Miguel P. León Padilla
Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
Sábado, 16. Noviembre 2024 - 08:42 Hora
XXXIII Domingo TO (ciclo B)
1L.-La visión apocalíptica sitúa el triunfo de los justos trás un juicio, al terminar la historia. Intenta consolar con esa perspectiva al pueblo de Dios en su mísera pequeñez, en su humillación y opresión. Al mundo de injusticia le sucederá un orden nuevo, en que los humildes tendran vida en plenitud. De este modo la esperanza perfora los densos muros de la angustiosa realidad del presente.
2L.- La religión antigua, creía un deber diario el arrancar a Dios su indulgencia. Pero el perdón ha sido obtenido una vez por todas y para todos los pecados.
La obra de Jesús es definitiva y perpetua, su Muerte y Resurrección han cambiado radicalmente el destino humano.
Cristo ya no está de pie ante Dios intercediendo por nosotros. Está sentado para siempre, seguro de su triunfo sobre todo mal. El cristiano no cree en el pecado, sino en la victoria de Cristo sobre el pecado.
Evangelio.- Cristo recurre al simbolismo del apocalipsis para describir el final de la historia humana.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Para el cristiano todo lo que hay de catastrófico en el mundo encuentra sentido positivo y esperanzador: el alumbramiento de un mundo nuevo y de una nueva creación. Espera el final del orden presente, pero sabe que le sucederá un orden nuevo.
La apocalíptica es un género literario que se sirve de un lenguaje especial, para describir la realidad. No es una guía que describe el desarrollo de unos hechos. Su intención es simbólica, plástica. Por lo que el final, es expresado con imágenes tremendistas: cataclismos cósmicos, guerras, fuego, derrumbamientos, personajes celestes, señales luminosas... Es la imaginería que se recoge en el Evangelio de hoy. Pero su valor no es literal, sino simbólico. La desaparición del "mundo viejo" coincidira con la irrupción de una creación nueva. En el mismo momento en que todo sea oscuro (confesión, caos), aparecerá el Hijo de Dios, el salvador.
Sin la cruz de Cristo es imposible soportar las tribulaciones de la vida ni vislumbrar dentro de las tinieblas la salvación del pueblo. Pero la cruz cristiana no se reduce a un fracaso: es victoria sobre la tumba, la muerte, el pecado. En ese final confiamos.
Si de un lado, se hace pretende advertir la proximidad del final del tiempo; por otro lado se acentúa que el momento sólo Dios lo sabe. Así el evangelio quiere expresar la tensión del vivir en la fe y hacernos tomar conciencia de la necesidad de engendrar una esperanza activa.
Sábado, 9. Noviembre 2024 - 20:56 Hora
XXXII Domingo TO (ciclo B)
1L.- Elías huye y se esconde en el desierto y llega a la región de Sarepta. Encuentra una viuda que recogía leña y le pide que le traiga un jarro de agua y un trozo de pan. Pero eso era todo lo que tenía la viuda para ella y su hijo. Elías hace una promesa en nombre de Dios, a cambio de lo que le pide y de todo lo que tiene la viuda.Dios premia la hospitalidad de la pobre viuda y manifiesta que es el único Dios que puede salvar.
2L.- Cristo murió una sola vez, cumplió de una vez por todas, haciendo de su vida un único sacrificio válido para siempre. Y así alcanzó el perdón para todos los hombres que creen en él. Jesús volverá para salvar definitivamente a cuantos han creído en el perdón que ya nos ha sido concedido.
Evangelio.- Jesús elogia la generosidad de la viuda pobre
PARA LLEVAR A LA VIDA
Jesús observa en silencio el comportamiento de la gente, y como algunos ricos echan grandes cantidades haciendo ostentación, pero él se conmueve al ver pasar a una pobre viuda que sólo echa dos reales (la moneda más pequeña).
Ha echado todo lo que tenía para vivir. Jesús no alaba a la viuda porque dé, también los ricos dan e incluso más que ella. La alaba porque da todo lo que tiene, y critica a los ricos porque dan sólo lo que les sobra. El que da todo lo que tiene da mucho más de lo que tiene, pues da lo que necesita para vivir y, por tanto, da su propia vida. Así es la ofrenda de los pobres.
Los que dan aquello que les sobra sólo dan dinero. Pero, si uno da lo que le hace falta, da la vida.
La ofrenda de la viuda pobre es un sacrificio agradable, porque ya no da cosas, sino su propia vida. Y esto es amor a Dios. Es el verdadero culto, el culto del corazón. Jesús alaba la generosidad de esta viuda, tras haber criticado la avaricia de los escribas, que hacen largas oraciones y que impresionan al pueblo sencillo haciendo ostentación de su falsa piedad. Pero el ejemplo supremo, la plena realización del amor a Dios y a los hombres, es Cristo mismo. En el aprendemos que el sacrificio agradable a Dios no consiste en dar lo que tenemos, sino en dar nuestras propias vidas. Poner a disposición de los demás todo lo que uno tiene para vivir, equivale a entregarse. No es suficiente dar lo que nos sobra. Cristo se ha ofrecido totalmente, una sola vez, para el perdón de los hombres. Esto es lo que celebramos en la eucaristía, la entrega de la vida.