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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Sábado, 8. Octubre 2022 - 15:54 Hora
XXVIII domingo TO (ciclo C)

1L.-La fuerza salvadora de Dios se manifiesta en cosas pequeñas, por mediadores. La salvación para un enfermo comienza en la curación, que se torna verdadera salvación, cuando se encuentra a Dios en ella; su presencia le da infinitud.
2L.- Pablo presenta brevemente el contenido del evangelio, y ofrece después a Timoteo su propio ejemplo de fidelidad a Cristo.
Por amor al evangelio está Pablo encarcelado como si fuera un criminal. Pero el evangelio, que es palabra de Dios, no está encadenado y se extiende por todo el mundo
Ev.- La milagrosa curación de los diez leprosos en el camino.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Para los judíos las enfermedades de la piel era consideradas un castigo de Dios. Por ello se le trataba como a un muerto para la sociedad y era obligado a vestir con ropas desgarradas, cabelleras sueltas, barba rapada, fuera de ciudades amuralladas. Por eso, vivían en las afueras de los pueblos y tenían obligación de anunciar su presencia desde lejos. Eran "impuros' ritualmente y vivían una especie de vida de excomulgados. Si se curaban, debian presentarse a los sacerdotes y someterse a un ritual. Entonces los sacerdotes les daban de alta.
La fama milagrosa de Jesús había llegado hasta los leprosos. Y salen a su encuentro suplicando curación. Jesús, antes de curarlos, los somete a prueba de fe, y les manda que se pongan en camino para ser reconocidos por los sacerdotes.
Sólo el samaritano vuelve para alabar a Dios y reconocer en Jesús al Rey-Mesías. Es el único que reconoce la acción de Dios en él y se abre a ella. Lo que en él ha acontecido no lo interpreta como algo que le sea debido, como algo normal. La postración delante de Jesús no es una adoración, es el reconocimiento de su realeza mesiánica. Los otros nueve no vuelven. Parece como si vieran natural que en ellos, hijos de Abrahán, se cumplieran las promesas mesiánicas.
Los que no retornan: son miembros del pueblo de Dios. Por lo tanto, piensan que Dios se debe a ellos. No tienen nada que agradecerle, es normal que actúe en ellos salvíficamente. Al decirle Jesús al samaritano, al extranjero, "tu fe te ha salvado", nos enseña que el verdadero Israel se asienta en la fe agradecida. Desde el punto de vista de Jesús, el pueblo de Dios no tiene fe; sólo el samaritano la tiene. Y ésta es precisamente su salvación.
Cómo andamos de gratitud para con los beneficios que de Dios recibimos? O acaso, ingratame, nos creemos con derecho a todo.

Sábado, 1. Octubre 2022 - 09:03 Hora
XXVII Domingo del TO (ciclo C)

1L.- La angustia del pueblo encuentra su expresión en la del profeta, que no posee el sentido ni entiende el silencio de Dios ante la injusticia en el mundo. Atento a la palabra reveladora, obtiene una respuesta que debe permanecer, pues no es sólo para él. El sentido añorado no se sustancia entero en realidad tangible. Es la fe la que lo tiene. El hombre fiel lo conoce y vive de él.
2L.- La exhortación a mantenerse firme en los principios profesados viene motivada por la impopularidad que supone ir contracorriente. Quien quiera aventurarse en su acción cristiana con coherencia debe contar con la persecución de los adversarios y tal vez con el silencio de los buenos. Entonces más que nunca brillará esa forma de ser conforme a la fe.
Ev.- Jesús nos advierte que ante Dios, no podemos arrogarnos mérito alguno, «Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer». Para ello utiliza un ejemplo tomado del contexto socio-cultural de su época para ilustrar su enseñanza sobre la humildad con que los hombres hemos de situarnos ante de Dios.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Dios no está obligado a darnos ningún premio, ni tiene por qué agradecernos ningún servicio. Jesús nos invita a salir de la dinámica del hacer todo por interés y exigencia de recompensa. Una vez que hemos hecho lo nuestro y hemos dicho "somos unos pobres siervos", porque no se ha hecho nada especial. Porque sólo se ha cumplido con el propio deber. Tanto en el servicio a Dios como en el servicio al hermano, en que aquél se manifiesta y culmina.
Se trata pues de servir por amor y con gratuidad. Un proceder que chirría en los oídos humanos. En todo cuanto hacemos buscamos rentabilidad. Para desmontar el equivoco de quienes se creen con derechos por hacer el bien, lo que se debe hacer, Jesús recurre a las relaciones que mantiene un esclavo con su amo. Y enseñarnos a sus discípulos que la verdadera humildad descansa en el reconocimiento de nuestra total dependencia de Dios. Dios es el Señor y que el hombre no puede pleitear con Dios ni pretender pasarle la factura de sus buenas obras. Dios nos salva porque quiere, gratuitamente.
N.B. Puede realizar cualquier sugerencia o comentario en el e-mail: mleonpadilla@gmail.com

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