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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Lunes, 12. Agosto 2024 - 13:14 Hora
Solemnidad de la Asunción de nuestra Señora

1L.-El Apocalipsis refiere a la Iglesia, que con la proclamación del Evangelio va alumbrando a Cristo a través de la historia. Y se refiere a María en cuanto es el gran símbolo de la Iglesia.
2.- Dios va venciendo a todos sus enemigos, sometiéndolos al Mesías; el último por vencer será la muerte, para que reine totalmente la vida.
La Asunción de María está estrechamente vinculada a la resurrección de Cristo como pionero de la nueva humanidad.
Evangelio.- La visitación a Isabel propicia el desbordamiento de gratitud y alabanza de María con el Magníficat. La fe en la Asunción es causa del compromiso a favor del cambio radical de unas estructuras injustas.
PARA LLEVAR A LA VIDA
María se ha fiado de Dios. El ángel había dado a María una señal de credibilidad y ella confiando en su palabra, va al encuentro de esa señal. Isabel le hace saber que no se ha fiado de Dios en balde. Este descubrimiento hace que María prorrumpa en un poema de alabanza al Dios que cumple su palabra.
reacción entusiasmada de la persona que ha experimentado cómo Dios cumple su palabra. Y rompe en gritos entusiasmados de acción de gracias hacia quien hace posible la maravilla de un mundo diferente.
Así, María devuelve a Dios la alabanza que recibe de Israel. Dios es el que merece todo honor y toda gloria, el poderoso que ha hecho maravillas en su sierva. Pero en las maravillas que ha realizado el Señor en María, reconoce el modo de actuar del Señor en la historia de la salvación de los hombres. Confiesa que Dios se complace en subvertir el orden establecido por la injusticia de los ricos y orgullosos, enalteciendo a los más humildes. El Señor humilla, desbarata y despoja a los señores de este mundo y ensalza y colma de bienes a los más pequeños, a los hambrientos, a los pobres.
María testimonia la certeza de que llega el cambio decisivo de la historia de los hombres: Jesús es portador de aquella plenitud escatológica que el pueblo de Israel buscaba ansiosamente y la humanidad ve lograda ya en la Asunción de María.

Miércoles, 7. Agosto 2024 - 19:00 Hora
XIX Domingo TO (ciclo B)

1L.- El profeta, que huye, se echa a morir en el desierto. Allí recibió un pan inesperado, como el antiguo maná, alimento del cuerpo y del espíritu. En él estaba el Dios que da vida y fortalece la esperanza. Con, él pudo hacer el largo camino hacia el monte del encuentro.
2L.- Pablo nos exhorta "Sed imitadores de Dios... y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros"
Evangelio.- Los judíos se «escandalizan» de que el hijo de José, el pobre carpintero de Nazaret, se declare a sí mismo el pan bajado del cielo.

PARA LLEVAR A LA VIDA
La escena que describe este evangelio refleja la crudeza de la incomprensión con la que hubo de bregar Jesús. Es el enviado de Dios, pide creer que él es el pan de vida y que hay que comerlo para tener vida. Pero no explica cómo habrá que comer su carne, ese alimento divino que es él. Tampoco suaviza en nada la exigencia de su verdad.
Sus oyentes son judíos, creen en Dios; perplejos escuchan sus palabras, disparata. Ellos creen en los profetas del pasado, celebrados tras su muerte, pero se muestran incapaces de reconocer a los enviados de Dios cuando sus enseñanzas son polémicas y discutidas; más aún cuando el enviado es reconocido como un simple carpintero y les habla de comer su cuerpo ¿Cómo es posible que diga el hijo de José y María semejantes palabras?
¿Cómo es posible que exija algo que está prohibido por la ley...? Sin embargo él únicamente está pidiendo adhesión, alimentarse de su palabra, busca una respuesta de fe.
Hoy aún tendremos que superar las mismas dudas y adherirnos a Cristo, escuchar a los enviados de Dios que nos señalan misiones concretas para nuestro tiempo. Son muchos los que creen en Cristo, en la palabra de Dios, pero no quieren escuchar ni implicarse ni complicarse, no comulgan con una fe que compromete.
Pero comulgar es recibir el cuerpo de Cristo "que se entrega por la vida del mundo"; es incorporarse personalmente a Cristo y entregarse a su misión salvadora y en su sacrificio. Comulgar no es sólo comer, es creer, y esto significa estar dispuesto a a entregarse a los demás. Recibir el cuerpo de Jesús ha de ser, además de escucharle con fe, imitarle en la vida y darse a los demás.
Verdaderamente estamos comiendo a Cisto? O más bien alimentamos una fe a la medida de nuestra comodidad...

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