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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Martes, 26. Abril 2022 - 06:49 Hora
III Domingo de Pascua (ciclo C)

1L.-La primera comunidad cristiana se ve en la necesidad, de desobedecer formalmente una orden de la autoridad, porque iba en contra de la imperiosa exigencia del Evangelio.
2L.- Es una sociología, en la que se presenta la alabanza a Dios como como Señor, una proclamación y reconocimiento de su ser, que mueve a una actitud de adoración profunda.
Ev.-Los discípulos son invitados a participar del alimento que les ofrece el Señor resucitado.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Los discípulos vuelven a su vida normal. La propuesta de Pedro a sus compañeros es volver a su oficio, a lo de cada día. Como nosotros tras cada domingo, hemos de volver a lo acostumbrado, a "pescar" en el -mar- de la vida ordinaria.
Lo mismo hicieron los discípulos de Jesús. Pasado el tiempo de trabajo, no habían pescado nada, esfuerzo sin fruto: ¡Manos vacías, trabajo en vano! ¿Quién no ha tenido esa misma experiencia?
Pero entonces Jesús se presenta de improviso, como un desconocido, se hace presente de manera casi imperceptiblemente, pero con gesto inconfundible. Todos son conscientes de que el crucificado está allí, entre ellos, vivo y presente. Ha resucitado. Jesús asa los peces, prepara el almuerzo y todos comen con apetito para volver a la faena. Así es el Señor, siempre pronto a la comida fraterna y a la charla familiar e íntima, germen de la comunidad.
El resucitado alimenta para volver a faenar, lanzarnos con renovada energía desde vuestra inutilidad, solo así acontecerá el milagro de la abundancia: solo así la vaciedad se convertirá en una experiencia de plenitud.
La Eucaristía es una experiencia de Animo, de consuelo, un impulso de esperanza. Por qué se hace duro creer en medio de la rutina y de la experiencia de inutilidad, de la vaciedad y el fracaso que nos acucia... el resucitado prepara, cada jornada, nuestro almuerzo de fe y esperanza.

Domingo, 24. Abril 2022 - 11:01 Hora
IIDomingo de Pascua(ciclo C)

1L.-En respuesta a la predicación apostólica, se va formando una comunidad creyente hombres y mujeres que se adhieren al Señor. Cuyas características son: el poder de la Palabra y los signos que acompañan la predicación apostólica, la admiración del pueblo y la fraternidad entre todos los creyentes.
2L.- La condición cristiana se encuadra como escatológica. Junto a la tribulación y prueba que supone la cruz y el creer en Jesús, está la soberanía, la gloria de saberse vencedores con el resucitado.
Ev.- El resucitado se encuentra con los apóstoles.
PARA LLEVAR A LA VIDA
En el resucitado reconocen los apóstoles al Jesús que anduvo con ellos por los caminos de Palestina. La resurrección es el objeto primordial de la fe.
El encuentro del Señor resucitado les ha cambiado la forma de ver el mundo, esa experiencia los ha vuelto más humanos.
Tomás no cree el testimonio de sus compañeros. Los procesos que conducen a la fe son individuales, diversos y diferentes
Hay crisis de fe porque se racionaliza demasiado el creer, y sin embargo, se trata sólo de aceptar, de entrar en comunión con aquel «que estaba muerto y vive por los siglos».
Tomás no cree el testimonio de sus compañeros, desea tener su experiencia personal con el resucitado. Y el grupo no lo rechaza, han comprendido que los procesos que conducen a la fe son personales y diversos. Llegó el momento en que Tomás se encontró con el Señor resucitado, y su experiencia le hizo experimentar un profundo cambio interior. El valor de la fe se calcula en "confianzas" (y éstas se cotizan), en creer sin palpar ni ver...
Una fe que debe impulsar a la comunidad cristiana a realizar «muchos signos y prodigios en medio del pueblo». Jesús no se manifestará ya de manera visible; con Tomás lo hizo como una gracia particular quizás porque en cierta ocasión fue el único que se mostró dispuesto a acompañarlo a la muerte (Jn 11,16). El resucitado quiere ser reconocido cuando los suyos reproducimos las señales de su amor.
Dichosos entonces los que sin ver, han creído, y desde esta convicción, he de preguntarme: ¿Cuál es el fundamento de mi fe? ¿Cuáles son las motivaciones de mi fe? ¿Qué semejanzas y diferencias hay entre la fe de los apóstoles y la de Tomás; entre mi fe y la de aquellos?
La Eucaristía ha de ser una experiencia clara y gozosa de la presencia de Jesús entre los suyos, ha de ser el momento de renovar nuestro compromiso de reproducir las señales del amor de Jesús. Y no sólo en la liturgia, sino en la vida entera, dándonos al bien.

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