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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Sábado, 16. Abril 2022 - 23:33 Hora
Domingo de Pascua

1L.- La predicación de Pedro ofrece un compendio de la actividad de Jesús, subrayando que comenzó en Galilea. Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu, pasa haciendo bien, esto es, curando a los enfermos y liberando a los oprimidos por el diablo.
2L.- Todo bautizado muere y resucita con Cristo. Por eso, debe empezar a vivir una vida nueva, una vida resucitada y buscar "los bienes de arriba", no los de la tierra.
Ev.- María va al sepulcro porque cree que la muerte ha triunfado; busca a Jesús como un cadáver. Su reacción, al llegar, es de alarma y va a avisar a Simón Pedro.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Un sepulcro abierto, unas vendas por el suelo, una mujer y dos hombres para interpretar... Todo ello es ordinario y cotidiano, pero encierra valor de signo.
Magdalena constata que el sepulcro está abierto y el cuerpo de Jesús no está, pero no piensa en la resurrección sino en el robo del cadáver: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos donde lo han puesto".
La resurrección es un desafío a las reglas elementales de lo empírico.
Pedro vio pero no repara en los signos. Juan mira con amor, repara en los detalles y cree. Porque creer en la resurrección de Jesús no es sólo considerar cierto que resucitó, sino resucitar con él. Es mirar con amor y entrar en la vida nueva de la gracia. Es 7descubrir los signos en los que Dios se nos manifiesta y reclama nuestra entrega. Es poner en ejercicio aquel amor que nos mueve a compartir y servir, a perdonar y comprender, a luchar contra el mal, a vencer el pecado.

Lunes, 11. Abril 2022 - 14:00 Hora
Triduo Pascual

JUEVES SANTO
Hoy recordamos dos entregas de signo bien distinto y de resultado opuesto.
- Una es la entrega de Judas: la traición y el beso hipócrita, son sus componentes. El móvil, unas roñosas monedas. Los resultados: la condena del justo... la muerte en el suplicio.
- La otra entrega es la de Jesús: el desprendimiento y la generosidad son sus características. Los resultados: el perdón y la salvación.
La cena, con el gesto de donación plena se teje sobre el pan y el vino. El se deja a sí mismo para permanecer siempre con los suyos, para que nunca se encuentren solos.
Frente a uno que entrega a traicion y malvende, Jesús que se da, se ofrece gratuitamente.
La disyuntiva que hoy se nos propone es vender o darse; el interés o el ofrecimiento. Repetiéndose día a día el drama de la última cena, hemos de tomar postura, cuál de las dos actitudes queremos adoptar... Porque a diario, se vende a personas por unas monedas y el resultado siempre es el mismo: el egoísmo, la falta de solidaridad, el recelo, la envidia... la muerte.
Si queremos vivir con autenticidad el evangelio, tendremos que optar por darnos al estilo del Maestro y el Señor.

VIERNES SANTO
Cristo nos enseña con su cruz a salir de nosotros mismos, y a dotar de sentido apostólico nuestra vida.
Cuando veamos la figura sufriente de Cristo en la cruz, pidamos la gracia de recordar que sus dolores crucificado son fruto de nuestro pecado.
Jesús murió abandonado de Dios y de los suyos, fracasado, humillado, ajusticiado por los romanos y excomulgado por blasfemo por los judíos. Pero murió confiado en el amor y en el poder de su Padre Dios, que condicionó su triunfo a la previa aceptación del fracaso. Y desde que Jesús obedeció esta voluntad del Padre se hizo ley para todo cristiano: aceptar la derrota para alcanzar la victoria. A través de la muerte, Jesús ha pasado -y nos invita a pasar nosotros- a la vida nueva de Resucitado. Pascua es muerte y victoria a la vez. Con su muerte ha destruido nuestra muerte porque ha dado sentido al dolor, un sentido de salvación y de amor.
La vida del cristiano es un “via crucis” si se acepta la invitación de Jesús de cargar la propia cruz detrás de Él cada día. En nuestro “via crucis” hay también momentos de caída y de cansancio, pero también nosotros tenemos una Madre (María) que nos acompaña en nuestro caminar como a Jesús.

VIGILIA PASCUAL
Celebrar con autenticidad la Pascua, ha de notarse en la vida del cristiano, manifestando los efectos de la gracia, que son los signos de la vida nueva. Viviendo como hombres y mujeres nuevos.
Cristo vive ¡Cristo resucitado vive en mí! me hace resucitar.
Somos hombres purificados. A lo largo de la Cuaresma hemos ido muriendo a nosotros mismos. En la cruz de Cristo hemos clavado nuestros pecados. Ahora hemos de revestirnos de Cristo.
Hemos de ser testigos de la resurrección y de victoria de la cruz. La alegría es el signo de nuestra fe, consecuencia de la vida nueva que brota del sepulcro está dinamizada por el amor.
Vivir pascualmente es amar con alegría y hasta el fin. Quién no ama sigue en el sepulcro, aún no ha llegado a la Pascua.

Somos hombres y mujeres nuevos, resucitando cada día, alentados por el Espíritu que nos convierte en participes y testigos de la resurrección.

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