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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Jueves, 3. Junio 2021 - 22:55 Hora
Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo

1L.-El rito sacramental de la alianza quiere expresar y mantener la relación salvadora. Una misma sangre, que es vida, une los dos extremos: el altar, signo de Dios, y las doce piedras, representación del pueblo. La confianza y obediencia al Dios liberador será la forma de corresponder a todos sus beneficios.
2L.-Jesús es el enviado de Dios a los hombres (apóstol) y tiende un puente (pontífice) para hacer posible la unión entre ambos. Jesús manifiesta la última voluntad (testamento) de Dios para con los hombres, y la cumple ofreciéndose a sí mismo en la cruz.
Ev.- Jesús anticipa simbólicamente su entrega en la cruz e instituye así el Sacramento de su presencia entre los suyos.
PARA LLEVAR A LA VIDA
La última cena de Jesús, en la que instituye la Eucaristía, fue una cena de Pascua. Cena que sólo se podía tomar en la ciudad santa, por ello todos los peregrinos se procuraban una sala, en la que consumir el cordero sacrificado en el templo. Para facilitar el cumplimiento, los habitantes de Jerusalén ponían gratuitamente a disposición sus casas.
Jesús, hace de padre de familia y pronuncia la bendición sobre el pan, después lo parte y lo reparte. Y pese a que la tradición era hacerlo en silencio, Jesús dice: "Tomad, esto es mi cuerpo", los discípulos comprendieron que su Maestro y Señor, se les quería entregar por completo. Después, al final de la cena, les sorprende por segunda vez, y les invita a beber todos juntos de su mismo cáliz, su mismo destino. Y les pide que perpetúen la memoria de su entrega.
Aquella noche, Jesús cambió el símbolo y lo simbolizado. En adelante ya no será el cordero pascual, sino el Cordero de Dios, el pan y el vino, el cuerpo y la sangre del Señor. Y desde entonces nuestra Eucaristía, será una acción de gracias por la liberación radical de la muerte. No sólo hacemos memoria de la pasión y muerte del Señor, sacramentalmente en la transustanciación del pan y el vino, sino de su resurrección.
Los primeros cristianos cuando celebraban la eucaristía, se sabian urgidos a vivir como hermanos y era para ellos un memorial del amor de Dios. Hoy, en cambio, los cristianos reducimos la Misa a un rito que no trasciende de las puertas del templo a la calle y a la vida pública. Nos contentamos con venir a misa para cumplir un precepto, en vez de venir a Misa para acrecentar nuestro amor y nuestra solidaridad
La Eucaristía es el sacramento de nuestra fe, de nuestra esperanza y de nuestra caridad; y celebrarla coherentemente supone una exigencia para hacer operativa nuestra fe, esperanza y caridad. Por eso, cuando concluye la reunión eclesial, se reinicia nuestro compromiso cristiano; cuando termina la Misa, comienza la misión.

Jueves, 27. Mayo 2021 - 20:59 Hora
Santísima Trinidad (ciclo B)

1L.-La revelación de Dios en la historia de Israel es la revelación del único Dios. El Dios que salva a Israel es el único que puede salvar a todos los pueblos.
2L.-Dios mismo habita en nuestros corazones por medio de su Espíritu. El nos transforma en hijos de Dios, identificándonos con Cristo, de cuya filiación participamos como hijos que aguardan la visión y posesión de Dios.
Ev.-El Señor está con sus discípulos hasta el fin del mundo. La confesión pública de la fe y la práctica del amor fraterno son señales de esa presencia de Jesús en medio de sus discípulos.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Jesucristo nos revela la esencia y la cercanía del misterio de Dios, que es mucho más intensa de lo que seríamos capaces de imaginar. Hace de nuestro corazón su morada. Por Jesucristo sabemos que Dios es Padre y hasta qué punto se nos comunica. Quiere que permanezcamos en El y El en nosotros, que vivamos su misma vida. Sabemos que se derrama sobre nosotros por medio del Espíritu Santo, que permite llegar a ser verdaderos hijos de Dios, «partícipes de la naturaleza divina». Gracias a él sabemos que Dios es Trinidad, comunión de personas, lección de interrelación amorosa y familiar. Interacción fecunda y amorosa de personas diversas que cooperan eficazmente para el bien.
La fiesta de la Stma Trinidad encierra, candente actualidad. Cuánto hemos de aprender del divino misterio: en la disposición y el ánimo personal, en las relaciones de familia, en la configuración de la sociedad. Mirarnos en este misterio nos ayudará a: -Poner en valor la figura del padre, tantas veces cuestionado por las ansias de autonomía de los hijos o por el veneno de un feminismo intransigente que enfrenta matriarcado a patriarcado, como si enemigos fueran e intenciones diversas tuviesen. -Descubrir el auténtico significado de la condición filial, la correspondencia al amor, atención y cuidado permanentemente recibido.
-Aprender a abrirse a la dinámica del Espíritu divino y dejarse transformar, para edificar la humana convivencia.
En el fragmento de Evangelio que se proclama en esta fiesta, se distinguen tres partes: -El titulo de suprema autoridad que fundamenta el envío a todas las naciones,
-La misión que reciben los discípulos de enseñar y bautizar.
-La promesa de la presencia del Señor, hasta el fin de los tiempos.
Con su Ascensión Cristo ha sido constituido en Señor y ha recibido el "Nombre-sobre-todo-nombre". Con esta potestad, envía a sus apóstoles a proclamar el evangelio a todo el mundo. Los discípulos habrán de realizar una misión universal con sufrimiento, crisis y persecución. Sin embargo, cuando Dios encomienda a alguien una misión en la Biblia, asegura al enviado su asistencia eficaz: No temas, yo estaré contigo. Esta asistencia es garantía de eficacia y estímulo de audacia humilde.
En la universalización de su obra salvífica, quiere contar contigo y conmigo, nos encontrará dispuestos y cooperativos?

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