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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Jueves, 24. Marzo 2022 - 06:32 Hora
IV Domingo de Cuaresma (Ciclo C)

1L.- La celebración de la Pascua judía rememora la opresión, la salida de Egipto y la entrada en la tierra prometida. Pero también festeja el cese del maná y el logro de su propio sustento, conseguido por el pueblo libre, que hace producir a su nueva tierra.
2L.- El apóstol señala la novedad radical operada en Cristo y su consecuencia en la vida del cristiano, concretada en haber sido reconciliado y tomar parte activa en la obra de la reconciliación universal.
Ev.- Cristo desvela la grandeza del perdón de Dios padre y su propósito de obrar la reconciliación de todos los hombres consigo y entre sí. Para los pecadores arrepentidos, el Padre prepara una fiesta en la que celebrar el reencuentro con sus hijos. Pero no todos querrán entrar en ella.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Al igual que el pastor que ha perdido una oveja o que la mujer que barre su casa en busca de la moneda... Dios no cesa en su empeño de buscar lo que es suyo (esperanzado salía todos los días a otear el horizonte).
Cuando el hijo perdido, regresa arrepentido, cuando lo encuentra, desborda de alegría. Y desea que todos se alegren con él. Pero parece no lograrlo...
Siempre hay quien cuestiona el amor del Padre con los pecadores arrepentidos, quien juzga y se niega a aceptar ser tratados por igual
El deseo del Padre, tropieza con la dureza de corazón del hijo "fiel" que se niega a entender su generosa capacidad de perdón. No quiere comprender sus razones, no le atiende; sólo alardea de su "fidelidad". Esa actitud evidencia que vivía bajo el mismo techo, pero se hallaba muy lejos de él; obedeciéndole con esperanza por recibir su recompensa.
Reparemos en que Cristo no nos está haciendo reflexión sobre el arrepentimiento de los "malos hijos" sino sobre el proceder de los que se las dan de "buenos". Si lo que llevó al arrepentimiento al hijo menor, fue la insatisfacción con su miseria; lo que lleva al hijo mayor a la dureza de corazón, fue la satisfacción con su virtud.
La grandeza del amor divino contrasta con la estrechez de nuestra mente y la pequeñez de nuestro corazón fariseo. Si no tomamos conciencia de nuestras limitaciones, si pensamos que sólo merecemos reproche y castigo y por temor no volvemos a Dios; o si nos creemos mejor que los demás y con mayor derecho... Nos estaremos negando a entrar en la fiesta que Dios padre tiene preparada si sus hijos aceptan ser perdonados y perdonarse.
Qué tienes tú de cada uno de los personajes que pasan por el relato?

Sábado, 19. Marzo 2022 - 21:46 Hora
III Domingo de Cuaresma (ciclo C)

1L.-Dios revela su ser, su nombre. La definición que Dios da de sí mismo es la obra que va a realizar y por la cual le van a conocer.
2L.-Pablo amonesta a los cristianos de Corintios para que no se dejen llevar por las costumbres paganas del ambiente en que viven, y les recuerda lo que sucedió en otro tiempo a los israelitas que prevaricaron en el desierto y adoraron al becerro de oro. Pablo quiere que el nuevo Israel no se olvide de las desgracias sobrevinieron al viejo Israel.Nadie puede presumir de justo. Esto sería un pecado. Es importante no fiarse de sí mismo y confiar en el perdón de Dios; reconocer que somos pecadores, que Dios justifica al impío.
Ev.- Jesús propone la parábola de la higuera estéril para advertir del desgraciado destino de quién no da fruto de conversión.
PARA LLEVAR A LA VIDA
A unos que le preguntan por unas desgracias recientes, Jesús les responde que si no dan frutos de conversión correrán la misma suerte. El creyente que lleva una vida estéril no se diferenciará en su final del resto de los hombres: conocerá la muerte sin esperanza.
Jesús quiere enseñar que su padre, es el Dios de la paciencia, no castiga, sabe esperar, como el agricultor el fruto. Y con paciencia infinita, un año tras otro... y otro prodiga sus auxilios.
Dios no quiere la muerte, que cuanto sucede según las leyes naturales o la cruel voluntad de los poderosos, afectando por igual a buenos malos y buenos, es porque Dios respeta la libertad de la creación y la criatura.
Es casi blasfemo repetir, cuando acontece un mal que es castigo divino o que «Dios lo ha querido».
La diferencia entre los buenos y los malos no está en que se sufra más o menos, sino en la manera de sufrirlo: renegando y rebelándose o creciendo en conciencia de la necesidad de cambiar de vida.

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