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Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Sábado, 22. Marzo 2025 - 10:46 Hora
III Domingo de Cuaresma (ciclo C)

1L.- El texto presenta la vocación y la misión de Moisés. Dios se autopresenta como el que es. El que posee el ser en el sentido existencial y de presencia, el estar efectivamente "con y para". Y lo hace como el Dios de los padres, que escucha el clamor de sus descendientes. Con ello la liberación anunciada es muestra de la fidelidad de Dios a la promesa dada.
2L.-San Pablo aborda la cuestión de la licitud o no de comer carne sacrificada a los ídolos. Amonesta a los Corintios para que no se dejen llevar por las costumbres paganas del ambiente en que viven, y les recuerda lo que sucedió a los israelitas que prevaricaron en el desierto y adoraron al becerro de oro.
Evangelio.- La parábola del viñador intercesor y la paciencia de Dios que dilata sus cuidados con esperanza de frutos
PARA LLEVAR A LA VIDA
Jesús interpreta unos infortunios recientes de muertes violentas, sosteniendo que no son castigos, que Dios. Jesús no responde directamente a la pregunta sobre el origen de los males, ve en los tremendos crímenes de la historia y en las catástrofes naturales síntomas de un mal más profundo, que atañe a todos los hombres; ese mal es el pecado del mundo; e invita a todos sus oyentes a la conversión. Ante los males rechaza las dos opiniones extremas y equivocadas: la opinión simplista de los quienes ven en los males el castigo de Dios, y la de los que creen que el mundo es un absurdo y cuanto ocurre es ajeno a nuestra responsabilidad. La fe cristiana conduce a sentirnos solidarios con los que sufren y a entender el sufrimiento como llamada a la conversión, «si no os convertís, todos pereceréis».Dios no quiere la muerte, cuanto sucede según las leye
s naturales, sucede para malos y buenos. La diferencia entre los buenos y los malos no radica en que se sufra más o menos, sino en la manera de sufrirlo.
La no conversión conduce a la muerte inevitablemente, igual que nos lleva a la muerte el no comer o el no respirar. Jesús no amenaza; avisa para que eludamos la muerte; convirtiéndonos. Dios no castiga, sino que espera, como el agricultor el fruto. Espera un año y lo que haga falta, hasta que la higuera dé su fruto. Confía en el hombre y le ofrece otra oportunidad. No destruye nada. Pero el hombre puede destruirse a sí mismo cuando no secunda su vocación, cuando quiere vivir para sí. Entonces él mismo se pierde.

Domingo, 16. Marzo 2025 - 10:58 Hora
II Domingo de Cuaresma (ciclo C)

1L - Abraham pregunta ¿cómo sabré?» sobrecoge en cualquier momento al creyente. Si Dios guarda silencio, nadie hay que responda. Dios responde al que escucha y está abierto a los signos. Abrahán recibe señales y en ellas seguridad. Se las muestra en un rito, en el que Dios «se compromete» con el que cree y espera.
2L -Los cristianos judaizantes reducían la religión a puras prácticas y ceremonias, y olvidaban lo central de la fe: la espera y la esperanza de un mañana mejor para la humanidad que hoy sufre.
Evangelio.- en la transfiguración de Cristo la voz de Dios que avala a Jesús, aunque ciertamente procede de lo alto, no se manifiesta en formas sobrecogedoras.
PARA LLEVAR A LA VIDA
La transfiguración, que se sitúa como un alto en el camino que sube a Jerusalén, fue una anticipación momentánea de la última meta y un aliento para seguir caminando hacia la cruz. Los tres discípulos que serían testigos del abatimiento de Jesús en Getsamaní, fueron elegidos antes para ver su gloria en el Tabor.

La blancura de los vestidos de Jesús y el nuevo aspecto de su rostro son la manifestación de la dignidad y la gloria como Hijo de Dios. Moisés y Elías, representando a la Ley y los Profetas -todo el Antiguo Testamento-, conversan con Jesús de lo que aún ha de cumplirse en Jerusalén. Pese a que sólo hace seis días que Jesús les había anunciado su pasión y muerte en Jerusalén y había reprendido precisamente a Pedro porque intentó torcer su camino, éste sigue sin entender nada.
La "nube" aparece como respuesta a la proposición de Pedro. De la nube sale la voz de Dios confirmando a Jesús como enviado de Dios, como Hijo que ha venido a cumplir su voluntad.
Jesús les manda que callen lo que han visto hasta que todo se cumpla y el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos.
En la eucaristía entramos en comunicación con el cuerpo transfigurado de Cristo. La resurrección le ha dado poder tener un cuerpo glorioso, entrar en una condición nueva. Por la participación en el cuerpo del Señor tenemos la esperanza de que él irá «transformando nuestra condición humilde, según el modelo de su condición gloriosa».

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