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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Jueves, 6. Agosto 2020 - 14:34 Hora
XIX Domingo TO (ciclo A)

1L.- Elías peregrina al monte santo. Dios no se le revela en conmociones de la naturaleza, sino en un susurro. Dios no está en los exuberantes signos teofánicos, sino en el silencio. Tampoco estaba en la impaciencia del profeta. Elías retornará a su pueblo con la experiencia de que el poder de Dios es callado y pacífico.
2L.-San Pablo abandonó resueltamente el judaísmo y se convirtió al cristianismo, fue considerado como un «escándalo» por sus correligionarios. Pero no por ello adoptó frente a los judíos una actitud de desprecio; sino que siguió apreciando sus valores.
Ev.- Jesús camina sobre las aguas en medio de la tempestad. Pedro al reconocerlo le pide ir a él, pero le vence el miedo y se hunde. Cristo le salva y calma la tempestad.
PARA LLEVARLO A LA VIDA
El relato evangélico elude todo aspecto mítico y narra con extrema sencillez lo extraordinario. Lo significativo no es el peligro en el que se encuentran los discípulos, ni su perplejidad e inquietud sino Cristo, cuyos discípulos van a descubrir, en medio de sus tareas y la duda, el carácter sobrenatural que en él se encierra y el poder apaciguador de su voz. El progresivo acercamiento a Jesús supone un continuo estar a la escucha de la Palabra en actitud de conversión y superación. La fuerza del viento y el peligro de la vida son los hechos que sirven de símbolos para describir la situación de dificultad que supone incorporarse al reino de Dios y el esfuerzo necesario para superar las dudas.
El diálogo de Pedro con Jesús, lo define como prototipo de discípulo por su amor a Jesús y pero también por la insuficiencia de su fe. Pedro es figura del que confunde el entusiasmo -un tanto presuntuoso- con la fe, y no se da cuenta que debe su salvación, no a su propia determinación y arrojó sino al gesto salvador de Jesús. Si La confesión de Pedro expresa la confianza fundamental que el creyente y toda la Iglesia, pone en la persona de Jesús. La fe es una relación personal, de esa confianza, vive el cristiano; y cuando le falla, se hunde como Pedro, por la escasez de su fe.La fe en Cristo es unión de vida con Cristo, el que vive y ha vencido a la muerte, porque él es el Señor y el Hijo de Dios. Pero es también comunión de vida con todos. Porque la fe es abrazar a Cristo en los hermanos. Por que la fe en Dios es inseparable del amor al prójimo.

Jueves, 6. Agosto 2020 - 14:30 Hora
XIX Domingo TO (ciclo A)

1L.- Elías peregrina al monte santo. Dios no se le revela en conmociones de la naturaleza, sino en un leve susurro. Es una nueva faz de Dios: no está en los exuberantes signos teofánicos, sino en una suave brisa. Tampoco estaba en la impaciencia del profeta. Elías retornará a su pueblo con la experiencia de que el poder de Dios es callado y pacífico.
2L.-San Pablo abandonó resueltamente el judaísmo y se convirtió al cristianismo, fue considerado como un «escándalo» para sus correligionarios. Pero no por ello adoptó frente a los judíos una actitud de desprecio; sino que siguió apreciando sus valores.
Ev.- Jesús se aparece a sus discípulos caminando sobre las aguas. Pedro le pide ir hacia el pero le vence el miedo y la duda. El Señor le rescata y calma la tempestad.

PARA LLEVARLO A LA VIDA
El relato evangélico elude todo aspecto mítico y narra con extrema sencillez lo extraordinario.
Lo significativo no es el peligro en el que se encuentran los discípulos, ni su sorpresa e inquietud sino Cristo, cuyos discípulos van a descubrir, en medio del esfuerzo y la duda, su carácter sobrenatural y el poder apaciguador de su voz. El progresivo acercamiento a Jesús supone un continuo estar a la escucha de la Palabra en actitud de superación.
La fuerza del viento y el peligro de la vida son los hechos que describen la situación de dificultad que supone incorporarse al reino de Dios y el esfuerzo necesario para superar las dudas. .

El diálogo de Pedro con Jesús, lo presenta como prototipo de discípulo por su amor a Jesús y por la insuficiencia de su fe. Pedro es aquí la figura del que confunde el entusiasmo un tanto presuntuoso con la fe, y no se da cuenta que debe su salvación más a un gesto salvador de Jesús. Si la fe conlleva una gran carga de duda, también contiene la promesa del apoyo de Jesús a todo el que cree. La confesión de Pedro encierra la confianza fundamental que el creyente y toda la Iglesia, pone en la persona de Jesús.

En la reunión eucarística podemos afirmar la presencia del Dios de Jesucristo, iluminados por el Espíritu, cuando reconocemos los signos de Cristo.

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