Miguel P. León Padilla

Participa en MUSICALITURGICA.COM en el Servicio Litúrgico, aportando cada semana una homilía para el Domingo correspondiente.
Sacerdote de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
Viernes, 11. Abril 2025 - 00:17 Hora
Domingo de ramos (ciclo C)
1L -La figura del siervo que se autopresenta representa el dolor de toda creatura, pero también la confianza que ilumina el sufrimiento. Quiere ser palabra de aliento para todos los abatidos. El no está en posesión del sentido que anuncia; pero está a la escucha.
2L.- S. Pablo nos recuerda que Jesús aceptó esta notable humillación recordada por el himno, más que haciéndose hombre, "encarnándose", viviendo día tras día la existencia humana, y aceptando sus limitaciones concretas, especialmente la de la muerte.
Evangelio.- El relato de la Pasión según San Lucas situa el desarrollo de los acontecimientos bajo el signo de la misericordia y del amor.
PARA LLEVAR A LA VIDA
Jesús destaca en la Pasión especialmente por su mansedumbre, su ternura, su humanidad, su bondad, su misericordia. En él todo es perdón y promesa de salvación. Se preocupa más por los demás que por sí mismo; por eso, aun en los peores momentos, no deja de escuchar, de curar y perdonar. Sus palabras desde la cruz son todo un retrato de su corazón.
La Pasión es la aceptación del sufrimiento y de la muerte, sin intentar comprometer a Dios para que realizase una «intervencion milagrosa», que tendría mas de «show» espectacular que de testimonio solidario con la humanidad sufriente.
Dar la vida por los demás no es fácil. Cristo lucha entre el impulso de conservar su vida y el plan de Dios, que le incita a entregarse y vivir para el servicio de los demás. Esta tensión fue tan fuerte que le provocó sudores de sangre. Jesús, sin embargo, acepta de tal manera vivir en su vida el amor, que fue capaz de excusar hasta a los mismos hombres que le están crucificando
Domingo, 30. Marzo 2025 - 04:55 Hora
IV Domingo de cuaresma (ciclo C)
1L -La pascua de la salida de Egipto y la de entrada en la tierra encuadran el tiempo de la divina gesta salvadora. En el camino Dios envía un sustento maravilloso, el maná; y otro sustento para el pueblo ya en libertad en la tierra prometida. El creyente se sabe, a la vez, peregrino y en destino. Está en busca de mejor manjar y ya gustándolo.
2L - El apóstol nos recuerda que la fe en Cristo comporta una actitud de apertura a lo nuevo. Dios se va revelando a través de la Historia en los acontecimientos nuevos de cada día.
Evangelio.- La parábola del padre misericordioso revela como en la muerte de Cristo, «Dios estaba reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuenta de sus pecados». Ante los pecadores convertidos, el mismo Padre prepara una mesa en la que celebra la fiesta de la reconciliación de sus hijos.
PARA LLEVAR A LA VIDA
"¡Alegraos, porque he hallado lo que había perdido!". Dios, como el pastor o la mujer que barre su casa, no deja de buscar lo que es suyo (salía todos los días a otear el horizonte). Y cuando lo encuentra, desborda de alegría e invita a todos a que se alegren con él. Jesús describe cómo es el amor del Padre con todos y cómo busca a los hombres hasta encontrarlos. Si tuviesen buen corazón deberían dejar de murmurar y reconocer que todos estamos necesitados de perdón.
Pero no. El padre se encuentra con que el hijo "fiel" no le entiende y se muestra incapaz de comprender por qué se alegra por el regreso de su hermano perdido. El había permanecido fiel, a la espera de recibir su recompensa y le duele el despilfarro con lo que ya considera solo suyo. El padre le ruega inútilmente que se reconozca como hijo, lo abraza, y le recuerda que "todo lo mío es tuyo", confiando en que se reconozca hermano del que ha vuelto desandando los pasos de su miseria.
Sobrecoge en la parábola la dureza del corazón del hijo mayor que se distancia de su padre porque no acepta a "ese tu hijo". Frente al insondable amor del padre para con ambos hijos, se desata la indolencia del que se cree mejor, más bueno y fiel, con más derecho, dueño "en exclusiva" de todo.
Da mucho qué pensar esa actitud al observarla reproducida detrás de muchas actitudes de división en el presbiterio diocesano, entre grupos intraeclesiales, parroquiales o cofrades... Hoy, como ayer, andamos muy necesitados de revisión de vida y conversión personal y comunitaria.