Usted está aquí: Inicio

Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Lunes, 1. Noviembre 2021 - 09:45 Hora
Solemnidad de todos los santos

1L.-La victoria y la salvación que se celebra se debe al Cordero y a Dios, a quienes la muchedumbre incontable y los ángeles tributan "todo honor y toda gloria". Aunque todos han sido salvados por Dios y por la sangre del Cordero, Dios no ha ahorrado a ninguno de sus elegidos el pasar por la lucha y las tribulaciones. Y esto es lo que hace mayor el gozo de la victoria final.
2L.-El apóstol destaca el insondable amor del Padre que ha dado a los cristianos el nombre de "hijos de Dios". Seguidamente subraya la realidad que significa tal nombre: un hecho de salvación. Hemos sido engendrados por Dios en el bautismo, renacidos a una vida divina.
Ev.- Jesús al subir al monte para proclamar las bienaventuranzas, quiere significar que va a realizar el acto fundacional del nuevo pueblo de Dios. Jesús es el nuevo Moisés, que transmite la ley nueva.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Jesús recoge en sus bienaventuranzas situaciones reales, que se dan de hecho con frecuencia en la vida humana, y en ellas nos invita a poner esperanza.
De las diversas situaciones que enumera, cinco son pasivas, porque las padecemos (la pobreza, el llanto, el hambre y la sed, los malos tratos y la persecución), y tres son activas, por que requieren de nosotros, tarea, entrega, hemos de generarlas (los que practican misericordia, los limpios de corazón, los que construyen la paz, los que viven con fidelidad el evangelio).
Las primeras describen situaciones de sufrimiento físico que el ser humano se ve obligado a padecer por sus carencias y penurias o por causa de su dedicación a promover la justicia, es decir, la construcción de una sociedad nueva llamada Reino de Dios. Y el Señor elogia a quien no se deja vencer por esas penosas circunstancias, sino que es capaz de padecerlas con esperanza, sin amargura, con vitalidad y gozo fiado en el poder transformador de Dios. A quienes con esa actitud afrontan las contrariedades de la vida Jesús los declara bienaventurados. No son, pues, las situaciones penosas las que son objeto de la bienaventuranza de Jesús, sino las personas de fe que no se dejan abatir ni derrotar por ellas.
Dios, no dispensó de padecimiento terreno a los santos, a ellos y a nosotros nos dió un ejemplo y estímulo en la cruz y resurrección de Cristo para que viviéramos esos trances desde una esperanza activa y comprometida.

Miércoles, 27. Octubre 2021 - 13:34 Hora
XXXI Domingo TO (ciclo B)

1L.- Un solo mandamiento sintetiza toda la ley: Amarás a tu Dios. En ello está la vida, el bienestar verdadero en el mundo, la salvación en él. Hay que tenerlo presente en todo momento y situación de la existencia. No hay salvación en los ídolos.
2L.-El sacerdocio de Cristo es de orden escatológico: Cristo ejerce su sacerdocio en el ámbito celestial.
Ev.-El mandamiento primero y principal
PARA LLEVAR A LA VIDA
En tiempo de Jesús, las escuelas rabínicas establecían gradación entre mandamientos "graves" y "leves". Y diferenciaban entre 248 preceptos positivos y 365 prohibiciones legales. Por lo que los rabinos andaban interesados en determinar cuál de todos estos mandatos era realmente importante y el resumen de todos.
Jesús responde a la pregunta citando el Dt 6, 4s, pero añadiéndole el mandato del amor al prójimo. Subrayando que ambos mandamientos son uno solo: "No hay mandamiento mayor que éstos". No hay amor sincero a Dios sin amor al prójimo.
Y así lo reconoce el letrado que le pregunta. Los judíos entendían que entre el amor a Dios y el amor al prójimo existía una conexión. Pero creían que el prójimo era sólo el judío piadoso, pero no el pagano ni el pecador. Además el amor al prójimo se vivía como un acto piadoso, pero en caso de conflicto prevalecía el culto a Dios antes que la atención de las necesidades del prójimo (por eso en la parábola del buen samaritano el sacerdote y el levita pasan de largo porque temían caer en impureza ritual).
Jesús une ambos mandamientos en uno solo: el amor. La conclusión es clara: el verdadero culto a Dios no ha de separarse de la atención a las necesidades de quiénes tenemos cerca. El prójimo es cualquier necesitado que encontremos en nuestro camino.

Nueva contribución  Vieja contribución

Iniciar sesión