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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Sábado, 24. Septiembre 2022 - 15:14 Hora
XXVI Domingo TO (Ciclo C)

1L.-El profeta denuncia las falsas seguridades de quienes hacen ídolos de sus creencias. Y advierte de la cortedad de aspiración de los que se terminan en un bienestar, minado de finitud.
2L.- S. Pablo invita a emplear la vida en el logro de los bienes más elevados y a no dejarse dominar por el dinero. Practicar las virtudes que regulan la relación con Dios (la religión) y entre los hombres (la justicia).
Ev.- La parábola del pobre Lázaro trata de abrir nuestra entraña a la misericordia y alertarnos sobre el destino que le aguarda a quién se muestra insensible a la necesidad del pobre.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Jesús no pretende con esta parábola ofrecer una descripción de las postrimerías, es decir, de las realidades del más allá. Usa la escatología judía de su tiempo, como recurso para criticar la conducta despreocupada y egoísta de los ricos. Lo que pretende es realizar una severa amonestación a quienes han hecho de su riqueza ocasión de deleite y se han desentendido de quienes, a su misma puerta, carecen de alimento. Así se destaca el peligro de las riquezas: esclavizan al hombre, lo apartan de Dios, le impiden escuchar a los profetas, cierran sus ojos a la necesidad del pobre y le endurecen el corazón, haciéndole incapaz de compadecerse de los necesitados. Por eso los protagonistas del relato representan dos situaciones extremas y antagónicas: la holgada situación del rico que banquetea y la extraordinaria miseria del pobre. El rico aparece como un hombre sin más preocupación que pasarlo bien. Y Lázaro que carece de todo: el pobre a quien el rico ignora intencionadamente, pero a quien Dios tiene presente en todo momento.
Bienaventurado el pobre porque sus sufrimientos, vividos con mansedumbre, le merecen entrar en la gloria; y maldito el corazón endurecido y satisfecho del rico, porque vive ahogado por las riquezas, desoyendo la misericordia que la Palabra de Dios reclama y, cerrado el corazón a los desvalidos, muere en la vaciedad.
Abramos los ojos y el corazón a los necesitados que tenemos a la puerta de casa y , aún sin ser ricos, compartamos con el pobre y aliviemos su menester.

N.B. Puede realizar cualquier sugerencia o comentario en el e-mail: mleonpadilla@gmail.com

Domingo, 18. Septiembre 2022 - 09:00 Hora
XXV Domingo TO (ciclo C)

1L.-La denuncia del profeta sorprende al pueblo satisfecho, en el que se ha implantado la injusticia. Dios ha de eliminar esa maldad y defender al desvalido. Su justicia demanda, que cada persona alcance su realización.
2L.- S. Pablo inicia las instrucciones a Timoteo sobre la vida de la comunidad con esta referencia a la plegaria que ha de ser universal, ha de hacerse por Jesucristo, el único mediador, y en bien de
todos los hombres, para que llegue a todos la salvación.
Ev.- Cuando absolutizamos el poder del dinero se pone de manifiesto el antagonismo que existe entre el dinero y Dios. Jesús, frente al dinero, presenta una actitud relativizadora: Con tal de que de él no se haga un dios, se puede usar con fines positivos.
PARA LLEVAR A LA VIDA
El dinero puede ser un obstáculo real para el encuentro personal con Dios. Nos hace autosuficientes y egoistas. En una sociedad en la que se ha normalizado la injusticia económica como la nuestra (cf.primera lectura) se hace muy difícil entender estas palabras de Cristo y aceptarlas.
No es la intención de Jesús proponernos como ejemplo a un sinvergüenza. Es indudable que el proceder del administrador es injusto. Lo que el Señor nos propone es la habilidad que emplea cuando se descubren sus abusos y peligra su trabajo. Es entonces cuando se manifiesta como un hábil gerente que, mirando al futuro, sabe negociar con su comisión, sin restar nada a su dueño, para preparar su futuro. El sueldo del administrador no era una nómina sino un tanto por ciento de todo lo administrado; ahí es donde abusa y de dónde después resarce. No defrauda a su amo; lo que hace es renunciar a lo que legalmente le corresponde por su trabajo; renuncia a lo suyo para ganarse amigos que, en justa compensación, le ayuden tras el despido. Esta actitud previsora de cara al futuro, es lo que el amo alaba de su administrador.
Y esa es la actitud que Jesús pide al que emprende el camino del evangelio. La astucia del discípulo que Jesús nos propone no consiste en prepararse una salida airosa en lo económico, sino en renunciar a la servidumbre del dinero para entrar en el reino de Dios. Renunciar a la codicia, saber emplear el dinero haciendo el bien para granjearse la amistad con Dios.
No lo olvidemos: nuestra relación con el dinero es la prueba de fuego de la fe cristiana. Sólo al la supera, Dios se le entrega plenamente.

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