida, pero nunca ha sucumbido en la tentación: ha sido obediente a Dios.
Ev.- La pasión describe la obra del sexto día: la creación del hombre nuevo: "Ecce Homo". Cristo es el Hombre realizado, porque ha vivido plenamente: el Amor, la Vida de Dios.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Jesús se ha abajado a donde ya no se puede más. En su pasión se concentra todo el dolor de la historia, en él están representados todos los inocentes maltratados, todos los que han sufrido y siguen sufriendo. Jesús no nos ha salvado desde las alturas, sino que se ha solidarizado con la humildad sufriente, ha asumido hasta el fondo el dolor de nuestro mundo.
Hoy contemplamos la Cruz con gratitud, con emoción. Y comprendemos el misterio de de la Encarnación de Jesús. Ante la cruz descubrimos la grandeza de su amor y el valor de su entrega. Dios no es ajeno a nuestra historia de dolor, ni inaccesible, ni impasible. En Jesús se ha aproximado haciendo suyo nuestro sufrir, llorar, morir. Es el amor total de Dios.
Los ornamentos litúrgicos de hoy no son del color del penitencial, son rojos. El color de la sangre, del testimonio, del martirio, del amor apasionado. Es el color del sacrificio y de la victoria. Adoramos con gratitud la Cruz de Cristo vencedor, el primer Mártir. La abrazamos, nos adherimos ella, deseosos de cargarla y seguir sus pasos.

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