Usted está aquí: Inicio

Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Viernes, 18. Junio 2021 - 11:27 Hora
XII Domingo TO (Ciclo B)

1L.- Job en medio de su sufrir pide a Dios razón del sufrimiento. Y como respuesta es llevado a contemplar el universo y requerido a dar explicación de su inabarcable maravilla. El mar impetuoso lo invita a contemplarlo con ternura en su nacer y en la escrupulosa obediencia a sus leyes. Job intuye que en el universo entero hay huellas de un amor y una sabiduría infinitas. Al encontrar a Dios, se disipan sus interrogantes, ya no piden respuesta.
2L.-La muerte redentora de Cristo lo ha cambiado todo, todos han muerto en Cristo para estrenar una nueva vida. Y esta nueva vida es una vida para Cristo superando el egoísmo del hombre viejo, es un vivir para los demás. Los que han entrado en esta dinámica del espíritu del amor de Cristo no pueden comprender nada y siguen juzgando a las persona según los viejos prejuicios.
Ev.- Cristo calma la tempestad y reprocha la falta de fe de los suyos, ellos no captan ni entienden a Jesús, no han descubierto en él al vencedor de los poderes hostiles que posibilita un mundo de serenidad y de paz.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Jesús dormía en popa, descansando, éste era el lugar más tranquilo. Los gritos de los discípulos despiertan a Jesús y antes de reprocharles su falta de confianza, se dirige al mar con las mismas palabras que empleó en otra ocasión con un endemoniado: "¡Silencio, calla!". Este milagro impresionó a los discípulos y les hizo crecer en el conocimiento del señorío de Jesús sobre las fuerzas de la nnaturaleza, a quien ya habían visto expulsando demonios y curando enfermedades.
La fe es más que creer unas verdades reveladas, es confianza en la persona de Cristo, que no nos falla y que va con nosotros en el mismo barco. Una fe necesaria para navegar en medio de los peligros, una fe que aventura la vida en el empeño de cumplir la voluntad de Dios.
Desde Tertuliano y Agustín se interpreta este milagro en relación con la Iglesia, a la que se compara a la barca de Pedro que va superando las tempestades porque Cristo va con ella.

Sábado, 12. Junio 2021 - 08:10 Hora
XI Domingo TO (ciclo B)

1L.- Con la alegoría de un cedro que muere y renace habla el profeta del hundimiento de la nación y del renacer del Reino de Dios. Anuncia a Dios presente en todo ello. Una ramita tierna -el esperado descendiente de David- será el cedro noble, que ofrezca refugio y abrigo universal. Por él se sabrá en el mundo que Dios es salvador. Lo aprenderán los mismos pueblos que ahora causan miedo.
2L.-El cristiano es el hombre de la esperanza. Esperanza que tiene depositada en Jesucristo.El ya ha inaugurado la vida nueva a partir de su resurrección y nos garantiza si le seguimos fielmente como discípulos participaremos de ella. El hombre tiene su verdadera patria en el Señor y ahora en este mundo está desterrado. Todavía no vemos al que constituye nuestro hogar, pero la fe alienta nuestro camino hacia él.
Ev.- Jesús predica el misterio del Reino y para hacérnoslo comprender usa parábolas. El Reino de Dios no viene prefabricado del cielo, sino que es sembrado por manos humanas en nombre de Dios, y tendrá una larga historia de crecimiento.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Una imagen vale más que mil palabras y se retiene con mayor facilidad; una imagen ayuda a expresar realidades difíciles de describir... Por ello Jesús, al hablarnos del Reino, recurre a comparaciones que entren por los ojos y arraigue en el corazón. Compara sus inicios, la predicación, con la semilla que encierra una fuerza que no depende del sembrador. Una vez sembrada, crece misteriosamente hasta dar fruto, sin que el sembrador intervenga. Este ni siquiera sabe cómo acontece todo el proceso de crecimiento de la semilla. Así procede la Palabra de Dios que es eficaz, aunque su eficacia no sea constatable en sus efectos por aquéllos que la sirven.
La predicación de la Palabra siembra el reino de Dios, que nadie puede detener y llegará a su plenitud cuando sea la hora. El crecimiento del reino de Dios es un misterio que sólo Dios conoce, sólo él es el que le da el incremento.
En la segunda parábola se destaca la desproporción entre la pequeñez del principio (grano de mostaza: la humildad de la predicación) y la magnitud del final (el arbusto: la expansión de la comunidad creyente). Así ocurre con el reino de Dios: escondido ahora e insignificante, pero ha de llegar un día (el "día del Señor" , cuando vuelva con "poder y majestad", en que se manifieste según toda su dimensión.
No hay pues ningún motivo para el desaliento. A pesar de las apariencias, sigue siendo posible este misterio íntimo que acontece en la profundidad de aquél que escucha libremente la palabra de Dios. Nada puede desanimarnos, es Dios quien da el crecimiento.

Nueva contribución  Vieja contribución

Iniciar sesión